sábado, diciembre 14, 2024

Las tierras de Nana Guari Huapa, la Hija de las Luna (I / IV)

Luis Alberto García / Nahuatzen, Michoacán

* Orígenes remotos de Nahuatzen, pueblo serrano.
* Enseñanzas microhistóricas de Luis González y González.
* La Hija de la Luna es la madre de los nahuatzeños.
* Compra de tierra a los de Cherán y Sivinan o Sevina.

Tomando como metodología el estudio de la microhistoria, concebida y creada por el doctor Luis González y González, fundador y presidente de El Colegio de Michoacán (1978-1985), autor de Pueblo en vilo que retrata detalladamente a San José de Gracia, su pueblo natal, se ha seleccionado a Nahuatzen para su estudio a profundidad.
La siguiente relación sobre Nahuatzen se escribió a partir de una inquietud intelectual legítima, consistente en conocer la raíz ancestral de familias que aparecen en Los purhépechas, pueblo del misterio, narración que comienza con el origen y aparición de esa etnia en Zacapu, Tzintzuntzan y Pátzcuaro.
El texto procede de una transcripción autentificada por el Registro Agrario en Morelia, Michoacán, tomada de un documento copiado en 1932 y de otro no fechado, en el que se describe la formación de Nahuatzen, población de la Meseta Purhépecha cuyos orígenes se remontan hacia el primer tercio del siglo XVI.
Esto ocurrió cuando, de acuerdo con esa versión, las tierras ocupadas por este pueblo le fueron otorgadas a una señora que los indígenas llamaron Nana Guari Huapa, nombre que, traducido del purhépecha al castellano, significa Hija de la Luna, madre de los pobladores primigenios.
Ella había comprado a los indígenas de Cherán y Sivinan o Sevina un terreno de regular tamaño y más tierras por cada uno que hubiese para cada pueblo, partiendo de la línea divisoria única que existía entre ambos.
Tomó posesión de su propiedad y se dispuso a ir conociendo a los indios de Xharacatán hacia 1534 -cuando ya estaban los frailes españoles en esos lugares-, sin embargo, al separarse definitivamente del sitio solamente se despidió de los ellos dejándoles sus propiedades.
Éstos decidieron vivir en ellas y establecieron marca limítrofe o mojonera una cruz de cantera, en una loma ubicada entre Sevina y Cherán quienes, al no ver a la Nana Guari Huapa, reclamaron sus propiedades a los de Xaracatán
Estos acudieron con el rey o cazonci Tanganxoán II Tzintzincha, soberano o irecha del reino cuya residencia estaba en Tzintzuntzan para exponerle la situación, y éste decidió que tocaran sin descansar y por ocho días el teponaxtle.
Si nadie los interrumpía durante ese tiempo, el territorio sería de ellos y así fue; pero para evitar conflictos con los pobladores de Cherán y Sevina, el rey mandó que se deslindaran las tierras, incluyendo en la escrituración o titulación a los indios de otro lugar conocido como El Rincón, para fundar definitivamente el pueblo de Nahuatzen.
He aquí el documento de referencia, encontrado tras exhaustiva búsqueda en la capital michoacana con la ayuda de Luis Zamora Maldonado, secretario del Archivo Agrario de Michoacán:
“Al margen, de seis fojas útiles, un sello con el escudo nacional que dice: Estados Unidos Mexicanos, Lic. Manuel Ochoa Notario, Núm. 4. Uruapan, Michoacán. Timbres debidamente cancelados en cada foja, por valor de 0.55 cincuenta y cinco centavos. Al Centro:
“En la ciudad de Uruapan, a las doce horas del día dos de enero de mil novecientos treinta y dos. Yo, el licenciado Manuel Ochoa, Notario Público número cuatro, en ejercicio y con residencia en esta ciudad, doy fe de haber recibido y tener a la vista el documento que es a la letra como sigue:
“En 1525, con permiso de los indígenas de Sivinan o Sevina, se estableció una señora que indios llamaron Nana Guari Huapa o Hija de la Luna, en una loma donde había muchas piedras grandes y que aún existen, bastante lejos de un sitio conocido como el Tzirimu.
Desde entonces, en aquella remota época existía un corpulento fresno sobre el camino entre Nahuatzen y Comachuén, que con el tiempo se convirtió en la plaza principal de Sevina, en donde en 1906, se ordenó colocar una estatua del Benemérito de las Américas Benito sujetando un pergamino, que dice: “Un indio que sabe leer, puede ser Benito Juárez”.

 

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