CIUDAD DE MÈXICO / SEMlac.- La unión de las mujeres es indispensable para enfrentar la desigualdad, afirma la destacada psicoanalista Raquel Berman, quien espera que la primera presidenta de México tenga la disposición de escuchar y la capacidad de no marearse en el poder.
Considera que, gane quien gane, la futura mandataria enfrentará un sistema patriarcal que ha sido desafiado por el feminismo, el único movimiento de cambio auténtico que, a su juicio, también es un cuestionamiento al neoliberalismo en tanto busca sustentarse en vínculos de apoyo.
En una conversación con Raquel Berman, promotora del reconocimiento a la resiliencia femenina, y con la escritora Clara Scherer, integrante del jurado calificador de este premio, el 21 de mayo, ambas destacan la importancia de que la próxima presidenta de la República construya lazos de solidaridad con otras mujeres que hoy están al frente de responsabilidades públicas.
“La meta de la solidaridad entre las mujeres es indispensable para enfrentar la desigualdad y la injusticia”, define Berman.
La psicoanalista sostiene que, además de crear un sistema de cuidados, que proteja a los niños y a los adolescentes, el primer gobierno encabezado por una presidenta también tiene como primordial tarea la de restablecer las reglas de la convivencia desmontando la impunidad.
Infancia es destino
Por su historia personal de desarraigo y migración, sobreviviente del nazismo del que la salvó su padre junto con sus hermanos y primos, siete personas en total, y por su experiencia profesional como analista, Raquel Berman es una estudiosa del trauma, la condición de víctima y la resiliencia.
Afirma que el trauma también puede ser el reencuentro con un nuevo paisaje si existe la capacidad de adaptarse a las situaciones que se afrontan. O, de lo contrario, se da una reacción depresiva.
Sus investigaciones en la juventud la llevaron al seguimiento del impacto que la violencia conyugal tiene en la temprana vida infantil, donde los vínculos o su ausencia se tornan cimientos de la capacidad de construir la resiliencia.
“Tenemos que concientizar -no solamente a los profesionales, sino el ámbito social más amplio- de que, como dijo el gran analista mexicano Santiago Ramírez: infancia es destino cuando hay trauma, cuando hay condiciones negativas para el niño. Y las condiciones negativas para el niño hoy en día, estoy convencida, están ligadas a la violencia conyugal.
“La violencia conyugal, psicológica y física, que caracteriza al machismo, tiene un impacto sobre el desarrollo del niño, que necesita como requerimiento básico seguridad física y emocional. No hay machismo sin violencia. Y la violencia se perpetúa a través de los organismos más frágiles que son los niños y las niñas, quienes tienen destinos que, más tarde, en la adolescencia o en la vida adulta, emergen claramente, ya sea siendo víctimas de la violencia o siendo identificados con la violencia”, detalla Berman.
Del trauma a la resiliencia
Impulsado desde 2016, el Premio a la resiliencia femenina frente a la adversidad Raquel Berman reconoce a mujeres que convirtieron el daño sufrido en fortalezas propias y colectivas.
“Como lo hemos visto en nuestros 4.000 casos que hemos acumulado a través de los ocho premios que se han otorgado cada año, generalmente las mujeres que ya han metabolizado el trauma y han logrado resiliencia, están más sensibles al trauma de sus hijos”, detalla Berman.
Explica que el machismo “es una variedad del patriarcado, particularmente agresivo” y destruye la posibilidad de un maternaje que permita garantizar la seguridad que se necesita en los primeros años de vida para construir resiliencia y empatía.
Clara Scherer parte de la premisa de que la negación de la existencia de las mujeres en la historia “las colocó en el lugar de víctimas; somos las víctimas de las que no hay que hablar”.
Y es tal el lavado de cerebro generacional, secunda Berman, que muchas de esas víctimas idealizan su situación.
Sin la liberación del trauma no hay avance, sentencia la psicoanalista. Y esto implica la elaboración mental, psíquica y emocional de la situación enfrentada.
