miércoles, julio 23, 2025

La estridencia visual de la Sinfónica de Minería

Por Rubén Iñiguez
La Orquesta sinfónica de Minería, conducida desde el 2006 por el experimentado y carismático Carlos Miguel Prieto, inició su temporada de verano 2025 con un rico y variado programa musical pero también con la confirmación de una deformación cada vez más aguda y visible en esta orquesta, fundada en 1978 “con la misión de interpretar música de excelencia” (según ofrece su publicidad), pero que vicios y enfoques erroneos la han llevado a disminuir calidad musical con una cortina de espectaculo populachero. Dicho sea de paso, sus precios son los mas altos de los espectaculos que se ofrecen en la sala Netzahualcoyotl de la UNAM, caracterizada por tarifas accesibles al publico universitario.

Mas alla de la seleccion musical y la calidad de las interpretaciones, incluidos los solistas, lo más significativo de las ejecuciones de la orquesta de Minería es la actuación de Gabriela Jiménez, la muy popular “Gaby” quien ha descubierto que lo importante de su intervención está no en su profesionalismo y la calidad de su participación en una orquesta sinfónica, sino en la constante, permanente y hasta abusiva gesticulación, baile y “play back” que atrae la atención por encima de solistas, el propio director y las varias decenas de músicos que, preocupados y ocupados en seguir la partitura y al conductor, se convierten en actores o músicos secundarios de un espectáculo caracterizado por la estridencia visual.

La inteligencia artificial dice que el “espíritu” de una orquesta sinfónica reside en la interpretación unificada y coherente de la música, donde el director guía a los músicos para dar vida a la partitura con precisión y sentimiento, y donde la colaboración y la armonía entre los diferentes instrumentos son fundamentales para lograr un sonido armónico y expresivo… Cada músico con su instrumento individual, es parte esencial de un todo. La sincronía y el trabajo en equipo son cruciales para lograr un sonido armónico y bien cohesionado”.

Un concierto de musica clasica es una conversacion en la que los sonidos, los silencios cuentan; el respeto a los ejecutantes se expresa con el silencio corporal tambien, porque no es un performance, tampoco una coreografía ni un baile colectivo. La escucha auditiva y visual sobre todo conjugan el encanto que se convierte en gozo espiritual, experiencias y emociones que tocan lo mas profundo de la mente y de los sentimientos.

La timbalista jefe de percusiones intenta convertir los conciertos en un escenario personal que recuerda los movimientos de las bastoneras que encabezan los desfiles festivos. Se hace notar por sus constantes gestoculaciones al golpear los timbales. No cesa de moverse, hace gestos, mueve los dedos, las manos, se balancea, se agacha y levanta los brazos y las piernas, bailotea y hace circulos al aire con las baquetas aunque no le corresponda y produce un “ruido” visual que es como un sumbido permanente, mientras sus compañeros ejecutan su parte en el concierto. Nadie sabe si la partitura le indica hacer movimientos sin que haya sonido. Eso atrae o distrae la atención del publico y deja de importar la calidad de la ejecucion. Sin ser solista se vuelve la estrella y aunque la partitura no la incluya se vuelve el foco del ruido orquestal

El atractivo visual de una orquesta o un coro sinfónico radica, sin lugar a dudas y lo saben cada uno de sus integrantes, en formar parte de un todo, sin individualismos ni protagonismos que alteren la armonía musical o visual, lo que la timbalista no sólo ha omitido, sino que su protagonismo recuerda más bien el papel de las famosas e imprescindibles bastoneras que encabezan los desfiles conmemorativos y festivos en todas las ciudades de los Estados Unidos, especialmente.

El “ruido visual”, sin embargo, es festejado y hasta aplaudido por buena parte del público a quien satisface y atrae la permanente movilidad de la percusionista principal de la orquesta de Minería.

Más allá de la calidad de la selección musical de la actual temporada de Verano de esta orquesta que cada vez más resalta la popularidad por encima de la calidad y el prestigio, a tal grado que hay quienes comentan que su calidad ha disminuido desde que su fundador, Jorge Velazco, falleció a principios de este milenio.

No obstante la expectativa de una buena temporada de espectáculos de la Sinfónica de Minería esta presente y atrae la atención de quienes acuden frecuentemente a la espléndida sala de conciertos Netzahualcoyotl, del Centro Cultural Universitario de la UNAM.
AM.MX/fm

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