viernes, noviembre 22, 2024

Los extranjeros inhumados en el Kremlin

Rajak B. Kadjieff / Moscú, Rusia

*Probablemente no se piense en él como un cementerio.
*Sin embargo, una parte considerable de ese lugar lo es.
*Tras el muro de la Plaza Roja hay doscientos personajes enterrados.
*Entre ellos está John Reed, cronista de dos revoluciones.
*La mayoría son dirigentes políticos comunistas occidentales.
*¿Quiénes son y por qué están colocados en ese sitio?

La Plaza Roja de Moscú es, pocos los dudan, el corazón de Rusia y alberga dos de los lugares históricos más importantes de la ex nación soviética, de los que probablemente hayan sido vistos al menos una foto: la Catedral de San Basilio y el Mausoleo de Vladímir Ilich Uliánov, Lenin.
Diseñado y construido en 1924, poco después de la muerte de Lenin, el Mausoleo del prócer es sólo una parte, aunque si la principal, de una gran necrópolis cercana al muro del Kremlin dedicada a personalidades, dirigentes y dignatarios comunistas, fundada luego de la consolidación de la Revolución bolchevique de 1917.
Importantes figuras del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y destacados revolucionarios internacionalistas fueron enterrados ahí hasta 1985, con ambos lados del mausoleo dedicados a las tumbas marcadas con bustos reconocibles.
También hay fosas comunes sin nombre con los restos de soldados desconocidos que murieron por la causa revolucionaria, con especial atención al primer enterramiento de cenizas incineradas en el muro del Kremlin en la década de 1920.
Desde finales de ésta, cuando se construyó un crematorio en Moscú, se colocaron urnas con las cenizas de importantes figuras soviéticas, entre ellas el escritor Maxim Gorki; el mariscal del Ejército Rojo, Gueorgui Zhúkov; el cosmonauta Yuri Gagarin y el pionero ingeniero de cohetes espaciales, Serguéi Koroliov.
Las cenizas están colocadas en el columbario de la muralla del Kremlin, a las que se suman bustos y placas conmemorativas en honor a los primeros extranjeros ubicados en la necrópolis del muro del Kremlin poco después de la Revolución.
Por ejemplo, cinco comunistas extranjeros que murieron cerca de Moscú en 1921 fueron llevados junto al muro del Kremlin: Oskar Helbrich y Otto Strupat de Alemania, Iván Konstantinov de Bulgaria, John Freeman de Australia y John William Hewlett de la Gran Bretaña.
Cada uno de ellos había ido con emoción a atestiguar el nacimiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y para asistir al I Congreso de la Internacional de Sindicatos Comunistas, a quienes se consideró activistas que lucharon por los derechos de los proletarios del mundo.
De camino a Moscú desde Tula, a donde tenían una reunión con mineros, esos convidados participaron en la prueba de un vagón experimental de alta velocidad conocido como Aerovagón, que se estrelló, descarriló y mató a siete de ellos, que iban a bordo.
Hay muchos otros extranjeros entre los dos centenares de personas enterradas cerca del Muro del Kremlin: la mayoría eran líderes de movimientos obreros en sus países de origen, de los cuales se menciona a diez celebridades, sin distingo de su fama y alcances de su labor política:
Antal Horák (?-1918), Hungría.- Tras la Primera Guerra Mundial, decenas de miles de prisioneros húngaros -campesinos, obreros y otros miembros de las clases trabajadoras-, fueron enviados a las cárceles de la Rusia zarista, sujetos a una sistema implacable de hambre y trabajos forzados
Al caer la monarquía, decidieron unirse a los bolcheviques y ayudar en la lucha por el poder, como Antal Horák que, sin dudarlo, se alistó en el Ejército Rojo y murió en la Guerra Civil, víctima de la represión bolchevique del levantamiento de los socialistas-revolucionarios de Kronstadt, para, años después, ser enterrado en una fosa común cerca de la Muralla del Kremlin.
Augusta Aasen (1878-1920), Noruega.- Esta comunista de Oslo fue una de las organizadoras de un movimiento de solidaridad con la Rusia soviética, que en 1920 fue invitada a Moscú para participar en el II Congreso deL Comintern y en la I Conferencia Internacional de Mujeres Comunistas; pero murió en un accidente durante un espectáculo aéreo en Moscú, al ser alcanzada por el ala de un avión que se estrelló.
3. John Reed (1887-1920), Estados Unidos.- Este periodista era quizás el extranjero más querido de los bolcheviques vencedores de la Revolución de Octubre de 1917, dado que vivió momentos históricos y conoció personalmente a Vladímir Ilich Ulianov, Lenin. y a Lev Davídovich Trotski, quienes le otorgaron su confianza por la veracidad y realismo de sus reportajes, crónicas y entrevistas.
Juanito -como le decía el general Francisco Villa, cuya cercanía le sirvió para escribir las acciones más relevantes del movimiento revolucionario mexicano-, en Rusia fue testigo de lo ocurrido en las primeras jornadas de la Revolución de 1917, relatadas en Diez días que conmovieron al mundo, libro clásico e irrepetible.
Después, sin que faltaran los reclamos del gobierno de Woodrow Wilson, se convirtió en uno de los fundadores del Partido Comunista de Estados Unidos, para regresar de nuevo a la Rusia soviética, trabajar en el Comintern, viajar y recopilar testimonios para un nuevo libro.
