Luis Alberto García / Zamora Pico de Oro, Chiapas
*Todo lo que se necesita saber sobre ellos.
*Físicamente es semejante al leopardo o Panthera pardus.
*La Panthera onca es más robusta y pesada que otros parientes.
*Se pueden distinguir por sus manchas o rosetas en la piel.
*Las de un jaguar son más grandes, menores en número.
*Suelen ser más oscuras, de líneas más gruesas y manchas pequeñas.
La hembra del jaguar –kajani en maya- alcanza la madurez sexual aproximadamente entre los doce y los veinte meses de edad y los machos después, y se cree que en estado salvaje se aparean durante todo el año, aunque el número de nacimientos se incrementa durante la estación lluviosa, cuando las presas son más abundantes.
Investigaciones realizadas con machos en cautiverio apoyan la hipótesis de que –con su piel manchadas que equivale a las huellas digitales humana, que son únicas- se emparejan durante todo el año, sin variaciones estacionales en las características del semen y la calidad eyaculatoria; también se ha observado un éxito reproductivo reducido en cautividad.
El celo de la hembra dura de diez a quince días de un ciclo completo de 37 días; las hembras indican que son fértiles con marcas odoríferas urinarias y una mayor vocalización.
Durante el cortejo ambos sexos cubren un territorio más amplio del habitual. Las parejas se separan después del coito y las hembras se encargan del cuidado de los cachorros. El periodo de gestación dura entre 93 y 105 días; las hembras paren habitualmente dos crías, aunque el número puede oscilar entre uno y cuatro.
La madre no tolera la presencia de machos después del nacimiento de las crías, por el riesgo de canibalismo, de que los cachorros sean devorados por el padre, comportamiento que también se observa en el tigre asiático, sea el de Bengala o los del río Amur en Siberia.
Las crías nacen ciegas e indefensas y dependen por completo de su madre; empiezan a ver después de dos semanas. Los cachorros son destetados a la edad de tres meses, pero permanecen en la madriguera donde han nacido hasta los seis meses, momento en el que empiezan a salir para acompañar a la madre cuando va de caza.
Permanecen en compañía de la madre durante casi dos años antes de abandonarla para establecer su propio territorio. Los machos jóvenes son inicialmente nómadas, enfrentándose con ejemplares más viejos hasta que consiguen hacerse con un territorio.
Se estima que su longevidad típica en libertad es de unos trece años; en cautiverio puede vivir hasta 25, habiéndose registrado incluso una hembra que alcanzó los 32 años, lo que lo sitúa entre los félidos más longevos del mundo
Es un animal solitario (exceptuando el conjunto madre-cachorros). Por lo general los adultos solo se encuentran para el cortejo y el apareamiento (aunque se han constatado casos anecdóticos de socialización) y suele establecer un amplio territorio y defenderlo.
En el caso de las hembras estos territorios, que miden entre 25 y 40 km², pueden superponerse, pero los animales suelen evitarse entre ellos. Los de los machos cubren aproximadamente el doble de superficie, con una extensión que varía según la disponibilidad de presas y espacio, y no se superponen. Utilizan vocalizaciones, arañazos en los árboles, orina y heces para marcar su territorio.
Como los demás miembros del género Panthera, y a diferencia del resto de félidos, Panthera onca es capaz de rugir, gracias a su alargada y especialmente adaptada laringe y su unión al hueso hioides.
El macho ruge más fuerte, y lo hace habitualmente para advertir o disuadir a posibles competidores por el territorio y las hembras; en estado salvaje se han observado intensas competencias de rugidos entre individuos.
Su rugido a menudo se asemeja a una tos repetitiva; también pueden vocalizar maullidos y gruñidos. Se producen combates entre machos por las hembras, pero son raros, y en estado salvaje se ha observado una tendencia a evitar los enfrentamientos.
Cuando estos ocurren suelen ser conflictos territoriales: el territorio de un macho puede abarcar el de dos o tres hembras, y no tolerará intrusiones de otros machos adultos.
A menudo se le describe como un animal nocturno, pero más específicamente es crepuscular (su mayor actividad se desarrolla al amanecer y a la puesta del sol). Ambos sexos cazan, pero los machos se desplazan más que las hembras, en consonancia con su territorio más amplio.
Tiene unos ojos relativamente grandes, situados para proporcionar visión binocular y una notable visión en la oscuridad, gracias a una membrana reflectante (tapetum lucidum) que concentra la luz en el campo focal de la retina; su olfato está muy bien desarrollado y puede detectar el olor de sus presas a grandes distancias.
Puede cazar de día si hay presas disponibles, y es un félido relativamente enérgico, puesto que pasa hasta un 50-60 % de su tiempo activo. Su naturaleza evasiva y lo inaccesible de gran parte de su hábitat común hacen que sea un animal muy difícil de observar, y todavía más de estudiar.