Teresa Gil
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Se prepara triunfo de la Constitución en México. No sabemos si se considerará triunfo lo ocurrido en Estados Unidos, cuando la oferta de los dos contendientes, es similar. Tras una etapa en la que Horace Walpole podría haber escrito otro Castillo de Otranto con renovados personajes, las situaciones enfrentan otros desafíos. Y desde luego con instrumentos modernos, la IA, quizá, en sustitución de aquella grotesca armadura o casco fatídico que tanto se repite en esa historia del subgénero literario gótico. La alteración, el horror, la mentira, los personajes grotescos, los fantasmas del pasado, siempre estuvieron presentes. Días, semanas, meses y la ciudadanía permanecía expectante frente a un lumpenaje casi general en un poder, que quería quedarse con el tesoro. Y en el país vecino con una ciudadanía acorralada, sin opción para donde hacerse.
DOS PAÍSES EN CAMBIOS DE PODER, GEL EJECUTIVO Y EL JUDICIAL
El tema de la Reforma Judicial, fue perdiendo frentes en la Suprema Corte de Justicia de la Nación cuando el ministro Alberto Pérez Dayán aceptó que la auténtica constitucionalidad no puede ser echada abajo. Con tres ministras más, Lenia Batres, Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz, al sumar cuatro, se empezó a discutir si la verdadera cifra de votación puede seguir siendo de ocho, frente a las renuncias ya reconocidas. Pero al mismo tiempo, se hizo evidente que los amparos presentados por la oposición del PRI y del PAN, estaban en su derecho de presentarlos, pero carecían de sustento. Con eso se abrió paso a la certificación de la constitucionalidad de la reforma Judicial.
LO GÓTICO APARECE EN NUESTRAS VIDAS CUANDO EL PASADO SE INSTALA
Lo gótico, integrado en muchas expresiones sobre todo arquitectónicas, desde los siglos primarios de esta era, apareció en lo literario como una premonición del romanticismo allá por los siglos XVII y XVIII y fue en este donde florecieron personajes que ahora tienen fama mundial uno de ellos Edgar Alan Poe a quien se coloca en ese género junto con nada menos que de Robert Louis Stevenson entre otros notables. Pero al que se considera creador del género en su primitivismo fue a Horace Walpole un intelectual del mismo siglo nacido en 1817 y fallecido en 1897. Vivió en la época en la que cambió buena parte de la expresión de grandes escritores, dos de ellos Charles Dickens y Wilkie Collis, sin dejar de mencionar a Jane Austen, que como una especie de Miguel de Cervantes en contra de las historias de caballería, se lanzó contra la literatura gótica. Walpole escribió primero con seudónimo y después reconoció la autoría del famoso Castillo de Otranto que ya hemos mencionado en otra ocasión, en el que sucede de todo a partir de la ambición del príncipe Manfredo y las muchas expresiones horroríficas que se tienen que pasar para que se conozca la realidad de aquel castillo fantástico. Y dentro de las teorías para escribir esa novela, se menciona una pesadilla que tuvo Walpole y otros la retoman a partir del príncipe Manfredo real jerarca de la monarquía de la época. Y todos esos horrores los hemos vivido los mexicanos en estos meses, bajo la férula de una manfreda moderna llamada Doña Piña.