Teresa Gil
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Quieran o no, México está presente en todo el mundo. La Cuetlaxóchil, planta mexicana que adorna las festividades en estas fechas, palpita en sus hojas rojísimas como el corazón de un país herido. Es como el corazón tantas veces extraído para pedir a los dioses aztecas, la clemencia por un mejor futuro. Es como la sangre derramada de tantos mexicanos que han sido víctimas de la violencia. Más de 250 mil mal contadas hasta fines de noviembre, atribuidas a los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Hasta octubre, habían sido asesinados en el 2018, alrededor de 28 mil 500 personas a razón de 4 víctimas cada hora, según datos oficiales. De las decenas de nombres que le han dado a Cuetlaxóchitl sin respetar su nombre indígena, es el de Nochebuena el que trata de imponerse desde la perspectiva católica. Se conoce de que manera, esta planta sagrada de los rituales prehispánicos, fue víctima de un delincuente como el embajador estadounidense Joel Roberts Poinsett, que se la robó en 1825 y fue de hecho expulsado del país cuando presionaba por la venta de territorios en la frontera mexicana. Era tal el odio y la hostilidad que le tenían los mexicanos que el presidente Vicente Guerrero solicitó directamente a la Casa Blanca, que lo sacara de México. En Estados Unidos donde Poinsett promovió como suya nuestra flor y le puso su nombre, descubrieron con este affaire, que la mencionada planta era roja por sus hojas y que su centro amarillo, eran en realidad sus flores. Tiempo atrás, los invasores españoles vieron en aquella planta un portento para su fe y la llamaron Flor de Nochebuena para atribuírsela a su dios nacido según la leyenda en diciembre y desde entonces la usan como propia sin mencionar su nombre mexica ni reconocer el verdadero origen de la Cuetlaxóchiltl. Otros países se robaron sus genes -los chinos entre ellos- y realizan tal producción, que México su país de origen solo produce el 10 por ciento a nivel mundial. Los responsables del registro de marcas en el país, no parecen tener interés en recuperar el gran aporte ornamental y económico que México dio al mundo.
FLOR MÁGICA QUE RECUERDA AL MUNDO QUE MÉXICO SE LEVANTA
Entre centenares de plantas y flores que abundan en el acervo de nuestra herbolaria, la Cuetlaxóchitl solo es una más y los científicos no le dan tampoco su nombre indígena, sino que la insertan de acuerdo a sus conocimientos con el nombre científico de euphorbia. En su Guía ilustrada de Plantas Ornamentales, esos libros fabulosos que edita la Biblioteca Básica de Agricultura del Colegio de Postgraduados, editorial de la Universidad Autónoma de Chapingo, (2012) se ve apabullante en sus colores -pagina 203- como Euphorbia Pulchérrima Willd. Klotzsch, perteneciente a la familia de la euphorbiaceae. En algunos países también la llaman Catarina y Pastora. Su belleza casual de dos meses -noviembre y diciembre-, se expresa en otros colores, amarillo, rosa, blanco, morado entre otros y es fuente vital para muchos productores de flores de estados como Morelos, Guerrero, Michoacán, Puebla, CDMX, Jalisco y Edomex.
EL ROJO DE SUS HOJAS PINTABA Y CURABA AL INDÍGENA. HOY, ALEGRA AL MUNDO
En la época prehispánica los indígenas usaban la Cuetlaxóchitl para pintar, pero era además un elemento curativo. Otro de los libros de la Biblioteca Básica de Agricultura del Colegio de Postgraduados de la UACH, Herbolaria Mexicana (2012), la rescata entre 421 de esas plantas. Y da informes sobre sus poderes curativos, hervida y utilizada para generar leche materna, Y combinada con bugambilia puede calmar la tos. Y también se usa en lavados externos para las alergias de la piel. La importancia de la planta como creadora de empleos ha ido creciendo con los años, pese a la depredación extranjera. Este año se calcula que serán vendidas alrededor de 25 millones de plantas, aunque se dice que la cifra se queda chica. En regiones como Michoacán, que encabeza el número de hectáreas destinadas a su cultivo y acapara el 25 por ciento de la producción del país, se da empleo a 9 mil trabajadores de planta y 9 mil eventuales, en estas fechas, según informes de su prensa local. Bella, codiciada, sustento de miles de familias, cultivo que se expande en el país, Cuetlaxóchitl poema en rojo -y en muchos colores-, también es símbolo del cambio.