Teresa Gil
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“Federico García Lorca fue asesinado por un sistema cuyo objetivo principal era aterrorizar a la población granadina y aplastar toda posible resistencia republicana”. Así lo escribió el hispanista irlandés-español, Ian Gibson, uno de los biógrafos del gran poeta. Ahora, cuando un sector ignorante considera terrorismo actos de violencia del crimen organizado, vale recordar en este 19 de agosto que el gran poeta granadino fue asesinado en ese día de 1936 por las fuerzas de Francisco Franco, por su posición político – ideológica. Por años, el franquismo y sus defensores, sostuvieron que el poeta era apolítico y que su muerte se debió a problemas personales. La intención de Gibson fue demostrar a lo largo de trece años, en una amplia investigación, que García Lorca fue asesinado por el franquismo, por la fuerza de su presencia y por las muchas luchas en las que participó y en algunos casos encabezó con su postura ideológica. El grupo de mexicanos que ahora hace tanta alharaca con el señuelo tramposo del terrorismo para defenestrar a la 4T y asustar al mundo, exhibe su torpeza porque el terrorismo es un sistema que ante todo manifiesta posturas ideológicas y en algunos casos de extremas creencias. Los terroristas, en todo caso son, ahora, los que difunden la mentira de que hay terrorismo en el crimen organizado.
UNA GRAN INVESTIGACIÓN DEMOSTRÓ PORQUÉ FUE ASESINADO EL POETA
Ian Gibson llegó a Granada en 1965, con el fin de hacer su tesis en torno a las primeras expresiones poéticas de Federico García Lorca, cuyo asesinato y fama como poeta, habían rebasado las fronteras. Pero una vez en aquella región española, y al profundizar el trágico destino del granadino, decidió realizar una investigación profunda que le llevó varios años en su primer libro y ocho años para el resultado final del libro El Asesinato de García Lorca (Plaza & Janes Editores S. A. 1979). El primer libro fue publicado en español por Ruedo Ibérico en 1971 y ha tenido muchas ediciones. La que tengo de 1979, trae reproducida en la portada la primera imagen con la famosa obra Yerma, que se ha representado centenares de veces en los escenarios del mundo. Ocho años después, el libro ya se había reproducido en 14 idiomas. La obra es muy completa porque no solo se aborda la investigación hecha por Gibson, con fotos de personajes vinculados, y de los escenarios que se relacionan con el crimen, sino porque reproduce textos fundamentales sobre la reacción de personajes y organismos franquistas, expresando júbilo por la muerte del poeta. Además, por las muchas fechas vinculadas con el crimen y las reacciones innumerables de medios, así como catorce páginas de indice onomástico que le sirvieron para su trabajo. Las páginas de Gibson, más de 400, hacen un recorrido desde los inicios del gran poeta, hasta el momento en que fue detenido por grupos franquistas y su asesinato en Viznar España, junto con un grupo de republicanos, en el que García Lorca era la más destacada presa para el franquismo.
UNA GUERRA CIVIL QUE CONDUJO A UNA DICTADURA QUE AÚN ENSEÑA GARRAS
Ian Keith Gibson, hispanista e historiador irlandés, nacido en 1939, asumió la nacionalidad española en 1984, después de que su obra sobre García Lorca traspasó las fronteras de la República ibérica. El libro de 1971 se llamaba Vida, Pasión y Muerte de Federico García Lorca, pero el segundo, con nuevos añadidos, El asesinato de García Lorca, de 1979, es el que se difunde en estos momentos. El poeta granadino que nació el 5 de junio de 1898, fue integrante del grupo del 27 y era uno de los poetas más renombrados de habla hispana en el momento de su asesinato. Viajó por varias partes del mundo entre ellos por América. Es autor de Poeta en Nueva York, en homenaje al poeta estadounidense Walt Witman. Entre sus muchas obras, destacan: La Casa de Bernarda Alba, Yerma, Mariana Pineda, Bodas de Sangre, La Zapatera Prodigiosa, en una de cuyas partes, Así que pasen cinco años, yo fui en su momento un gato muerto en una representación. Al abrir el libro que tengo he encontrado en el centro dos pétalos de rosas rojas. Las puse quizá en otra ocasión o tal vez quien me regaló el libro. Al verlas, Federico hubiera dicho:
Amigas de poetas
y de mi corazón,
ave, rosas, estrellas,
de luminosa sión.