CIUDAD DE MÉXICO.- Durante años, la conversación sobre cómo nos informamos estuvo dominada por los periódicos digitales, los noticiarios de televisión y más tarde por los artículos rápidos que circulaban en redes sociales. Pero el terreno volvió a moverse. Hoy, plataformas como TikTok, Reels y YouTube Shorts se han convertido en la puerta de entrada por excelencia para entender qué pasa en el mundo y, al mismo tiempo, para absorber buena parte de la cultura pop. Este cambio no ocurrió de la noche a la mañana, pero sí se ha acelerado a un ritmo que pocos anticipaban.
En principio, los videos cortos nacieron como entretenimiento ligero. Sin embargo, la dinámica cambió cuando millones de usuarios comenzaron a usar estos formatos para explicar acontecimientos políticos, resumir debates públicos o traducir fenómenos culturales de forma accesible. Hoy, el consumo de noticias en videos cortos ya no es una excepción; para muchos jóvenes, es la norma.
Uno de los factores que ha impulsado esta transición es la manera en la que los algoritmos personalizan el contenido. Las plataformas ya no esperan a que el usuario busque información: se la ponen enfrente. Si alguien interactúa con un creador que analiza elecciones, es probable que el sistema priorice más contenido similar. Esto genera una experiencia fluida, casi adictiva, donde la información se mezcla con entretenimiento sin fronteras claras entre una cosa y otra.
El impacto cultural de este modelo es evidente. En cuestión de horas, un creador puede detonar conversaciones globales, influir en la percepción de un suceso o incluso presionar a marcas y gobiernos. Los videos cortos no solo informan, crean ambientes emocionales que pueden amplificar o distorsionar ciertos debates. Se gana velocidad, pero a veces se pierde contexto.
Aun así, sería un error pensar que este formato empobrece nuestra relación con la actualidad. Al contrario, ha permitido que periodistas independientes lleguen a audiencias que jamás habrían leído un artículo completo sobre ellos. Muchas veces, estos videos funcionan como un primer contacto y motivan a los usuarios a profundizar en el tema por otros medios.
La cultura también ha encontrado un nuevo hogar aquí. Canciones, memes, series, modas y hasta obras literarias han sido redescubiertas gracias a clips de 30 segundos. TikTok es capaz de revivir canciones olvidadas, y Reels o Shorts pueden transformar una escena de película en un fenómeno global sin necesidad de campañas costosas.
La pregunta, entonces, ya no es si los videos cortos están cambiando la manera en que nos informamos, sino hacia dónde nos llevará esta nueva forma de interacción. Lo cierto es que, mientras las plataformas sigan afinando sus algoritmos y los creadores encuentren nuevas formas de explicar el mundo, el consumo de noticias en videos cortos seguirá expandiéndose y moldeando la agenda cultural de millones.
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AM.Mx/kmj
