Teresa Gil
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Hace casi nueve años, el 18 de septiembre de 2014, que se creó la cátedra Miguel Ángel Granados Chapa en la UAM unidad Cuajimalpa y su promotor fue otro excelente periodista José Reveles. Ese sistema que reconoce la gran trayectoria de un personaje es de gran calidad en muchas universidades del mundo. Nos quedaríamos cortos dando a conocer todos esos talentos, creadores que permanecen en la mente de los universitarios porque una cátedra lleva su nombre. Es un poco diríamos al mérito que se reconoce cuando se le pone a alguien el nombre en otro tipo de mecanismo, las calles por ejemplo, que se convierten en el nombre de algo cotidiano. De Miguel Hidalgo y Benito Juárez hay miles de sus nombres desparramados por el país. Aunque en ese caso y en diversos personajes, mucha gente no sepa de quienes se trata. En el caso de una universidad, la cátedra lleva clara un destinatario, los universitarios, pero suele trascender la materia o el oficio en el que se movía el personaje.
LO LLAM,ARON EL FRANCISCO ZARCO DE NUESTROS DÍAS
Recuerdo que al informar sobre el nombre de la cátedra, me vino a la memoria el gran periodista fallecido el 16 de octubre de 2011, con el que tuve el honor de compartir redacción y parte de la dirección de la Unión de Periodistas Democráticos (UPD). También me recordó que en México ha habido y hay grandes periodistas pero resulta extraño que no se les reconozca públicamente. Menos si se trata de periodistas criticos como fue el caso de Granados Chapa. Contra la vieja frase de que el periodista no es noticia, se alza el desmentido con la nota terrible, espantosa, de que un periodista ha sido asesinado y es noticia. Por eso reconcilia que una universidad haya instalado la cátedra con el nombre del comunicador hidalguense. Lugar de excelencia en el que debe de estar como maestro, universitario e incansable comunicador que fue durante décadas. El 16 de octubre próximo se cumplirán, pues, doce años de la partida del autor de Plaza Pública y coincidentemente a propósito de la agresión al gremio a lo largo de décadas, saco a relucir el libro del periodista y escritor Carlos Moncada Ochoa Oficio de muerte (Grijalbo 2012 y Proceso-Grijalbo 2013) sobre periodistas asesinados, con el prólogo de Granados Chapa, quizá el último que hizo. Un año antes de su deceso, Humberto Musacchio publicó Granados Chapa un periodista en contexto (Editorial Planeta S. A. de C. V. 2010), obra que lo pinta de cuerpo entero y lo bautiza justamente como “El Francisco Zarco de nuestros días”.
GRANADOS CHAPA EN LA HISTORIA DEL PERIODISMO MEXICANO
Lo más interesante del libro de Musacchio es el recorrido que hace el periodista sonorense y colaborador de Excélsior, de la actividad de Miguel Ángel en los diferentes medios en los que laboró lo que constituye en esencia parte de la historia del periodismo mexicano. Con una prosa ágil no exenta de ironía, Musacchio coloca a su biografiado en Excélsior, La Jornada, Unomásuno, El Financiero, Hoja por Hoja y Reforma entre otros, con las diferentes vicisitudes que se dieron en cada medio, mientras el periodismo transitaba a la era digital pero se resistía y resiste, a morir como letra impresa. Muchas historias y anécdotas afloran dentro de lo que constituye una sección del periodismo crítico: exhibición de la miseria de ciertos periodistas, la muerte de Manuel Buendía, la conflictiva vida del antiguo Unomásuno, el surgimiento de La Jornada, la toma de Excélsior, la aparición de la UPD y l.a FELAP, etcétera. En los que como protagonista se esboza: “La historia de un hombre que cruza los más relevantes medios del periodismo mexicano en cuarenta años de vida profesional” Ese fue Miguel Ängel Granados Chapa, hoy en la cátedra de la UAM.