La vacuna mexicana llamada “Patria” contra el covid-19 es una vacuna de colaboración: retomaron tecnología desarrollada por científicos en el extranjero. No todo el proceso científico se realizó en México.
En conferencias y comunicados se ha dado crédito a científicos o instancias extranjeras, cuyo trabajo ha permitido que en el país puedan avanzar con la vacuna. Misma que ya entrará en fases de prueba con seres humanos.
Autoridades del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) puntualizaron durante la conferencia matutina del 13 de abril pasado, en Palacio Nacional que: <<si todo sale como esperamos, tendríamos a final de este año una vacuna mexicana>>.
Además de esto, María Elena Álvarez-Buylla, en un video presentado en la misma conferencia menciona que “México es capaz de desarrollar su propia vacuna contra el COVID-19”.
Pero hay varios medios que exponen a esta vacuna como una que no es mexicana, pues fue hecha en Nueva York. Fue desarrollada por el Mount Sinai y la Universidad de Austin. Lo que sí es cierto, es que será producida por Avimex, una empresa mexicana que tiene experiencia en la creación de vacunas de influenza; apuntó un investigador mexicano que prefirió no publicar su nombre, de acuerdo a la información de Animal Político.
Por esta razón ‘Patria’ no puede ser 100% mexicana: el proyecto o “desarrollo vacunal” debería ser creado únicamente en el país y tendría que ser desde el paso cero de investigación, hasta la inoculación de los pacientes.
Como la creación de vacunas tienen procesos larguísimos que pueden tomar varios años, lo que hizo México fue pque realizó la escuela de medicina Mount Sinai, localizada en Nueva York.
La misma, también fue adquirida por Brasil, Vietnam y Tailandia. No obstante, México tomó las investigaciones de Mount Sinai y comenzó la etapa de la fase pre-clínica (implica experimentar con animales como ratones y cerdos). Posteriormente se prueba en humanos. Precisamente por ello existe este conflicto sobre si es o no mexicana.
Para avanzar en la vacuna contra la pandemia, el Conacyt trabaja en colaboración con el Instituto Mexicano del Seguro Social, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, el Laboratorio de Biológicos Reactivos de México, la Secretaría de Salud y el laboratorio Avimex.
Por el laboratorio privado Avimex, México adquirió la licencia de uso exclusivo, pues el laboratorio lleva más de una década trabajando de la mano de la escuela de medicina Mount Sinai para el desarrollo de vacunas de ámbito veterinario.
¿Cómo funciona “Patria”?
El doctor Adolfo García-Sastre, académico de la escuela Mount Sinai, explicó en una entrevista que las “semillas vacunales”, algo así como la receta para hacer la vacuna, fue un trabajo obtenido debido a los antecedentes que tenían contra los tipos de coronavirus presentados en animales.
“Vimos que el vector que utilizamos tendría una gran capacidad para vacunación en humanos para COVID-19, entonces trabajamos en el desarrollo de semillas vacunales … estamos muy esperanzados”.
Patria no es similar a lo que se ha visto sobre el ARN mensajero, sino que está centrada en utilizar un virus recombinante de la enfermedad de Newcastle, conocido como “NDV”.
Estas vacunas (conocidas como de vector), utilizan un virus genéticamente modificado en este caso sobre el SARS-CoV-2; para que nuestro cuerpo obtenga defensas ante el virus que causa la COVID e intente ingresar al organismo.
Los científicos explican que el vector (no el virus que causa la enfermedad, sino otro virus que es inofensivo) ingresa a una célula dentro de nuestro organismo y usa las células para producir una porción inocua del virus que causa el COVID-19. A esa porción se le conoce como proteína Spike, y sólo está presente en la superficie del virus que causa el COVID-19.
Lo anterior desencadena una respuesta de nuestro sistema inmune, comienza a producir anticuerpos y activar otras células inmunitarias para combatir lo que considere una infección.
Al final de este proceso, el organismo habrían aprendido a cómo protegerse de alguna infección futura por el virus que causante de la pandemia.
El estudio está disponible en The Lancet desde noviembre del año pasado. Ahí explican que el vector del virus de la enfermedad de Newcastle (NDV) es una opción para la fabricación de vacunas contra COVID-19.
García-Sastre aseguró que no es dañina en humanos y ha sido utilizada en los laboratorios de Avimex durante 15 años para un uso veterinario. Incluso para las vacunas contra la influenza.
Otras vacunas aprobadas contra el COVID-19 también usan esta tecnología, como la Sputnik V, aunque utilizan otro tipo de virus vector.
En caso de tener éxito, podrán aplicarla colocando unas gotas por la nariz o ser inyectada. Lo cual, indican expertos, ayudaría a pequeños países a tener acceso a una vacuna contra el Coronavirus.
Polémica de la vacuna
Las autoridades del Conacyt sí dieron su crédito a científicos partícipes de otras partes del mundo durante la conferencia matutina. Los hicieron al inicio de la presentación y cuando reprodujeron el video sobre la vacuna.
También lo hicieron en su comunicado oficial en el que se detalla que “la vacuna que Avimex está desarrollando utiliza tecnología de la Escuela de Medicina Icahn en Monte Sinaí (Nueva York, EUA)”.
Al igual, en la presentación enviada a medios de comunicación se puede ver en la diapositiva dos, de manera pequeña, el logo de la Universidad de Texas y de la escuela de medicina Mount Sinai.
El problema o lo que generó polémica y críticas fue la forma en cómo lo explicaron de manera pública, y decir que se llamaría “Patria” por ser 100% mexicana.
Finalmente la titular de Conacyt, María Elena Álvarez Buylla, explicó en una entrevista que concedió a un programa de radio que en el país se llevan a cabo trabajos de fabricación de la vacuna y todos los procesos y tecnologías que implican, pero “investigación previa, los antecedentes, fueron resultado de colaboración de alianzas de muchos años de este laboratorio mexicano Avimex con investigadores de diferentes partes del mundo”.
La intención de las autoridades mexicanas es producir una vacuna que disminuya los costos.
Por ello, la titular de Conacyt refiere que el costo de la vacuna de importación más cara es de $525 pesos por dosis y el de producción para la en México sería de $55 pesos. Debido a esto, se disminuiría en un 90% el costo por vacuna.
A pesar de todo, hubo gran polémica ante “Patria” por la forma en que los mandatarios al frente de cada institución, explicaron de manera confusa y con información distinta a la original.
Por ejemplo, la funcionaria al frente de Conacyt expuso que la vacuna sería 850% más barata.
A esta cifra llegó luego de calcular la diferencia de precio entre la vacuna más cara y la producida en México, que es de 8.5. O sea que que producir esta vacuna es 8.5 veces más barato que importar alguna de otra marca.
Hasta el momento han invertido 150 millones de pesos (mdp) para crear a “Patria”. De los cuales, 15 mdp fueron otorgados por AMEXCID-SRE y el resto por Conacyt.
Con información de: Animal Político.