lunes, junio 9, 2025

La piedra de Sísifo

El eterno espejo de discordias

Por José Luis Camacho.-México es un país espejo de eternas discordias  desde 1821. La instauración de la primera República tras la consumación de la independencia del yugo español desató una larguísima guerra política y  disputas armadas  por las insuperables rencillas entre liberales y conservadores, causa de las enormes pérdidas territoriales para una nación endeble  en el siglo XIX y sin lograr hasta ahora un sólido proyecto de nación hasta el Siglo XXI, quizás una de las utopías mexicanas.

¿Cuál ha sido la historia abreviada de México? En el siglo XIX una sucesión de golpes de estado, largas guerras de los tres años, invasiones de los imperios estadunidenses y franceses, una restauración precaria de la República, una larga dictadura que entregó a los extranjeros minería, petróleo, tierras de cultivo con sus secuelas de miseria atroz, de los peones de sol a sol en las haciendas y de las mujeres al echar los pulmones en las fábricas de costuras,  la mayor parte de la población.

En el siglo XX.  Una frustrada Revolución   que no alcanzó a consumar la demanda de tierra y libertad, recuperó el petróleo  con el nacionalismo y lo devolvió en parte a la inversión extranjera con el neoliberalismo; procreó un autoritario Partido de Estado, intentó organizar un Estado del Bienestar para disminuir la pobreza y la extrema miseria  hasta que la rectoría del Estado se entregó dócilmente al Consenso de Washington y luego bajo la presión del imperio del norte instauró la alternancia en el poder presidencial.

En el siglo XXI. Se consuma  la alternancia en el poder presidencial. Prevalece la economía neoliberal hasta que en 2018 irrumpe en los espacios electorales de la sucesión presidencial una organización política denominada Movimiento de Regeneración Nacional. Triunfa sobre las candidaturas de los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional e inicia otra etapa con la misma ríspida disputa de los liberales y los conservadores de 1821 por el control del país.

La brillante historiadora Josefina Zoraida Vázquez describe el origen de esa disputa. “Los liberales acusan a los conservadores de ser  “representantes del legado hispánico”, mientras “los conservadores responsabilizan a los liberales” por el abandono “de la tradición hispánica para copiar el modelo norteamericano, cuyo federalismo alteró el orden y la armonía social construida a través de largos siglos”.

 

La carta enviada por el ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador al Reino de España para que se disculpen las masacres de indígenas durante la conquista política, territorial y espiritual durante el inicio de la colonia en 1521, ejemplifica parte de esa disputa entre los nuevos conservadores y los nuevos liberales del siglo XXI.

Ahora que el Reino de España decidió honrar al Museo Nacional de Antropología con el Princesa de Asturias, la presidenta Claudia Sheinbaum respondió en forma hosca al  juzgarlo como un probable primer paso para ese reconocimiento que les pidió el expresidente López Obrador, mientras el director de ese Museo, Antonio Saborit en una entrevista con la TV pública española se mostró conmovido por el gesto de la monarquía española sin medir la pausa política en las relaciones con España que motivó ese mensaje.

Esa carta provocó diversas reacciones. Algunas muy  airadas de los círculos de intelectuales. Incluso una de esas reacciones críticas fue la de Eduardo Matus Moctezuma, uno de los más prominentes miembros del Instituto Nacional de Antropología e Historia, institución al que está a cargo del Museo Nacional de Antropología.

López Obrador decía en esa misiva enviada a Felipe VI, al cumplirse 500 años en el 2021 de la conquista española, que ese hecho fue “tremendamente violento, doloroso y transgresor”, por lo cual “México desea que el Estado español admita su responsabilidad histórica por esas ofensas y ofrezca las disculpas o resarcimientos políticos que convengan”.

López Obrador llegó a la presidencia con un grueso expediente de los agravios que recibió desde que era un líder  que encabezaba movimientos sociales; dirigió al ahora extinto Partido de la Revolución Democrática; ganó las elecciones en el 2000 para ser Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, etapa en la cual el gobierno del presidente Vicente Fox intentó destituirlo de su puesto por una supuesta violación a un amparo; perdió unas elecciones presidenciales en 2006 sumamente cuestionadas por sus sospechas de fraude; volvió a competir por la presidencia en el 2012 sin ganar para luego fundar el Movimiento de Regeneración Nacional que en 2018 le permitió ganar la presidencia.

En las elecciones presidenciales su mejor alumna, una académica y física de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México a la que incorporó en su gobierno en la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, triunfó rotundamente en las elecciones presidenciales de 2024,  sobre una oposición  completamente desarticulada que a través de una alianza del PRI y del PAN intentó recuperar la banda presidencial.

Ambos grupos de conservadores compitieron mezclados en las elecciones locales de Durango, uno de las últimos bastiones del poderoso partido de Estado del siglo XX.  Extraño matrimonio de unos que aprueban despenalizar el aborto y otros no. Ahora ambos han sacado a la vía pública sus últimos restos por lograr un fracaso de las elecciones del primero de junio para  modificar la estructura del Poder Judicial,  dominado durante los gobiernos del PRI y del PAN y sin que se pueda asegurar que prevalecía un equilibrio de poderes.

La baja y previsible participación en las urnas del 13.1 por ciento de un padrón electoral de casi cien millones de electores para elegir tanto de  quienes integrarán la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como las magistraturas y jueces federales provocó una ola de furibundas  críticas centradas en el abstencionismo de parte de los opositores y círculos intelectuales y mediáticos,  que mantienen sus agrias y exasperadas querellas al gobierno de la IV Transformación de la República, ahora en su segunda etapa.

Lo peor para estas oposiciones de partidos que navegan sin una brújulas clara, simplemente recogen las amarguras y despechos de ciertos sectores de la población, es que tanto era previsible el triunfo de la Doctora en Física de la UNAM en las elecciones presidenciales de 2024, como el de ahora la iniciativa de su gobierno  en las elecciones judiciales de 2025. Siempre tuvieron en sus caras que el uso de las pensiones del bienestar social,  en un amplísimo contexto de control social, político y económico de la población dio resultados en las urnas presidenciales y ahora aunque en mucho menor escala en los comicios judiciales.

El 5 de junio en unas elecciones sofisticadas por su complejidad en las urnas, con acordeones o sin ellos,  simplemente Morena y sus satélites Partido Verde y Partido del Trabajo, ganaron con las mismas tácticas de un partido dominante en la sociedad electoral mexicana, como lo hizo el PRI como partido de Estado. Se sabía de antemano de un abstencionismo inevitable. La misma oposición del PAN y del PRI, estaban bien  enterados.

Soñaban que sería la apertura de una tumba para Morena. Y se equivocaron de nuevo, como lo ha sido a lo largo de la historia política de México desde 1821 en esa pugna feroz entre los conservadores y los liberales.

 


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