Teresa Gil
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Rosa Luxemburgo fue asesinada a mansalva, hace cien años, en un entorno convulso y devastado que se parece mucho al que tenemos. La socialdemocracia alemana, aliada a los paramilitares de derecha que asesinaron a la gran luchadora comunista no es muy diferente -aunque aquellos con mayor bagaje cultural-, que la que gobernó México con sus aliados, más de 8 décadas. Las traiciones, las muertes oscuras, las alianzas con la derecha panista, la sumisión ante el imperio, los coloca en igualdad. Y así como el PRI y los que arrastrados por él, fueron expulsados dramáticamente por el pueblo, aquella socialdemocracia pagó la muerte infame de la polaca-judía Rosa Luxemburgo y el también líder comunista Karl Liebknecht, con el hundimiento que de acuerdo a los analistas de esa larga época, no pudo enfrentar por su descrédito al fascismo que enseñaba la oreja 14 años después de los asesinatos, y que costó al mundo alrededor de 40 millones de vidas. En el maremágnum que están viendo muchos en México solo porque se quedaron unos días sin gasolina, cuando decenas de años fueron objetos de atraco, se recuerdan las ideas de estos grandes pensadores que siempre llamaban a la reflexión en horas convulsivas que pueden llevar a finales no deseados.
RECONOCIMIENTO MUNDIAL A LUXEMBURGO. MILLONES EN SU HOMENAJE
Pocos de los miles de analistas que han escrito sobre las dos grandes guerras mundiales, han puesto el énfasis en lo que sostuvo desde 1914 -meses antes de que estallara la Primera Guerra Mundial-, la activista que fue torturada y ultimada el 15 de enero de 1919. Ella se opuso a esa primera conflagración porque consideraba que eran guerras entre imperios. Así hubiera considerado la segunda guerra, en la que ciertamente, participaron estados imperiales como el alemán, el italiano , el francés, el inglés y a los que sumó Estados Unidos como aliado, para adjudicarse el triunfo final que en realidad fue obra de Rusia. La posición de Luxemburgo, expuesta públicamente en mítines y en escritos, le costó 14 meses de cárcel. Mientras, la guerra se inició y causó la muerte de 17 millones de personas y la devastación de la mayor parte de los países europeos. Rosa sostenía que una guerra solo puede concebirse para la liberación proletaria, a través de las revoluciones. Con campesinos y proletariado que se enfrentan al zarismo, como en Rusia, a monarcas como en Francia, a seudo feudales como en México o a dictadores como en Cuba y Nicaragua.
COMO ESCRITORA, DELINEÓ LA VIDA POLÍTICA DE TOLSTOI Y SCHILLER, ENTRE OTROS.
Rosa usó siempre la precisión en la aplicación de la doctrina marxista. Cuando la masa trabajadora se inclinaba por reconocer a un personaje, ella advertía sobre la flaqueza de sus posturas y señalaba hasta donde había llegado aquel gran personaje en la lucha contra la opresión. Lo hizo siempre, pero son famosos los intersticios que penetró para analizar al poeta alemán Federico Schiller en el homenaje de su centenario y al exponer la obra del ruso León Tolstoi. Sin demeritar la obra poética y de dramaturgia de Schiller, la polaca-judía lo consideró un socialdemócrata que mantenía lazos con sus amigos ideológicos en aportes que se emparejaban al idealismo. En posturas similares coloca a Turguenev y a Ibsen, pero con Tolstoi es más tolerante, al concebirle como un gigante que hizo grandes aportes en muchos sentidos- Tolstoi era un gran ensayista de temas económicos entre otros, aparte de gran escritor-, a Rusia, que aún están vigentes. Autora de muchos libros, Reforma o Revolución, Huelga de masas, partido y sindicato, la Revolución Rusa, entre otros, es en la recopilación, Rosa Luxemburgo, escritos sobre arte y literatura (Editorial Arte y Literatura, Ciudad de la Habana 1981), en donde se publica su postura sobre Schiller y Tolstoi, además de cartas diversas y escritos sobre arte y política. Sobre estos, decía que no pueden estar desligados como sostienen algunos y que al analizar a un personaje, hay que considerar no lo que aportó, sino el aporte que le hizo la gran masa trabajadora para que pudiera rendir esos frutos. Al respecto, sostiene que Tolstoi, que desdeñó a la Revolución Rusa como Schiller lo hizo con la francesa y se consideró autónomo para llegar a la verdad, en efecto, hizo grandes aportes revolucionarios sobre el cambio que pueden experimentar un país y el ser humano, pero concluyó su analista, que eso no impide que Tolstoi sea considerado solo un revolucionario socialdemócrata. Un día antes de ser asesinada, el 14 de enero de 1919, escribió sobre la falsa calma que reinaba en Berlín, que horas después vería miles de los espartaquistas cercanos a Rosa, asesinados en las calles. El cuerpo de ella fue encontrado hasta el 31 de marzo al margen de un lago. En el centenario de su asesinato, las palabras finales de ese escrito quedarán grabadas en la mente de los que participen en el homenaje de quien dio la vida por la liberación: “YO FUI, SOY Y SERÉ”.