John Reed murió de tifus en Moscú en 1920 y fue enterrado con honores y gratitud junto al muro del Kremlin, en reconocimiento por su formidable labor como cronista de un movimiento que alteró la historia mundial contemporánea.
4. Charles Emil Ruthenberg (1882-1927), Estados Unidos.- Carpintero e hijo de un estibador, llegó a ser secretario general del recién creado Partido Comunista de Estados Unidos, admirador de la revolución socialista que había tenido lugar al otro lado del océano y organizador de una manifestación obrera bajo el lema “¡Manos fuera de la Rusia soviética!”.
Charles E. Ruthenberg murió en su país; pero a petición de los dirigentes y militantes bolcheviques, sus cenizas fueron llevadas a Rusia y puestas junto al muro del Kremlin.
5. Arthur MacManus (1889-1927), Gran Bretaña.- Obrero metalúrgico escocés, participó en huelgas obreras a principios de la década de 1910 y fue miembro del Partido Socialista Laborista y uno de los líderes de una organización de reciente creación: el Consejo de Delegados Sindicales.
Inspirado por la Revolución de 1917, empezó a hacer campaña por la creación del Partido Comunista de la Gran Bretaña, que uniera a todas las fuerzas políticas de la izquierda inglesa.
Cuando logró su objetivo, McManus visitó la Unión Soviética en diciembre de 1922 para asistir a la fundación del país de los soviets y a los Congresos del Comintern; pero a su regreso a Inglaterra entró en conflicto con las autoridades británicas y pasó varios meses en prisión por incitación al amotinamiento.
Fue liberado; pero a principios de 1927 murió de gripe y sus cenizas enviadas a Moscú para ser enterradas junto al muro del Kremlin.
6. William Dudley Haywood (1869-1928), Estados Unidos.- Minero desde la niñez, perteneció a una Federación Regional de Obreros de Pittsburgh y miembro activo de partidos de izquierda y organizaciones obreras, participante en la organización de huelgas.
Al igual que muchos otros comunistas, estaba en contra de la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial; pero Haywood y sus compañeros activistas fueron detenidos, acusados de espionaje e incitación a la deserción militar, condenado a veinte años de prisión, liberado por falta de pruebas.
Después viajó a la Unión Soviética; pero durante su estancia en prisión, había desarrollado una gran admiración por la Revolución bolchevique de 1917, trabajando para organizaciones obreras y escribiendo una autobiografía y un valioso libro sobre la historia del movimiento obrero estadounidense, ambos publicados en ruso antes de su fallecimientourió en Moscú en 1928.
7. Jenő Landler (1875-1928), Hungría.- De joven, este destacado comunista húngaro organizó varias huelgas obreras. más tarde se convirtió en uno de los líderes de la efímera República Soviética Húngara y estuvo al mando del Ejército rojo de Hungría.
Tras la derrota de la república, emigró y colaboró con la Comintern para morir en 1928 en Cannes a causa de una enfermedad y, llevado sus restos a Moscú, sus cenizas están en el muro del Kremlin.
Otro ciudadano húngaro y miembro del Partido Comunista Húngaro, Jenő Hamburger, también fue enterrado en el Muro del Kremlin en 1936; sin embargo, tras la Segunda Guerra Mundial, sus cenizas fueron devueltas a Hungría.
8. Clara Zetkin (1857-1933), Alemania.- El nombre de esta comunista alemana y defensora de los derechos de la mujer era conocido por todos los ciudadanos soviéticos desde la infancia: muchas calles de las ciudades rusas siguen llevando su nombre, y una de las fiestas nacionales favoritas de Rusia es el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, que ella ayudó a establecer.
Clara fue expulsada de Alemania cuando Adolfo Hitler subió al poder en 1933 y morir cerca de Moscú a fines de ese año.
9. Sen Katayama (1859-1933), Japón.- Este activista japonés se hizo comunista mientras estudiaba en Estados Unidos y, cuando regresó a su patria, empezó a crear sindicatos y movimientos obreros, así como un partido de izquierda.
En 1904, cuando Rusia entró en guerra contra el imperio de Japón, estrechó la mano del socialista ruso Gueorgui Plejánov: ambos fueron elegidos presidentes del Congreso de la Internacional Obrera.
Durante las represalias por organizar células clandestinas y promover protestas y disturbios en sectores obreros, abandonó Japón y en 1918 se trasladó a la Rusia -que aún no se declaraba Unión Soviética-, donde trabajó en el Comintern, para morir en Moscú en 1933.
10. Fritz Heckert (1884-1936), Alemania.- Figura destacada del movimiento obrero, fue miembro de la dirección del Partido Comunista Alemán, amigo de Vladímir Ilich Ulianov, Lenin, y admirador del triunfo y éxito de la revolución en Rusia.
Heckert, al igual que Clara Zetkin, se vio obligado a abandonar Alemania tras la llegada de los nazis al poder, exiliarse, vivir en Moscú y escribir para diferentes periódicos y revistas para morir en la capital soviética en 1933.

 

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