sábado, abril 20, 2024

Laura Fernández fue colaboradora del pederasta Succar Kuri

CANCÚN, Q. R.- La actual candidata a la gubernatura de la Alianza Va por Quintana Roo, conformada por los partidos Acción Nacional (PAN) y Revolución Democrática (PRD), Laura Lynn Fernández Piña, inició su meteórica carrera política después de esconder películas y videos de un moderno estudio que tenía instalado en la casa del pederasta Jean Touma Hannah Succar Kuri, condenado a más de cien años de prisión por abusar y realizar películas pornográficas con menores de edad.

De acuerdo con Sol Quintana Roo el libanés, que según las denuncias, era el eje de una red mundial de distribución de videos para pederastas, tuvo su primera casa en Cancún en la Supermanzana 20, Manzana 4, en la calle Pecarí, en pleno centro de la ciudad de Cancún.

El domicilio cuenta con tres residencias, clasificadas por tres números interiores. En uno de ellos tenía su estudio Publicidad Gordoa, que era una casa productora de contenidos audiovisuales, propiedad de Laura Fernández en sociedad con su entonces esposo. En la segunda casa, estaban las oficinas administrativas de Kanan Banana, una empresa de Succar. En el tercero vivía la acusadora y víctima del pederasta, Edith Encalada Cetina, junto con su progenitora, incluso esta última todavía vive ahí.

Según consta en la Averiguación Previa 125/2004-IV, Edith Encalada registró este domicilio en los documentos que entregó para estudiar la preparatoria en la Universidad La Salle y también en los comprobantes de la escuela Internacional de Idiomas en la cual, financiada por Jean Succar, tomó un cursó de inglés en la ciudad de Los Ángeles, California.

El voluminoso expediente muestra documentos de todo lo que debió investigarse, y que fue ocultado, difuminado con trucos legaloides o definitivamente ocultado por la Fiscalía del Estado a las autoridades federales que investigaban el caso de Jean Succar Kuri.

Destaca el hecho irónico de que se investigaban abusos a menores y la filmación de pornovideos infantiles en esta averiguación, mientras que funcionarios estatales evitaron cualquier peritaje al centro de publicidad y videograbaciones de Carlos Francisco Gordoa Palma y Meza, quien junto con su esposa Laura Fernández Piña realizaba estas actividades. Toda su producción audiovisual y el disco duro de sus modernas computadoras, nunca fueron revisadas y de manera clandestina fueron sustraídas.

Fue entonces que bajo la protección del entonces gobernador Félix González Canto, se iniciara una meteórica carrera política que ahora la ha llevado a ser candidata a la gubernatura por los persignados panistas y perredistas. Pero no hay crimen perfecto y se dejaron huellas rastreables, a pesar de que se trató de borrar toda evidencia para ocultar videos que pudieran involucrar en actos de pederastia a muchos personajes de cuello blanco amigos del gobierno estatal. Y también para involucrar a otros que eran sus rivales.

LAURA COBIJADA POR SUCCAR

A invitación de Succar Kuri, Fernández Piña instaló junto con su entonces marido, la empresa Gordoa Publicidad, dedicada al manejo de imagen. Llama la atención que inmediatamente recibió los mayores contratos de la propaganda para el Partido Revolucionario Institucional (PRI), tanto de funcionarios, como de sus candidatos a diversos cargos de elección popular. Por ejemplo, en dicha casa se filmaron las campañas del DIF de Benito Juárez a partir del 2000, correspondientes a la administración de Magaly Achach, 1999-2002.

En la calle Pecarí 34, funcionaban los más modernos equipos de videocámaras de alta fidelidad, y fue el único domicilio de Succar que por influencia y protección de los gobernadores Joaquín Hendricks y González Canto, nunca fue cateado y solo se logró una orden de visita y avalúo, por supuesto después de que desmantelaran el equipo y borraran toda evidencia de las videograbaciones que se realizaban en ese lugar. En las fotos del avalúo practicado en diciembre de 2003, dos meses después de la denuncia inicial de hechos, se aprecian en imágenes capturadas por peritos, los autos del matrimonio Gordoa-Fernández estacionados en la calle.

