domingo, mayo 18, 2025

Las siete mujeres premiadas en el Día de las Letras Gallegas

GALICIA, ESPAÑA.- Eva Castiñeira, Rosa y Adolfina Casás Rama, Teresa García Prieto, Manuela Lema, Prudencia y Asunción Garrido Ameijenda, estas cuatro últimas integrantes de las Pandeireteiras de Mens, son los siete nombres que la Literatura Gallega homenajea este año. Representan todo un corpus de cantantes.

Patricia Blanco presentó en La Voz de Galicia algunos fragmentos biográficos de vidas que, sin pretenderlo, fueron extraordinarias. Algunas de estas imágenes están incluidas en el libro As voces da terra, que La Voz de Galicia pondrá a disposición de sus lectores el próximo 17 de mayo por 1,95 euros más el periódico.

Icónicos: los de Mens, con su hombre de confianza. Con él dondequiera que iba. Con otro, “Dios nos había rodeado”. En una conversación para La Voz en 1980, las Vellas de Mens expresaron su confianza en el director artístico del grupo Aturuxo, en el que llevaban veinte años. La imagen que encabeza esta información fue tomada en los soportales de la Casa da Conga, en Santiago. De izquierda a derecha, Teresa Lema, Adela Rey, Cajaraville, Asunción y Manuela Lema. Teresa Lema y Adela no están incluidas en el homenaje de RAG porque fallecieron hace menos de diez años.

Auténtico: dentro y fuera del escenario. Allá donde iban, las Pandeireteiras de Mens causaban sensación. Debajo de los “pañuelos de alfombra” o “chales de cachemira”, siempre sus prendas de diario, negras, zapatillas y ocasionalmente zapatos. Auténtico. Así viajaron por Galicia, Portugal, Francia… La imagen fue tomada en 1983 en la cascada Cola de Caballo, en Nuévalos, Zaragoza. En él, Asunción, Prudencia, Teresa Lema, Adela y Manuela. Teresa García, si fuera homenajeada este año, ya había fallecido en 1979.

La gran desconocida: Teresa García, la primera en morir. El nombre de Teresa García Prieto fue el último en añadirse a la lista de homenajeados por la RAG, el séptimo. Ella, junto al resto de mujeres de Mens, obtuvo el ingreso al grupo folclórico Aturuxo en 1973, pero sólo tres años después enfermó y falleció poco después, en 1979. Su presencia en los espectáculos fue breve, pero es la historia de las Vellas de Mens.

Fuerte y divertida: el eterno “baile” de Eva Castiñeira. Natural de Agranzón, Ozón, Muxía, nacida en 1925, Eva Castiñeira era ya madre de siete hijos cuando emigró con su marido a Loureiro, en San Pedro de Visma, A Coruña, donde nacería el octavo. La imagen fue tomada por el investigador Pablo Quintana durante el proceso de coordinación del volumen 1 de discos de la serie Recolleita, en 1981. Es una de las pocas imágenes que hay de Eva posando con una pandereta. La voz del eterno “Baile” le dijo que era de Agransón. Conservaba, por tanto, la sibilancia y la fuerza del habla de la Costa da Morte.

Libertad: la honestidad del trabajo duro. Sobrina y tía, Rosa (1914-2005) y Adolfina Casás Rama (1912-2009), de Cerceda, fueron madres solteras de sus hijos. Campesinos, con pocos recursos, pero trabajadores y libres de ir y venir cuando quisieran, de salir a hacer sus cosas. Rosa se casó brevemente durante un período de emigración, pero pronto enviudó. A diferencia de Adolfina, que sólo salió de A Vila da Iglesia natal en los últimos tiempos, Rosa pasó tiempo en Suiza, Reino Unido y A Coruña, en Agra do Orzán. En la imagen, en pleno apogeo de la década de 1940, Rosa Casás.

El Pueblo de la Iglesia: La pasarela de Dorothé. Lavaban la ropa, trabajaban el lino, cortaban la piedra… Ni a Rosa ni a Adolfina les faltó trabajo en los tiempos difíciles. El Pueblo de la Iglesia siempre ha sido el centro de su mundo. Vivieron la llegada del tren en 1943, mucho antes de que en el andén de esta fotografía se bajara en 1980 la suiza Dorothé Schubarth, quien acabaría tejiendo con estas dos mujeres uno de los capítulos más fecundos y ricos del Cancionero Popular Gallego. En la fotografía, Adolfina camino a su humilde casa. Hoy ya no bajan más pasajeros en el Village.

Hasta el final: no faltó la fiesta con ellos. Adolfina (en la foto, con un plato) y Rosa (pandereta) eran garantía de fiesta y canciones allá donde iban. Cantaron y tocaron hasta el final, y a diferencia de Eva o Mens, nunca pusieron un pie en un escenario. En ambiente familiar, juegan en esta fotografía en la romería del río Arnego, en Agolada, Pontevedra. Entre los dos, Rafael Casás, hijo de Rosa.
AM.MX/fm


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