martes, abril 16, 2024

La grandeza monumental de Uxmal y la Ruta Puuc

Adrián García Aguirre / Uxmal, Yucatán

* Es el epicentro de un estilo arquitectónico maya.
* La zona arqueológica más importante de la región.
* Culto a Chaac y su arquitectura, características del esplendor.
* Cuatro conjuntos arqueológicos dan realce a esa ciudad.
* Sonido reverberante de la selva en un paraíso ancestral.

A poco más de una hora en carretera al sur de Mérida, en la región de Puuc (“colinas” en maya) se encuentra Uxmal, uno de los conjuntos arqueológicos más impresionantes de México fundado hacia el año 600 dC, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1996.

En Uxmal se alzan las estructuras de La Pirámide del Adivino, el Palacio del Gobernador, el Cuadrángulo de las Monjas y la Casa de las Tortugas, cuatro muestras que ponen de relieve la importancia que alcanzaron algunas ciudades mayas en la península, parte de un imperio que llegó a estar entre los más brillantes de Mesoamérica.

La Pirámide del Adivino es la estructura más impresionante de este sitio arqueológico, y Uxmal, donde se asiete, es una de las zonas arqueológicas mejor conservadas del mundo maya y cuyo nombre significa “la tres veces construida”, en alusión a los tres posibles momentos de edificación.

Según algunas investigaciones, en Uxmal se originó y difundió el estilo arquitectónico puuc, caracterizado por sus impresionantes elementos decorativos geométricos, así como por las paredes y bóvedas de mampostería con revestimientos de piedras cuadradas.

Algunas otras ciudades con este estilo, en donde se puede ver el uso constante de grecas son Kabáh, Sayil y Labná, relativamente cerca del sitio arqueológico conformado por quince grupos de edificios tallados con miles de figuras marcadas en la piedra del dios Chaac, el dios de la lluvia -Tláloc para los aztecas- y principal deidad de culto.

En su época de esplendor, Uxmal llegó a tener alrededor de veinte mil habitantes, en una extensión de doce kilómetros cuadrados, con un suministro de agua que fue uno de los principales retos de esa ciudad maya, ya que, a diferencia del resto de Yucatán, aquí no hay cenotes.

En cambio, cada vez que llovía, los habitantes almacenaban el agua de lluvia en especies de cisternas llamadas chultunes, que aún permanecen entre la Pirámide del Adivino y el sonido reverberante de la selva en un verdadero paraíso ancestral.

Con cuartenta metros de altura y una escalinata de 150 peldaños, la Pirámide del Adivino es una construcción majestuosa del complejo cuya leyenda dice que fue construida en una sola noche, aunque los investigadores sugieren que en realidad fueron alrededor de 400 años.

En la cima hay una cámara con forma de cara, cuya boca es la entrada principal, aunque subir no está permitido, pero verla desde abajo es impresionante, debido a que el estilo puuc se caracteriza por tener elementos decorativos geométricos impresionantes.

Disfrutar del espectáculo nocturno de luz y sonido en el centro ceremonial se convierte en una experiencia visual de relatos mayas y pasear por sus diferentes patios, como el Cuadrángulo de las Monjas y visitar el Palacio del Gobernador, es conocer otro mundo.

De ser posible debe leerse el Chilam Balam de Chumayel, que reúne historias de la cultura maya y llevar ropa holgada, bloqueador solar, repelente de mosquitos, dinero en efectivo y mucha agua.

La hacienda de Santa Rosa, a medio camino entre Mérida y Uxmal, es la mejor opción para dormir en medio de la selva y, aún así, estar cerca de algunos de los atractivos de la península yucateca.

El contraste entre los edificios originales de esta hacienda, con las amenidades modernas de las habitaciones y espacios públicos, vuelve a este hotel una experiencia en sí misma que impone guardar silencio por respeto a los antepasados

No puede ni debe haber impedimento para conocer la zona arqueológica de Uxmal sobre la carretera federal No. 261 Mérida-Santa Elena, encaminándonos a conocer la cultura maya con sus ciudades y recintos ceremoniales, motivo sobrado parta ir hasta esos territorios descubiertos en 1517 por los españoles, quienes se encontraron con la civilización más brillante que jamás hayan visto.

Los soldados y religiosos que formaban parte de esa hueste no mostraron respeto ni consideración por el grado de organización social y los conocimientos que habían alcanzado los mayas, circunstancia que, hoy, nos obliga a guardar devoción a un pasado trasladado a las piedras sagradas, testigos de un gran pasado que nos obliga a respetarlo..

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