Nunca se ha aclarado porqué una empresa de grabación, ubicada en la casa de un acusado penalmente de ser productor de pornografía infantil, nunca fue investigada ni cateada. Los hechos denunciados de abuso infantil no ocurrieron solamente en las villas del hotel Solymar de la Zona Hotelera, donde había filmadoras portátiles y videos de cámaras de seguridad, sino en el número 34 de la calle Pecarí, donde se tenía todo un estudio de grabación.

Con la protección de las autoridades estatales, se escondió toda la información a la entonces Procuraduría General de la República (PGR) con lo cual se atrasaron y diluyeron las investigaciones federales, se distrajeron en trámites engorrosos, supervisión de otros lugares, enredos burocráticos, artimañas burdas como poner errores ortográficos, como nombrar la calle como PETARI 34, o dando largas al asunto para ganar tiempo y evitar que se conocieran los contenidos realizados en ese estudio de grabación. La atención policial y mediática, se centró en la Villa Número 1 del complejo hotelero Solymar, en la Zona Hotelera, donde se analizaron imágenes y videos de menor calidad.

Y saltan más detalles. Al revelarse el video realizado en el restaurante 100% Natural, en la que Succar, a insistencia amañada de Edith Encalada, mientras Oscar Cadena grababa todas las escenas, simulando tener un programa especial, le confiesa sus perversidades sexuales, el Ministerio Público procedió a verificar sus propiedades y confirmó la existencia de la casa de Pecarí 34, donde tenía sus estudios Gordoa Publicidad.

Así quedó asentado en el oficio 330/2003 de la Coordinación de Planeación, Desarrollo e Innovación Institucional, dependiente de la Dirección General de la Coordinación de Servicios Periciales, Departamento de Fotografía, por Alejandro Trejo Flores, quien realizó la “fijación fotográfica” del inmueble, de acuerdo con la averiguación previa PGR/447/2003-IV.

En reiteradas ocasiones, el Ministerio Público exigió la verificación en las fechas en que Carlos Gordoa y Laura Lynn Fernández Piña tenían allí todo el equipo, pero los agentes locales permitieron que Gordoa Publicidad escondiera urgentemente sus equipos de filmación y sus computadoras en la Plaza San Ángel. Pero en sus prisas, dejaron pistas importantes, como la línea telefónica, con el número 887-99-74 a nombre de Carlos Francisco Gordoa Palma y Meza.

Ese domicilio era un centro de atención especial que no solamente atendía los servicios de planeación, contratación de medios, monitoreo de campañas publicitarias y comerciales de televisión, sino que hacía documentales y videoclips, según consta en su promoción pagada en la guía telefónica local de 2002, página 553, de la Sección Amarilla de Cancún.

El agente del Ministerio Público de la Federación, adscrito la Mesa Cuatro de la Subdelegación de Procedimientos Penales A, Arturo Maldonado Siller, con base a la Averiguación Previa 447/2003-IV, notaba con sospecha todos estos movimientos y solicitó el avalúo de dicha vivienda en diciembre del 2003.

Maldonado Siller incluso emitió un “recordatorio” al jefe regional de la Agencia Federal de Investigación, según consta en el oficio 3350, mesa cuarta, para insistir en que, de acuerdo con el oficio 3233, solicitó una investigación que hasta el momento no se ha realizado, “ni mucho menos informado del grado de avance de la misma”.

Y llama más la atención que en actas se omitió la presencia de las oficinas de Gordoa Publicidad en la propiedad de Succar Kuri, quien todavía sigue encarcelado como presunto abusador y miembro de una red internacional de pornografía infantil. En esta investigación que provocó un escándalo mundial, fue el único domicilio que no fue cateado y solo tuvo una orden de visita y de avalúo externo.

A partir de la fecha de estos solapamientos, González Canto, dio todo tipo de cargos políticos a Laura Fernández Piña y empezó el brillo político y la riqueza económica de la actual aspirante al gobierno del estado de la alianza Va por Quintana Roo, que después de andar a salto de mata para no pagar renta, llegó a la casa de Succar, pero inmediatamente después del escándalo de pederastia, se trasladó a una casa que construyó a su gusto en la calle Acanceh.

OTROS INVOLUCRADOS CON EL PEDERASTA

Desde el inicio de toda esta trama de pederastia en la que el acusado y preso asegura que se usaron sus actos ilícitos, no para intentar castigarlo, sino para estafarlo con un millón de dólares.
Hay que regresar al momento en que se hace la grabación profesional para hundir al pederasta en el restaurante de la avenida Yaxchilán. En este video se escucha el audio de personajes que al principio no habían sido identificados.

