En medio de un entorno sindical que exige transparencia y modernización, el dirigente del Sindicato Nacional Alimenticio y de Comercio (SNAC), Alejandro Martínez Araiza, enfrenta crecientes cuestionamientos por una serie de contradicciones públicas que ponen en entredicho su credibilidad y la coherencia de su liderazgo.
De acuerdo con registros y declaraciones públicas, se han identificado al menos seis inconsistencias en su discurso. La primera surgió tras afirmar, en redes sociales, haber participado en la revisión del Capítulo Laboral del T-MEC en Washington. No obstante, no existe evidencia oficial ni registro en medios nacionales o internacionales que confirme su presencia en dicho proceso. El episodio ha sido interpretado por analistas laborales como un intento de inflar su perfil ante la base sindical y frente a las autoridades.
Otra de las contradicciones se dio en torno a la reducción de la jornada laboral a 40 horas. Mientras la CTM realizaba consultas internas para consensuar una postura nacional, Martínez Araiza aseguró que el SNAC ya había decidido adoptarla a partir de 2026. Esta acción, según fuentes cercanas a la confederación, rompió los acuerdos de coordinación y exhibió una postura unilateral, más política que institucional.
La tercera inconsistencia tiene que ver con su discurso de rendición de cuentas. Pese a declararla como un eje rector, el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral (CFCRL) le ha solicitado cumplir con el artículo 373 de la Ley Federal del Trabajo, que exige informes detallados del patrimonio sindical cada seis meses. Hasta ahora, no hay constancia pública de tales reportes, ni de auditorías ante señalamientos de corrupción y facturación irregular.
A ello se suman imprecisiones en cifras: desde el número de afiliados (que ha variado entre 11 y 25 mil) hasta el monto de convenios y contratos, que fluctúan entre 280 y 300 millones de pesos. Estas variaciones minan la confianza en su gestión y reflejan una falta de rigor administrativo.
Finalmente, su reciente reelección con planilla única cuestiona la democracia interna del sindicato. Aunque Martínez Araiza sostiene que el proceso fue participativo, observadores laborales advierten que ese formato limita la pluralidad y favorece el control político dentro del SNAC.
En un contexto donde los sindicatos mexicanos enfrentan un escrutinio sin precedentes bajo el nuevo marco del T-MEC, las contradicciones del líder del SNAC podrían convertirse no sólo en un problema de imagen, sino en un símbolo de los desafíos estructurales del sindicalismo mexicano contemporáneo.
