sábado, diciembre 21, 2024

Localidades agotadas para la “Expedición Kamchatka”

Luis Alberto García / Petropavlóvsk-Kamchatski

* No hubo lugares ni itinerarios para los planes turísticos de 2019.
* Hay curiosidades peninsulares incontables y sorprendentes.
* La traducción de su nombre significa “territorio extenso y explosivo”.
* Tal vez proviene de un topónimo antiguo de origen ainu.
* También puede derivar del apellido del explorador Iván Kamchaty.
* Summum de la vulcanología en el “Cinturón de Fuego” del Pacífico.

El Ministerio de Turismo de la Federación de Rusia, anunció en 2019 las fechas e itinerarios de un plan que llamó “Expedición Kamchatka”; pero se agotaron los lugares para viajar hasta esa península descubierta y explorada en el siglo XVII, y es que fue sorprendente el interés que despertó la posibilidad de conocer uno de los sitios más atractivos y enigmáticos del mundo.

Y un viaje así lo merece, sin duda, pues se trata de una de esas experiencias que ocurren una vez en la vida -una vez nada más-, de ésas que invitan a adentrarse en uno de los territorios más indómitos del planeta, de paisajes espectaculares poblados por volcanes y un increíble y enorme cúmulo de especies marinas y terrestres.

El sobrenombre de “Alaska rusa” -ya hubo en los siglos XVII y XIX la “Alaska americana”- le queda pequeño, puesto que apenas empieza a recibir visitantes extranjeros cada año y, en vez de confortables carreteras útiles para cualquier tipo de automóvil o motocicleta, exige transitar a pie por senderos pedregosos, en helicóptero o en vehículos de los tiempos de la Guerra Fría.

Para empezar a conocer mejor Kamchatka, hay que atreverse a reunir algunas curiosidades sobre su territorio, aunque, en realidad, esta remota península situada en extremo oriental de Rusia es de una singularidad tal, que no cabrían aquí todas esas peculiaridades.

En primer lugar está el origen de su nombre, pues curiosamente nadie parece ponerse de acuerdo con la etimología de Kamchatka: “¿De dónde procede este nombre?”, se pregunta la historiadora Trishka Landova, quien asegura que se trata de un topónimo de origen ainu, etnia que se expandió entre el Sur de Kamchatka, Sajalín, las islas Kuriles y el Norte de Hokkaido en Japón.

Vendría a significar algo así como «territorio extenso y explosivo», haciendo referencia a la presencia de volcanes activos en la región. El sufijo -ka (tierra o lugar), utilizado también por los koryaks, aparece en múltiples topónimos de Rusia e incluso del Norte de los Estados Unidos, como Alaska, propiedad de los rusos hasta 1867.

Trishka Landova explica, que, sin estar confirmado, puede ser la derivación del nombre de un explorador ruso, Ivan Kamchaty, precursor que caminó y colonizó el Oriente de Siberia, lo que también podría ser otra razón, aunque poco aceptada por los historiadores.

Otra hipótesis menos probable pone a los cosacos de los ríos Volga y Don en el momento de conquistar la península, cuando los nativos les dijeron que el río más grande era el Konshatka y de ahí, equivocando la pronunciación, la derivaron a Kamchatka.

Sea como sea, el origen del nombre está claro que no es ruso, sino que tiene que ver con las lenguas de las poblaciones nativas que vivieron o siguen viviendo en la península, como los koryaks del Norte o los itelmenos que también habitaron este apartado sitio del planeta.

La Academia de Ciencias de Rusia define en latín la principal característica de Kamchatka:“Es el summum de la vulcanología, por encontrarse en el peligroso “Cinturón de Fuego” del Océano Pacífico.

“Dos grandes cadenas montañosas sacan a la luz 300 volcanes -destaca un documento elaborado por los científicos moscovitas-, de los cuales 30 treinta están activos, es honroso que, en 1996, los de Kamchatka fueron declarados Patrimonio de la Humanidad, y es que ningún lugar del planeta posee semejante densidad de volcanes en esa condición”.

El sentido común diría que la península es un polvorín en el que abundan las erupciones volcánicas y, por tanto, los terremotos, razón por la cual es un lugar tan deseado por los científicos y estudiados de la vulcanología.

Uno de los volcanes en erupción desde hace años es el Shiveluch, del que se detectó a finales de enero de 2019 que su columna de humo había superado los cuatro mil metros de altura sobre el nivel del mar.

De las dimensiones de la península italiana, incluida la isla de Sicilia, Kamchatka fue vetada a los visitantes hasta 1990, en vísperas de la extinción de la Unión Soviética y la primera presidencia de Borís Yeltsin, quien heredó el poder a Vladímir Putin al finalizar el siglo pasado.

La península de Kamchatka siempre fue considerada por mandato del Kremlin un punto militar estratégico esencial, puesto que cercanía con Alaska –propiedad de Estados Unidos desde hace más de un siglo y medio- provocó que, durante la Guerra Fría, fueran construidas numerosas infraestructuras militares de carácter ultra secreto.

Enfrentado ideológica, política y estratégicamente a Estados Unidos -sus aliados por necesidad durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) para enfrentar a la Alemania nazi, a Japón y a Italia- Iósif Stalin ordenó el despliegue de arsenales en todo el territorio de la Unión Soviética, que cobraron relevancia determinante luego de la muerte del dictador, en marzo de 1953.

Se incluían bases para submarinos nucleares, de ahí que la presencia de extranjeros en Kamchatka estuviese completamente prohibida hasta la caída de la Unión Soviética en diciembre de 1991, a tal grado que hasta para los ciudadanos rusos que viven o que no eran de la región peninsular.

Se trataba de un territorio extremadamente militarizado con más de mil 200 kilómetros de longitud, cerrado a cal y canto, piedra y lodo a quienes no pertenecieran a la Unión Soviética fundada cien años atrás; sin embargo, a la fecha hay una ciudad, Vilyuchinsk, cercana a la capital, que continúa proscrita a los visitantes que pretenden navegar por la vigiladísima bahía de Avacha.

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