Por eso, precisa Scherer, la resiliencia acaba de ser completa cuando se vuelve una experiencia de acompañamiento de otras mujeres.
Cuentan que en la selección de las posibles premiadas el jurado discute sobre los casos en los que puede responderse a la pregunta de qué han hecho por otras personas. No basta con haber superado su trauma y ser exitosa.
Un sistema de cuidados
Desde su larga trayectoria, que incluye el estudio de la desnutrición de niños vinculada al abandono que sus madres afrontaron por sus parejas, y hallazgos sobre bandas criminales que habrían realizado los feminicidios en Ciudad Juárez, la analista reflexiona sobre la importancia de que el futuro gobierno se tome en serio la construcción de un sistema de cuidados.
“Tenemos que entender que -dado que no vamos a cambiar en una generación la familia- es muy importante la escuela, los grupos juveniles y todo lo que puede ofrecer el Estado, pero los cuidados tienen que ser acompañados de un entendimiento emocional, porque los puros cuidados no son suficientes, ya que es un hecho comprobado que, sin la vinculación, la persona está mucho más expuesta de caer en el vacío”, alerta Raquel Berman.
Para Clara Scherer, eso significa que “hay que cuidar a las cuidadoras: tú no puedes poner una estancia infantil si antes no tienes a las personas capacitadas y cuidadas, que van a cuidar a esos niños y niñas”.
Berman refuerza esa idea subrayando que hay que garantizar “la continuidad de una madre buena”.
Y que esto igualmente debe darse en las estancias o asilos para adultos mayores.
Porque, en el caso de la infancia, “una buena dependencia permite desprendimiento a la autonomía. Y ahora son muy importantes los cuidados públicos porque tienen que sustituir una patología familiar, es decir, el sistema machista”, dice Berman.
“Y no se nace resiliente, no se nace víctima, no se nace con un destino fijado”, afirma Scherer.
La futura presidenta
“Me sentiría muy decepcionada si ese régimen de cuidados no se crea con una conciencia muy profunda de lo que es la vida de la mujer promedio y de la importancia del maternaje como la base para la evolución del género humano”, señala Berman.
Y ante la llegada de la primera presidenta de México, comparte sus expectativas: “Que esté expuesta a escuchar a mucha gente, porque su poder le da esa posibilidad de escuchar y estar muy poco seducida por el poder”.
Además de que esa futura mandataria no pierda piso, Berman espera que ambas candidatas estén desde ya plenamente conscientes de en qué sociedad van a ejercer su función. “Que sean realistas, pero con esperanza”.
Y aunque es insistente en remarcar que será un escenario complicado, que sea quien sea la ganadora afrontará una crítica severa, porque ser presidenta mexicana no es lo mismo que ser primera ministra en Suecia o Dinamarca, la psicoanalista espera que ese realismo no se traduzca en pesimismo, porque este paraliza el cambio.
Clara Scherer sostiene que la capacidad de escucha es relevante para la futura mandataria, pero que también “sepa a quién sí creerle y a quién no” y que no se pierda en la versión machista del ejercicio del poder, de creerse “la más bella, la más inteligente, la mejor”.
Que no actúe, complementa Berman, como la favorita de su papá, es decir, del patriarcado, discriminando a su madre o a sus hermanas y hermanos. Que sean resilientes.
“La que quede, lo primero que debe hacer es aliarse con las otras mujeres fuertes que hoy tienen poder: Norma Piña, Marcela Guerra, Janine Otálora, Claudia Zavala, con estas mujeres que son resilientes y conscientes. Eso será fundamental”, define Clara Scherer.
Raquel Berman espera que proceda a la altura del movimiento de mujeres, “el único, el único exitoso del siglo XX y del siglo XXI. Porque yo desconfío de muchas otras metas, pero creo en la del feminismo: es la meta de la solidaridad entre mujeres, para poder con la desigualdad”.
AM.MX/fm