Adrián García Aguirre / Cdmx
*El peregrinaje de los mexicas.
*Llegaron de tierras septentrionales lejanas.
*Misterio no esclarecido, según fuentes históricas.
*Su capital estaba vigilada por dos volcanes.
*Sigue vivo el debate sobre el viaje desde el norte.
Según fuentes históricas de prestigio reconocido, el gran imperio mexica no tuvo su origen en el Valle de México, en donde sus primeros integrantes se asentaron en 1325, se desarrollaron notablemente por casi dos siglos y desaparecieron a partir de 1521 tras la conquista española.
El mito fundacional de Tenochtitlán narra que ese pueblo tuvo que migrar de Aztlán -al norte del actual territorio mexicano- para encontrar un nuevo lugar para vivir, y según el Códice Boturini, también conocido como la Tira de la Peregrinación, se relata el largo viaje que realizó de Aztlán al lago de Texcoco para fundar la que sería su capital imperial.
Este movimiento migratorio fue guiado por su dios Huitzilopochtli, como se explica en testimonios resguardados en el Museo del Templo Mayor: la peregrinación de los mexicas habría ocurrido entre el 1150 y 1300, en olas migratorias que vinieron de diferentes lugares.
Así se adentraron en los lagos de Texcoco y Zumpango, los mayores cuerpos de agua del Valle de México; sin embargo, tras la caída de Tenochtitlan el 13 de agosto de 1521, los códices indígenas marcan 1325 como el año de la fundación.
Los Códices Novohispanos Aubin y Durán, refieren que Huitzilopochtli ordenó a su pueblo buscar nuevos horizontes y tierras, además de dejar de llamarse a sí mismos como aztecas para considerarse como mexicas.
El Códice Boturini relata que Aztlán era una isla conformada por seis calpullis o clanes jerárquicos formados por un conjunto de familias y un gran templo, que se cree fue erigido ara venerar y honrar a Mixcóatl.
El mito fundacional de Tenochtitlan narra que Huitzilopochtli ordenó que se fundara la ciudad en donde se encontrara la señal divina de un águila parada sobre un nopal devorando una serpiente, lugar que resultó ser un islote del lago de Texcoco.
De inmediato, el grupo cesó su peregrinaje desde el norte, asentándose de esta manera en el territorio tecpaneca de Azcapotzalco, a cuyos gobernantes sirvieron como guerreros mercenarios.
Dentro de la historiografía mexicana hay un debate al respecto, puesto que algunos investigadores consideran que realmente existió Aztlán, basándose en los códices existentes como fuentes directas.
Sin embargo, otros argumentan que tales códices no narran literalmente la peregrinación mexica, sino que representan un mito fundacional que plasma su cosmovisión y origen, tema que fue tomado en el futuro como real y veraz.
De acuerdo con el artículo “Las fuentes indígenas más allá de la dicotomía entre historia y mito” del Fernando Navarrete, catedrático del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la explicación sostiene que Aztlán existió y que los mexicas partieron de su patria original en busca de un lugar similar.
En contraste, la explicación mítica sugiere que el lugar original es México y que Aztlán es solo una proyección mítica de esta ciudad al pasado, cargada de simbolismo.
Eduardo Matos Moctezuma, arqueólogo y antropólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), mencionó que hay varias hipótesis sobre la ubicación de la mítica, y estableció que se ha señalado a Guanajuato, Mexcaltitlán en Nayarit, e incluso en Arizona, Nuevo México y Florida.
No obstante, no ha habido forma de asegurar esto, por lo que su ubicación exacta y existencia siguen siendo inciertas, un misterio que ha mantenido vivo y actual el debate y las investigaciones en curso.