Por ejemplo, el que se despide al llegar Edith Encalada al lugar, es Alejandro Góngora, quien al ser citado posteriormente por la Procuraduría General de la República (PGR) siempre se muestra evasivo cuando se le cuestiona acerca de su relación con Succar Kuri.
Por su parte, Edith reconoce que vivió en Pecarí 34, en lo que es la casa propiedad del libanés al que acusó de pervertirla a ella desde que tenía 14 años, y a varios menores (hombres y mujeres), entre ellos a varios familiares.

En la calle Pecarí, desde el año 2000, se encontraban las oficinas del Grupo Gordoa, a cargo de Carlos Gordoa y Laura Lynn Fernández Piña, ambos vinculados a Magaly Achach, Alejandro Góngora y Juan Pablo Mirabent, quienes también son parte de la averiguación previa que involucra a Succar. Un informe de inteligencia, que aparece en el expediente, vinculan con el pederasta a Magaly Achach , Góngora Vera y González Castro, entre otros.

Juan Pablo Mirabent aparece como representante de condóminos de Plaza Nautilus, y aunque oficialmente no aparecen propiedades de Succar ahí, no porque no existieran, sino porque no estaban escrituradas, pero era condómino e incluso ahí funcionaban, desde el 2003, las oficinas de las empresas de Succar. Mirabent fue quien atendió a la policía investigadora, y es de sobra conocida su cercanía con Laura Fernández, Carlos Gordoa y Alejandro Góngora.

UNA HISTORIA DE CORRUPCIÓN

Tras estos acontecimientos, fue notorio que Laura Fernández Piña empezó una vida de lujos y meteórico crecimiento político.
Y desde entonces su actuar no cambió, sino que sus acciones oscuras fueron acrecentadas, al estar por seis años como presidenta municipal del municipio de Puerto Morelos. Hizo negocios con el alumbrado público por un monto de hasta 45 millones de pesos, endeudando al Ayuntamiento por 20 años.

Creó una asociación público-privada, las llamadas APP, para el “Proyecto para el Desarrollo de un Sistema Integral de Eficiencia Energética y Mejoramiento de la Calidad del Servicio de Alumbrado Público, con cobertura en la totalidad de la zona urbana de la Cabecera Municipal y en las principales localidades del municipio, incluidas zonas turísticas”. Y efectivamente, la persona que ganó la licitación, fue su marido actual.

Uno de sus más recientes escándalos que se han destapado, es que incumplió con el pago del IMSS por 49 millones de pesos. Es decir, realizó el descuento a los trabajadores pero no hizo el depósito correspondiente por concepto de cuotas obrero-patronales y de retiro, así como cesantía por edad avanzada y vejez entre el 2020 y el 2021.
Las autoridades municipales, a encargo de la Octava Sesión Ordinaria de Honorable Ayuntamiento, encabezado por la actual presidenta Blanca Merari, quien con el oficial mayor y la tesorera acudieron a negociar para saldar esa deuda. En este caso se puede configurar el delito de peculado, y existe el antecedente que provocó la caída y la cárcel a José Ignacio García Zalvidea, expresidente de Cancún.

También Laura Fernández se destacó por reprimir a los manifestantes que se opusieron a sus negocios escudados en tan costosas como innecesarias remodelaciones. Por si fuera poco, su jefe de prensa, Julio César Silva hizo los negocios de su vida en el área de Comunicación Social al adjudicarse jugosos contratos con páginas web “patito” y al final de la administración, hasta le fue adjudicada una plaza sindical de base para que tuviera trabajo el resto de su vida, a este esquema se sumaron sus amigos periodistas y funcionarios.

Ella aseguraba que siempre actuó de la mano con Jorge Emilio González, el Niño Verde, con quien realizó todo tipo de triquiñuelas, hasta que terminaron peleados y ahora se amenazan y se acusan públicamente al calor de las campañas políticas.

Laura es candidata a la gubernatura por la alianza Va por Quintana Roo, conformada por el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Y tiene mucho que aclarar sobre su pasado y sus nexos políticos que la han encumbrado en el poder y el dinero.
AM.MX/fm

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