Por EDGAR GONZALEZ MARTINEZ
Como estamos observando el panorama, Trump ha cumplido todas sus amenazas y no descartamos que trate de utilizar a México como ariete de su política internacional. Y una ve que Rusia ya no es el enemigo del vecino del norte, ahí está China, la amenaza para que EU consiga recomponer su hegemonía en el mundo.
Por lo pronto, el panorama financiero global sigue marcado por la incertidumbre y la volatilidad, impulsadas por tensiones comerciales entre EU y China; la persistente inflación en Europa y los desafíos económicos de Asia preocupan a la Casa Blanca. Mientras las PYMEs estadounidenses sufren la presión de aranceles del 25%, gigantes como Apple planean inversiones de más de 500 mil millones de dólares para fortalecer la manufactura local. En paralelo, la Reserva Federal proyecta un crecimiento del PIB del 2.95%; aunque la inflación se mantiene elevada (3.5%) y el mercado inmobiliario muestra señales de enfriamiento.
Europa enfrenta debilidad económica con una inflación del 2.7% y Alemania lidia con inestabilidad política tras elecciones polarizadas. En Asia, China busca estabilizar su economía con un crecimiento proyectado del 5%, mientras que las tensiones comerciales con EU escalan con nuevas restricciones a la inversión extranjera. Los inversionistas estarán atentos a los resultados corporativos clave y a los discursos de los bancos centrales, mientras la guerra en Ucrania y las negociaciones bilaterales siguen siendo factores determinantes para el futuro de los mercados.
Mientras, en <México, Banco de México sigue reduciendo -por sexta vez desde marzo de 2024- la tasa de interés de equilibrio a un día, pasando del nivel de 11.25%, el más alto en décadas, a 9.50%, dejando entrever que en marzo podría repetir la dosis. Esta serie de decisiones radican en la aparente disminución en la inflación subyacente. Sin embargo, la contracción inflacionaria no está aislada del entorno macroeconómico de bajo crecimiento que se percibe derivado de la incertidumbre, la inversión constreñida y el consumo aletargado, lo que lleva a plantear que detrás de la soltura monetaria del Banco Central subyace la intención de apoyar la reactivación económica contrariando, en principio, su mandato legal.
Como nos lo hace recordar Consultores Internacionales, “los bancos centrales influyen en el entramado macroeconómico al ser los responsables de gestionar la política monetaria. En este contexto, se mantiene el constante debate —del que nuestra autoridad monetaria no puede escapar— sobre si estas instituciones debiesen tener un mandato dual que incluya tanto el mantenimiento del poder adquisitivo de la moneda (control de la inflación) como la contribución al crecimiento económico. Tradicionalmente, la independencia de los bancos centrales se ha basado en la idea de que su enfoque principal debe ser el control de la inflación, lejos de las presiones políticas a corto plazo. En nuestro país la Ley de Banco de México (Art. 2) lo mandata así: “…tendrá como objetivo prioritario procurar la estabilidad del poder adquisitivo de dicha moneda [nacional]…”.
En este contexto, la continua reducción en la tasa de interés objetivo, si bien se sostiene del argumento de la reducción paulatina de la inflación general la cual, en efecto, ha pasado de su valor récord de 8.70% en agosto de 2022, a un registro de 3.69% en enero de 2025, ubicándose por primera vez dentro del intervalo de variación del objetivo del 3±1% (situación que no se registraba desde hace diez años y durante lo más álgido de la pandemia), no se puede dejar de lado que la actividad económica no ha experimentado sus mejores momentos a lo largo de 2024, terminando incluso con un decremento en el último trimestre, situación que no ha escapado de la atención de los miembros de la Junta de Gobierno del Banxico.
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