sábado, julio 6, 2024

Los estragos del negocio soyero en Hopelchén

Adrián García Aguirre / Bacalar, Q. Roo

*Prácticas campesinas como prioridad alimentaria
*Dos décadas consecutivas de proteger el territorio.
*La resistencia milpera en el poniente de Bacalar.
*Las irregularidades e infracciones del Tren Maya.
*Miel orgánica, producto valioso en el ejido Flor Blanca.

En un comunicado emitido el 2 de agosto de 2023, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) que dirige el abogado Gustavo Lomelí y la organización CartoCrítica, informaron que 1,309 hectáreas del tramo 6 del Tren Maya, cercanas a Bacalar, no disponen de autorización alguna en términos de cambio de uso de suelo en terrenos forestales.
Indicaron, además, que sólo el 13 % del trazado de ese transporte cuenta con esa autorización, poniéndose de manifiesta que los tres niveles de gobierno ignoran y caen en omisiones notables, sin controles ni regulación alguna.
Hay que decir que la milpa, la apicultura y, más recientemente, el manejo forestal comunitario son los tres elementos que sostienen la vida campesina y comunitaria en Bacalar, y son las principales muestras de resistencia al perfil de producción intensiva y de turistificación que se pretende solidificar en ese municipio quintanarroense.
“Estas prácticas campesinas priorizan la seguridad alimentaria y ponen el foco en el resguardo del monte y sus saberes. La tierra es casa, hogar, espacio, milpa donde nacen y crecen las semillas que le dan vida a nuestros pueblos”, explica un defensor del territorio maya e integrante del colectivo de semillas Much’ Kanan I’naj.
Es uno de los miembros de la comunidad de apicultores de miel orgánica de la Sociedad Kabi Habin en el ejido Blanca Flor de Bacalar, organización dedicada al resguardo de ese valioso producto, la reproducción y el compartir de semillas nativas, uno de los pilares de la resistencia milpera en el poniente de Bacalar.
Much’ Kanan I’naj acumula más de dos décadas seguidas de protección del territorio, y en su andar, el colectivo logró la cancelación jurídica del permiso para el cultivo de soya transgénica en la zona.
Sus acciones se entretejen con otras organizaciones mayas de la Península de Yucatán, principalmente de Hopelchén, que también han sufrido en primera línea los estragos del agronegocio soyero que lideran las colonias menonitas con respaldo de todos los gobiernos.
“Sostenemos espacios anuales de intercambios de semillas como un acto político para la defensa del territorio”, comenta uno de los coordinadores del colectivo, quien además señala que que a través de la práctica de los Cuatro Ch’iles se asegura la preservación y reproducción de hasta ocho variedades de semillas de maíz.
En congruencia con tal práctica, recientemente la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura, reconoció a la milpa maya como un sistema importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) por el manejo productivo de la tierra que efectúan los campesinos, y el cuidado que éstos establecen de los ecosistemas.
La apicultura es otro pilar que sostiene la preservación de la biodiversidad de los bosques tropicales de Bacalar. La pandemia del COVID-19, en combinación con el impacto negativo de las tormentas Amanda y Cristobal ocurridas en 2020, paralizaron la economía.
Fue en ese contexto adverso que la Sociedad de Producción Rural Kabi Habin, organización ubicada en Blanca Flor, ganó protagonismo logrando mantener a flote a más de 165 familias distribuidas en al menos 26 ejidos.
Con el foco puesto en llegar de forma directa a los mercados de miel orgánica, la entidad combina los aspectos más relevantes de la vida comunitaria en Bacalar. Esto es, desarrollo económico local, soberanía alimentaria, resguardo de saberes ancestrales y conservación del monte que es una de sus razones de vida.

 

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