jueves, diciembre 12, 2024

LIBROS DE AYER Y HOY: La república es el pueblo, frente a las insurrecciones arbitrarias

De autócratas se va llenando el país, como si un carnaval de tiranos los produjera

Teresa Gil
laislaquebrillaba@yahoo.com.mx

Las órdenes trasnochadas de Lorenzo Córdova, las amenazas tan evidentes del poder Judicial y la inserción en la amenaza de Gilberto Lozano, son parte del impasse atrabiliario que se instaló en México, cuando cayeron los intereses o peligran muchos de ellos. Eso puede explicar que tales personajes y sectores hayan dejado de lado la vida cotidiana, la gratitud de vivir en medio de la pandemia, para cubrir su cerebro de un odio profundo que los invade. De autócratas se va llenando el país, como si un carnaval de tiranos los produjera. La inquina se instaló, utilizando a medios extranjeros y lanzan toda la furia con la que han vivido en los últimos tiempos, pero en México gobierna el pueblo. Muchos autoritarismos surgen en el país, sin tener bases ni respaldos que los sustente. Echan mano de todo para descarrilar un proyecto. Creen que hay rio revuelto para fincar la ganancia de pescadores, pero las circunstancias los desmienten. Se ve en los diversos colores y tamaños como los mencionados de Gilberto Lozano en su nueva actividad depredatoria, de los Claudios X. González en un manejo permanente de obstrucción, de Lorenzo Córdova convertido en unipersonal mandante de disposiciones y ordenanzas y hasta del juez Juan Pablo Gómez el de los amparos “universales”, instalados en la diatriba del mandante, del dueño de vidas y haciendas, enviando mensajes totalitarios de muchas maneras como si los mexicanos estuviéramos mancos. Echan mano hasta de adláteres de la ONU, de editoriales golpistas extranjeras, alimentados por datos internos y de odios estimulados en radio, redes, medios escritos y todo tipo de sectores, que como cómplices enfermos, claman con la falsía de su definición: “El estado somos nosotros”.

LA REPÚBLICA SOY YO, LO DICE EL PUEBLO: ALPHONSE DE LAMARTINE

A Alphonse de Lamartine el poeta del romanticismo, político e historiador, se le atribuye la frase La república soy yo. Miembro de la República francesa de 1848, fue un gran luchador en contra de la esclavitud la que consiguió eliminar ese mismo año de 1848, a través de la Sociedad Francesa por la Abolición de la Esclavitud. Nacido en 1790 y fallecido en 1869, demostró en sus muchos escritos políticos e históricos que el único que puede ser autoritario y clamar “La república soy yo”, es el pueblo. Es una postura contraria al absolutismos monárquico “El Estado soy yo” que se le atribuye a Luis XIV, aunque nadie puede asegurar que la dijo alguna vez porque la frase se remite al rey, cuando solo tenía 16 años. Funcionario público lleno de actividad política, al mismo tiempo con la poesía, novelas románticas como Raphael (Promoción y Ediciones S.A. Amazon 2006) y Grazziela, algunos lo consideran el padre del romanticismo. Su novela Raphael casi es autobiográfica por la relación que tuvo con una joven que murió a temprana edad, también tema de la obra. En ocho volúmenes dejó signada la Historia de Los Girondinos (1847) en los que exaltaba la vida republicana.

LAMARTINE INSPIRÓ MÚSICA A LISZT Y A BERLIOZ Y FLAUBERT LO CRITICÓ

Lo romántico de la poesía de de Lamartine expresada en su obra Los preludios, fue tema de Liszt en pieza del mismo nombre y también se inspiraron en él Berlioz, Bizuet y otros, para componer su música. Poetas como Verlaine tuvieron influencia de su coterráneo. Uno de sus críticos fue Gustave Flaubert que nunca cazó con la poesía romántica de de Lamatine. Pero curiosamente el escritor francés creo otra frase que exhibe el egocentrismo del autor. Cosa que no se puede decir de de Lamartine porque se la atribuye al pueblo. En el caso de Flaubert, ante el gran éxito que tuvo su novela Madame Bovary, éste solía decir: “Madame Bovary soy yo” Estas decantaciones que se vienen arrastrando de tiempos lejanos, se quieren actualizar ahora, con egocentrismos irrisorios como los expresados arriba, que no son sino una forma de manifestar un espíritu contradictorio y mandón, que los exhibe con la pobreza del despecho.

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