viernes, diciembre 13, 2024

LA COSTUMBRE DEL PODER: Muertes vs voluntad política

*¿Qué tan culpables son las Fuerzas Armadas de lo que hoy sufrimos los mexicanos? Al aceptar desempeñarse como garantes de la seguridad y la paz social, asumieron la responsabilidad total de lo que ocurre bajo su guardia, pues se supone que los militares son ejemplo de eficiencia administrativa. Lo único cierto es que México se gobierna, en buena medida, fuera del régimen constitucional que da sustento al Estado y vida a la patria, a la nación. Es la realidad

 

Gregorio Ortega Molina

Creo que sí, que la voluntad política, el deseo de servir, pueden evitar decesos innecesarios. Es un asunto de orden administrativo, honradez y voluntad para cumplir el mandato constitucional. Ninguna muerte es justificable, 500 mil mucho menos.

     ¿Cuántas han de anotarse al saldo de los servidores públicos de esta 4T, para que ellos mismos acepten que eligieron las justificaciones, los argumentos y la ruta equivocada para contener esta mortal violencia? ¿Cuántas para asumir su responsabilidad por la estrategia seguida para supuestamente garantizar la inmunidad de rebaño a los mexicanos cuya vida está en sus manos desde el 1° de diciembre de 2018?

     Los tres Poderes, que se movilizan a la voz de Andrés Manuel, son corresponsables de tanta muerte injusta e injustificada, porque fueron incapaces de hacer valer su independencia y soberanía e impedir, al menos de voz, tanto desaguisado legal y constitucional y tal exceso de violencia verbal, origen y legitimidad de los balazos para sustituir a los abrazos.

     Convendría que los alcahuetes morales que velan las ideas presidenciales, releyeran La sombra del caudillo, en esos breves párrafos donde Martín Luis Guzmán describe con claridad el proceder de los militares dedicados a hacer política:

     … pregonaban desde luego su actitud (los políticos civiles), se exponían desde luego a las represalias y al odio enemigos. Los políticos militares, no. Estos, por lo mismo que sus tropas habían de erigirse después en el único argumento victorioso, guardaban -excepto casos rarísimos- la reserva indispensable para el buen éxito de las armas en la hora suprema. Es decir, que la naturaleza de su función constreñía a los políticos militares a comportarse con doblez y les consentía jugar, hasta el último instante, con una y otra posibilidades. Los más de ellos engañaban, de hecho o en apariencia, a los dos bandos; permanecían semiocultos en la sombra, se mostraban turbios, vacilantes, sospechosos.

     Supone, Andrés Manuel, que al concederles mayor poder económico y político obtiene una segura y mayor lealtad, lo que es un equívoco enorme, porque antes de vestir uniforme fueron civiles, con idénticas frustraciones y necesidades, deseos de venganza o requerimientos de satisfacciones elaboradas o elementales. Los galones no los hacen distintos en sus ambiciones, únicamente les facilita aparentar lo que no son, en cuanto a concupiscencia por el poder se refiere.

     ¿Qué tan culpables son las Fuerzas Armadas de lo que hoy sufrimos los mexicanos? Al aceptar desempeñarse como garantes de la seguridad y la paz social, asumieron la responsabilidad total de lo que ocurre bajo su guardia: desapariciones, fosas clandestinas, muertes violentas, confrontación entre bandas rivales de delincuencia organizada, feminicidios, desorganización estratégica para combatir la pandemia, pues se supone que los militares son ejemplo de eficiencia administrativa.

     Lo único cierto es que México se gobierna, en buena medida, fuera del régimen constitucional que da sustento al Estado y vida a la patria, a la nación. Es la realidad.

www.gregorioortega.blog                                              @OrtegaGregorio

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