¡Pásele marchante, pásele “Güerita”! ¿Qué le damos?… Aparte de lástima
Mercados, Supermercados, Tianguis, misceláneas y tiendas de conveniencia…
El Siglo XX (veinte) ha sido testigo del vertiginoso crecimiento de la Capital de la República, la necesidad de dotar de servicios básicos incluyó la creación de espacios de intercambio comercial que sustituyeran a los “antihigiénicos” lugares en los que se comerciaba el abasto popular.
Fueron más de 150 Mercados públicos construidos durante la administración del Regente Ernesto P. (Peralta) Uruchurtu, entre los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, fueron en aquél tiempo símbolo de la modernización que requería la Ciudad.
Pero como dice la canción: el tiempo pasó…
La iniciativa privada, introdujo el modelo norteamericano del Supermercado, así fue como el grupo de Sam Walton, (Aurrerá), entre otros, colonizó gran parte del territorio nacional lo que provocó una disminución alarmante en las ventas de muchos mercados públicos.
En los años ochenta, se creó la figura del mercado sobre ruedas, con carpas de color rosa “mexicano” que ofrecían frutas y verduras (principalmente) a precios que las personas de bajos ingresos podían alcanzar. Y eran una reminiscencia (hoy dirían remix) del “chilanguísimo” tianguis de Tlatelolco pero en versión itinerante.
En cada colonia , barrio y pueblo originario, donde ya no alcanzaron a llegar los mercados públicos, han existido las pequeñas tienditas de la esquina también conocidas como “miceláneas”, atienden a un mercado muy reducido que les compra el cuartito de jamón , las salchichas, el jabón para los trastes, etcétera.
En la actualidad, estos negocios luchan una guerra de guerrillas en contra de las llamadas tiendas de conveniencia ¿para quién?
Los “oxo´s”, los “seveneleven”, etc. Son franquicias que venden exactamente lo mismo: alimentos ultra procesados con altos niveles de carbohidratos y azúcares, bebidas alcohólicas y ofrecen servicios como el pago vía internet y hasta disposición de efectivo a través de terminales bancarias.
Lamentablemente, el concepto de Mercado Público se ha diluido, el ejemplo es que muchos de ellos se han convertido en grandes comedores, o hasta museos y esto debido a que el Gobierno de la Ciudad no tiene o no quiere saber de conceptos financieros básicos: el primero, es que los mercados y todas sus instalaciones están totalmente vetustas hace años y necesitarían renovarse ya que su vida útil ha terminado, más de cincuenta años, y el segundo es la obsolescencia; no se han renovado en sus servicios ni las formas (le dicen marketing) que exige la competencia para no perder su clientela.
Y cito por enésima vez la sabiduría de la abuela “Cuca”, quien al tortear sus gorditas me confiaba: “…el chiste en este negocio es conocer y entender al cliente tan bien que las gorditas se vendan solas”.
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