Teresa Gil
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Los momentos climáticos y violentos, son los que definen al ser humano. Ahora lo estamos viendo a nivel individual, social e institucional en el caso de la violencia asesina contra Gaza y los resultados que han tenido en muchas personas. Son miles los que parejos a esta lucha contra Israel han muerto porque estaban cerca para informar, para ayudar y para proteger. De todos ellos, algunos que se perderán en el olvido como ha sucedido en otras conflagraciones, quizá no sepamos sus nombres, pero es hora de tomar conciencia y recordar que los que dieron sus vidas, lo hicieron también pensando en nosotros que formamos la humanidad. Eso es lo que están haciendo por ejemplo al exponerse, los que navegan contra viento y marea, hacia la incertidumbre de Gaza con Global Sumud Flotilla. Por eso, entre los miles y miles que han entregado sus vidas de esa manera siempre he pensando en el gran poeta y escritor Guillaume Apollinaire que luchó y dio su vida por un país Francia, que no era el suyo, Italia, y muere coincidentemente el día en el que se firmó el armisticio de aquella guerra, la primera mundial, ganada por los aliados el once de noviembre de 1918.
MILLONES Y MILLONES APOYAN A PALESTINA FRENTE A DOS INDIVIDUOS.
La situación que vivimos es similar en muchos casos a la de la Segunda Guerra Mundial, como es estar atrapados en la fuerza de las armas. También con la ineficacia de nuestro organismo internacional ONU, porque no se previó la fuerza que puede mostrar frente a millones de vidas, el presentar un veto. Solo los juristas previeron esa situación y no dijeron nada y fueron respaldados por voraces políticos que presintieron la fuerza que significa ese veto. En su presencia en la Asamblea General de la ONU, al criticar al organismo, el presidente de Estados Unidos Donald Trump, amenazó a todos los países que no se sumen al suyo. Y si vemos bien, no es en si misma la fuerza del veto la que esgrime, sino las armas que hay detrás. Lo mismo actúa Netanyahu, mientras endurece a su ejército con tanques y aviones destructivos, sabiendo que son la respuesta a un veto en especial.
APOLLINAIRE, LA ENTREGA POR LOS DEMÁS EN UNA GUERRA, CON SU VIDA
Considerado innovador de la poesía francesa y exponente de la literatura de vanguardia, Guillaume Apollinaire, cuyo verdadero nombre italiano era Wilhem Apollinaris, había nacido en 1880 y en temprana edad se fue a Francia y se sumó a la corriente progresista de la literatura a la que dio su aporte de muchas maneras, revistas, medios periodísticos, libros y participaciones. No tardó en sumarse a la lucha de Francia, Reino Unido y Rusia en el grupo Entente o aliados, contra Alemania y el Imperio Austrohúngaro. Su muerte se debió a una herida inferida mientras andaba en la guerra. De sus muchos libros, entre ellos Caligramas, El fin de Babilonia, El Poeta asesinado, entre otros, tomamos un pequeño cuento que ya mencionamos, porque por su perfecta estructura exhibe la capacidad literaria en unas cuantas páginas. Pero además, por el poderío tipo Trump expresado por un rico lord inglés, que mata y ordena matar, fincado en la fuerza de su palabra. Se trata de El mono y el loro (de la edición Heresiarca, Colección Dragón 1981, Cuba) cuento acerca de un marinero que baja del barco dispuesto a vender un mono, un loro y unas telas para llevarle un regalo a su madre a la que hace tiempo que no ve. Pero un hombre que le ofrece comprar el loro, lo lleva a su casa y lo encierra junto con una mujer a la que obliga a asesinar, para después matarlo de un balazo. La contradicción sentimental del noble inglés, se yergue sobre la vida de varios seres, animales incluidos. El poderoso se vuelca contra seres mas débiles y se retira a sus ricos aposentos en Inglaterra, llevándose al loro cómplice en sus repeticiones, de su crimen. Como si los demás no importaran.