Por EDGAR GONZALEZ MARTINEZ
Mientras México enfrenta la volatidad financiera de los países industrializados y la caída económica del mundo, aquí los banqueros se han colocando en una posición muy cómoda, ganando enormes cantidades de dinero al prestar un dinero caro, y los empresarios o cualquiera que pida un préstamo, apenas vivirá para pagarle al banco.
En efecto, como lo señalan analistas de Consultores Internacionales, en los primeros seis meses del año, las instituciones financieras han generado 138 mil 615 millones de pesos de ganancias netas, lo cual significa un crecimiento del 25.4% respecto del mismo periodo del 2022. Los bancos que han obtenido las mayores ganancias son BBVA con 45 mil 794 millones de pesos (mdp) lo que representa una participación del 33.04% del total de las ganancias bancarias; en segundo lugar se encuentra Banorte, con 20 mil 673 mdp (14.91%); y Santander con ganancias de 15 mil 600 mdp (11.25%).
Es de notar la importancia de los incrementos en la tasa de referencia por parte del Banco de México (Banxico), la cual en su última junta de Consejo la mantienen por tercera vez en un nivel de 11.25% anual, lo que genera tasas de interés activas muy superiores a este dato; mientras que las tasas por depósitos a la vista o instrumentos de inversión son mucho menores. Ello permite a los bancos mantener una amplia diferencia entre las tasas activas y pasivas (spread) maximizando utilidades.
Una de las intenciones detrás de mantener tasas de interés altas es el desincentivar el uso de crédito a partir del aumento del costo financiero, lo que supondría desacelerar la economía y con ello controlar la inflación; no obstante, esto no ha sucedido. De acuerdo con los datos de la Encuesta sobre Condiciones Generales y/o Estándares en el Mercado de Crédito Bancario (EnBan) correspondiente del trimestre de abril a junio del año 2023, los bancos señalaron un aumento de la demanda de créditos particularmente en los segmentos de empresas grandes no financieras, PyMEs no financieras, tarjetas de crédito y crédito automotriz.
En fin, al sumar el efecto de altas tasas de interés con elevados spreads del sector financiero, se generan riesgos latentes de impago, pero lo más relevante es que pauperizan las condiciones económicas de las familias y las empresas se deterioran.
Nuevamente llega a los consumidores el llamado “Buen Fin”.
Se trata de una estrategia de la Secretaría de Economía para promover el consume interno, que no ha logrado sino aumentar las cuentas bancarias de los comerciantes. Aunque la dependencia se ha comprometido a promover que las ofertas y los descuentos que se ofrezcan sean con piso parejo; “vigilaremos de cerca, -dice la dependencia- que no existan prácticas desleales, simulaciones o cualquier otra práctica que desaliente la competencia”. Y no lo dudamos, es más confiamos en que los comerciantes en verdad ofrezcan ofertas (ciertamente insigniificantes). No, el problema es que quienes “aprovechan” esas ofertas son unos cuantos, de la clase media para arriba; la gran mayoría de la población, destina sus escasos recursos económicos para sobrevivir.
Y de paso, habrá que decir que esos programas sociales donde las personas mayores reciben apoyo económicos, son los que verdaderamente están moviendo la economía, fortaleciendo el consume interno.
Muchos y variados obstáculos para la expansion de la Banda Ancha Fija.
En efecto, son varios los obstáculos que enfrentan los países iberoamericanos para promuever, entre sus habitantes, el uso de la Banda Ancha Fija (BAF). De acuerdo con un análisis de la Organización de Telecomunicaciones de Iberoamérica (OTI), con cifras recopiladas y analizadas por The Competitive Intelligence Unit (The CIU), los factores que limitan la expansión de la conectividad fija en algunos países, especialmente aquellos de Centroamérica, son la inestabilidad jurídica, económica, la falta de competencia, la pobreza, la desigualdad, entre otras condiciones adversas para la provisión de este servicio.
Los países con mayor nivel de acceso a BAF en la región son Uruguay (93.8%), España (88.5%), Panamá (85.9%), Brasil (83.1%), Portugal (76.4%), México (71.5%), Chile (68.9%), Puerto Rico (64.8%), Costa Rica (64%), Ecuador (62.9%) y Argentina (62.2%), al superar el promedio regional. En contraste, Paraguay (44.7%), El Salvador (34.2%), Perú (33.9%), República Dominicana (32%), Bolivia (31.4%), Nicaragua (28.5%), Guatemala (21.5%) y Honduras (17.5%), registran los niveles más bajos de acceso a la conectividad. Estos enfrentan barreras estructurales, como una geografía compleja y un bajo nivel de ingresos de la población, que dificultan la adopción del servicio en estos países e inciden negativamente en las condiciones de oferta que se brindan al consumidor final.
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