México y España, en el mismo juego de Trump sobre sus soberanías
Por José Luis Camacho
Hoy México y España separados por una solicitud hecha por el gobierno de la 4-T al reino español de una disculpa por los agravios de la conquista, esta vez están unidos en la misma causa, la defensa de sus soberanías. Claudia Sheinbaum y Pedro Sánchez lidian con el mesiánico psicópata emperador de la Casa Blanca que dicta las reglas del nuevo orden unipolar.
Ambos acuden al recurso de la soberanía para defender sus posturas nacionalistas en un mundo donde Donald Trump a dispuesto “hacer de América, grande otra vez” (make América great again), según dice en su gorra de beisbolista que luce petulante ante los graderíos de sus fanáticos y seguidores y cada vez que desciende de su avión presidencial.
La presidenta Sheinbaum está dispuesta al estricto respeto a la soberanía mexicana, que esté por encima de la colaboración y cooperación que ofrece su gobierno al enloquecido Trump empeñado a debilitar por todos los medios a su alcance a su vecino del sur.
Por su parte, el presidente Sánchez también coloca la soberanía española por encima de la autoritaria decisión de Trump de imponer a las economías de todos los gobiernos de la Unión Europea, el pago del 5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) para aumentar el poder bélico de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Sánchez hasta ahora se niega a pagar ese 5 por ciento de su PIB que afecta las políticas sociales de su gobierno.
Ambos presidenta y presidente acuden a los mismos expedientes históricos de las soberanías. La soberanía, para Sheinbaum y Sánchez reside en la voluntad de sus pueblos, en su poder de decisión. Una soberanía sustentada en la democracia de ambas naciones. No hay duda que para ambos mandatos la soberanía está encima de la cabeza y del gorro de beisbolista del maniático de Trump.
El gobierno socialista español ha respondido que no acepta las imposiciones de Trump y solamente ofrece el 2.5 por ciento del PIB de la economía española. La secretaria del PSOE ha declarado que España no es un vasallo del ocupante republicano de la Casa Blanca.
Para irritar más el carácter turbulento de Trump y del gobierno ultraderechista de Israel, Sánchez aboga por el pueblo palestino y no duda en calificar de genocidio las masacres diarias del ejército israelí que actúa como las tropas nazis del SS en la Franja de Gaza.
Por su parte, aún sobre los más de 56 mil palestinos asesinados por el gobierno de Israel, el gobierno de Sheinbaum se ha limitado ceñirse a la solución pacífica de los conflictos que dicta la política exterior mexicana, evita lo que el gobierno de López Obrador hizo en mayo de 2024 al sumarse a una declaración implícita de la Corte Internacional de Justicia de condenar el genocidio en la Franja de Gaza
Ahora Trump en su nueva embestida contra México, después ordenar a Israel declarar la guerra a Irán y lanzar las bombas más sofisticadas para perforar y destruir los centros nucleares de iraníes, optó por lanzar sobre el sistema bancario y financiero mexicano otro tipo de misiles; todos mediáticos y cargados de la sospecha de que dos de sus bancos y una casa de bolsa son intermediarios del lavado de dinero de los cárteles de la droga mexicanos, a los cuales la Casa Blanca califica de terroristas.
Hace unas semanas fue la secretaria de Seguridad Interna de Washington, Kristi Noem, la vocera encargada de aumentar la presión hacia México acusando a la presidenta mexicana de alentar las manifestaciones en ciudades santuario contra las redadas de indocumentados mexicanos. Ahora es la Fiscal General, Pamela Bondi, la que acude al gastado expediente de los cárteles de la droga mexicanos para vincular a México como país adversario, ya ni amigo ni socio. Ahora está en la misma lista de países indeseables y adversarios junto con Irán, Rusia y China.
El gobierno imperial de Trump está decidido a desestabilizar a México. No se le acaban los pretextos. Convertir a México en su garita migratoria, un freno a los flujos de droga, sobre todo el fentanilo; impedir la exportación de ganado mexicano, presionar sobre los tratados de agua hacia el Río Colorado o imponer sus abusivas políticas arancelarias. Todo junto con pegado a la brutal persecución y detenciones de trabajadores indocumentados.
El gobierno republicano armó toda una estrategia desestabilizadora con diferentes grados de intensidad y escalamiento. Todos dirigidos a debilitar al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum y llevarla a un callejón sin salida con la imposición de las nuevas reglas globales del emperador Trump.
El emperador no acepta protestas ni negativas a sus políticas imperiales. Se impone, como ya lo hizo en la reunión de la OTAN con los sumisos gobiernos países de la Unión Europea a los que decretó un 5 por ciento de sus PIB, excepto España.
Ahora le tocó al sistema bancario y financiero mexicano con los tres misiles de sospechas lanzadas hacia dos bancos y una casa de bolsa, aunque en realidad el blanco es sembrar las dudas de todo el sistema bancario y financiero del país, en parte en manos extranjeras.
Un sistema bancario que fue casi completamente desnacionalizado por los gobiernos neoliberales del PRI para cumplir las cuotas que le impuso el Consenso de Washington de dejar en los huesos al Estado mexicano. Curiosamente estos dos bancos y la casa bolsa bañados de sospechas del lavado de dinero son mayoritariamente de inversores mexicanos.
El miércoles 25 de junio que se conoció el informe del Departamento del Tesoro de Estados Unidos que implicó a Intercam Banco, CIBanco y Vector Casa de Bolsa como presuntas instituciones facilitadoras de lavado de dinero para cárteles de la droga, el sismo mediático fue inmediato en todo el sistema bancario y financiero mexicano. Muy a pesar de los esfuerzos de las autoridades hacendarias por contrarrestar el daño al exigir pruebas al Departamento del Tesoro sobre a la andanada de dichos y dudas que hizo sobre la credibilidad del sistema bancario y financiero del país.
Manuel Somoza, presidente de CIBanco, en una entrevista con Milenio TV, la misma noche del día que se conocieron los misiles de sospechas del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, pedía una rápida investigación sobre esos señalamientos de lavado de dinero, cuando ya en esos momentos su semblante advertía de afectaciones con el retiro de cuentas de sus clientelas.
Aunque el gobierno por medio de la presidenta Sheinbaum ha insistido en pruebas sobre esos dichos del Departamento del Tesoro, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para mitigar daños al bombardeo de sospechas del Departamento del Tesoro estadunidense, su Comisión Bancaria y de Valores no tuvo más remedio que intervenir y estar bajo su control las administraciones de los dos bancos y de la Casa de Bolsa.
Trump no tiene medida, ha recurrido a bañarse en el fango mediático para lanzar otra ofensiva, no solamente contra el gobierno de la presidenta Sheinbaum, es contra todo el país.