jueves, marzo 28, 2024

LIBROS DE AYER Y HOY: Las alas de la paloma

Teresa Gil

laislaquebrillaba@yahoo.com.mx

 

¿Que puede dar una paloma, aparte de su belleza y su canto? El arrope de sus alas. Quizá por ello, la pintora francesa Daniela Callois las recogía cuando estaban muertas y doblaba dulcemente sus alas como el espacio de un refugio. O tal vez, en un entender bien razonado llevaríamos el símil a los que buscan el arrope del poder como sucede a menudo con los dedazos, las recomendaciones de amigos, las dádivas del presupuesto, que en el actual régimen son copiosos; se yerguen como palomas negras que arropan a los suyos y descobijan al pueblo. De las 308 especies de palomas que existen en el mundo como colúmbidos y que son las únicas representantes de los columbiformes, la tercera parte están amenazadas de extinción. Ya muchas han desaparecido y uno de los centenarios más tristes que se han conmemorado, ocurrió en 2014 en Cincinnati. donde murió en 1914 la última paloma migratoria. De ellas se decía que eran tantas, que el cielo se ponía negro cuando pasaban. Ahora, el cielo se pone negro por la contaminación. El símbolo actual de esa extinción es la paloma Dodo que existió hace muchos años y desapareció totalmente, con la última en 1761. En México existen diversas especies pero su entorno se destruye al destruir bosques y selvas y con la cacería infame  del  ave que es muy apreciada en la cocina. En el país hay poca protección para este ser volátil, mucho menos para las otras 54 especies amenazadas -animales diversos-, algunas de las cuales viven aquí. Aquellas endechas y canciones que los viejos poetas dedicaban a las palomas mensajeras incluso a las palomas negras entonces parabolizadas en la mujer traidora, quedaron en el pasado. Recordar a Calllois, quien murió en el 2006 en Tijuana, es traer a la mente un ser extraño, singular, que plasmaba sus cuadros coloridos con los paisajes de su mente, aves, sirenas, gatos, perros, animales extraños, fantasmas que acudían a su paso con los que conversaba por las calles, ya perdida su noción en el alcoholismo. En la capital se dio un ejemplo con la poeta Pita Amor. Nacida en París, amante del pintor Bernardo Navarro por muchos años, fue echada de su casa por los familiares del artista cuando éste murió y durante décadas los tijuanenses la vieron por las calles, en hoteles de paso, cerca de vendedores, de caminantes como ella, asida a un sueño que se plasmaba en cuadros que a algunos les recuerda al Bosco. Vale más tarde que nunca y Daniela recibirá un justo homenaje el próximo once de julio en aquella ciudad fronteriza. Su gesto de recoger palomas muertas, nos recordó a aquel personaje tierno y también extraño de Henry James, Milly, la de Las alas de la paloma ( Alba Editorial 2016); una bella y rica muchacha condenada a muerte en cuyas alas se cobijaron cuatro o cinco personajes que solo buscaban su fortuna. Es una novela elegante, muy propia de su desarrollo en el ambiente terso de personajes educados de clase alta. Cuidadoso para no perfilar la ironía que le causaban los ingleses con los que convivió largo tiempo, porque él era norteamericano aunque al final asumió la nacionalidad inglesa, James se pone al nivel  de la finura y a veces dedica capítulos enteros en describir el encanto de un personaje. Todo con pinzas con la introspección delicada de quien en realidad está esperando que la heredera muera para hacerse de su fortuna. La obra fue llevada al cine en 1997, con Helena Bonham Carter en el papel principal. Pocos son los personajes, pero a todos les dedica buen espacio en su larga novela de casi 500 páginas, escrita en 1902, después  de Los papeles de Aspern (1888) y Una vuelta de tuerca (1898),  Kate Croy, Merton Densher, lord Mark, la tía Maud, envueltos en la hondura refinada de la codicia y la escritora gringa acompañante de Milly. Al lector le invade una profunda tristeza con el desenlace inesperado, igual que sintió la pintora Callois cuando fue echada a la calle como una pordiosera. Igual que sentimos al saber que las palomas están desapareciendo y nuestros aleros -cuando los hay- estarán vacíos.

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