*El cuestionamiento más elemental carece de respuesta. Estamos en los gobiernos de la transformación, siete años ya, ¿cuántos más se requieren para que los gobernados que más lo necesitan, transformen sus costumbres alimenticias y dejen atrás la 4T que los domina (Tacos, Tortas, Tlacoyos, Tamales)? Me pregunto si nosotros estamos enterados de que carecemos de autoridad constitucional, porque quienes supuestamente mandan no saben para quienes conducen la nave del Estado
Gregorio Ortega Molina
Para el paquete económico 2026, su aprobación en el Congreso y en la opinión pública, parte del supuesto de que permaneceremos impasibles ante la pretensión gubernamental de continuar viéndonos la cara.
Lo cierto es que, contra lo que afirman, afectan a los más pobres en lo elemental: la manera de obtener las calorías necesarias para poner un pie delante de otro, aspirar a comer algo más que carbohidratos, ya que para ellos las proteínas son inalcanzables.
No encontraron el método para transformar los hábitos alimenticios. Sin desayunos escolares, sin recursos mínimos para adquirir esa canasta básica que, de alguna forma, contribuiría a modificar la manera de alimentarse de los más pobres. Y para colmo incrementan el IEPS a esa bebida que es la que les permite moverse. Los mexicanos beben más refresco que leche, o jugo de frutas, o agua. Su fuente de calorías -de momento- son los zepelín en envase de plástico que llevan a la obra, a la casa, al empleo.
Alguna vez acudí a casa de una familia adinerada, y sobre una mesa elegantemente vestida, con mantel bordado, vajilla fina de importación, copas y vasos de cristal, las bebidas fueron refrescos de todo tipo.
Pero la información periodística trata de orientarnos y consigna: “El Paquete Económico 2026 confirma que los Programas para el Bienestar del Gobierno de México seguirán como máxima prioridad para la presidenta Claudia Sheinbaum. Para el próximo año el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación propone una inversión social histórica de 987 mil 160 millones de pesos, equivalentes a más de 2.5% del Producto Interno Bruto (PIB), para garantizar los apoyos sociales que benefician a 82% de las familias mexicanas.
“Algunos de los objetivos de este esfuerzo son consolidar las pensiones universales, ampliar las becas educativas y sostener programas productivos que han transformado la vida de millones de personas y hogares”.
El cuestionamiento más elemental carece de respuesta. Estamos en los gobiernos de la transformación, siete años ya, ¿cuántos más se requieren para que los gobernados que más lo necesitan, transformen sus costumbres alimenticias y dejen atrás la 4T que los domina (Tacos, Tortas, Tlacoyos, Tamales)?
Me pregunto si nosotros estamos enterados de que carecemos de autoridad constitucional, porque quienes supuestamente mandan no saben para quienes conducen la nave del Estado.
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