martes, marzo 19, 2024

LA COSTUMBRE DEL PODER: Lozoya Thalmann-Lozoya Austin, destruyeron su legado y su familia

*Si mi apreciación sobre el carácter y la formación del señor Lozoya Thalmann es correcta, a estas alturas ya sabe que su legado moral quedó absolutamente destruido

*Andrés Manuel anda muino porque decidieron que es justo regresar mil millones de pesos a los descendientes de Carmela Azcárraga Milmo. Parece que el ganón será “El Güero” Burillo

*Lo de la CELAC será como las llamadas a misa, con sana distancia por pandemia

 

Gregorio Ortega Molina

Lo que sucede en las familias Lozoya-Thalmann-Austin y sus consecuencias, muestra cómo los valores que dieron sustento a la civilización de Occidente, se degradaron hasta invertirse en su concepto. Por ejemplo: la libertad inicia con el poder adquisitivo. Eres lo que puedes comprar.

     En diversas columnas y desde hace meses, leí que quien hizo las gestiones ante el gobierno de la 4T para ingresar a su hijo al programa de Criterio de Oportunidad, fue el señor Emilio Lozoya Thalmann, quien es un hombre probo y me parecía sensato.

     Todo indica que desde hace muchos años debió permitir que su vástago pagara las consecuencias de sus “travesuras” y arbitrariedades, como esa que lo pinta de cuerpo entero. Lozoya Austin y sus secuaces fueron de vacaciones a París, se hospedaron en el hotel Ritz, de la Plaza Vendôme, pasearon y disfrutaron de la ciudad luz. Al dejar las habitaciones se descubrió que se llevaron con ellos las batas de baño, que son de uso para los huéspedes durante su permanencia en el hotel, además de todos los adornos y ceniceros con el emblema del famoso Ritz de París, último refugio de Diana de Gales.

     Naturalmente fue en manos de Emilio Lozoya Thalmann donde paró la factura de los objetos sustraídos. El hecho los muestra a los dos de cuerpo entero.

     El padre no pudo soportar que su hijo permaneciera en una cárcel española. Así, uno y otro, se convirtieron en tejedores de una trama de ribetes políticos y policíacos, para la que hay muchos cuentos bien adornados, pero hasta el momento sin pruebas que sustenten los arrestos que el México bueno y sabio, expectante espera y anhela. Lo que no sucederá, pues el mismo beneficiario del Criterio de Oportunidad lo declaró en su momento, sentado y modosito al lado de su abogado Coello Trejo: no encontrarán pruebas porque todo se hizo bien (palabras más, palabras menos).

     De todo este arguende de lavanderas de azotea, lo único que queda es la sensación de engaño, la frustración y, lo peor, la firme idea de que los Lozoya, padre e hijo, se convirtieron en unos delatores, además de que Emilito fue exhibido por sus propiedades en bienes raíces, y por su estulticia, pues sólo a él pudo ocurrírsele hacer cómplices a su madre, su hermana y su esposa.

     ¿Se preguntará, Emilito, lo que piensan sus hijos de todo este vodevil, permanece inalterable el amor a sus padres? ¿Llevará un registro de lo que los amiguitos comentan entre ellos?

     ¿Hoy, cuáles son los temas de conversación entre los Emilios? ¿Se atreverá el padre a reconvenir al hijo, o todo se reduce a un “te dije que no lo hicieras”, o a otro “te lo advertí”?; si mi apreciación sobre el carácter y la formación del señor Lozoya Thalmann es correcta, a estas alturas ya sabe que su legado moral quedó absolutamente destruido.

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Muino está Andrés Manuel, porque la justicia no se adapta a su idea de lo que debe resultar de su administración, y porque los ministros de la SCJN le parecen unos pecadores. Pero dejemos a la lectora de Reforma, Mónica Mendoza Barrios, expresar una opinión cada vez más generalizada y compartida en redes sociales. Escribió ella:

     “Se queja el Presidente de que los ministros de la Suprema Corte duermen tranquilos por el caso de la señora Carmela Azcárraga Milmo y familia. La deuda que el gobierno tiene con la señora es peccata minuta. Lo grave es que las obras que se llevan gran parte del presupuesto sean caprichos presidenciales caros y sin viabilidad económica, como lo son Santa Lucía, el Tren Maya y Dos Bocas.

     “Y sin embargo el inquilino de Palacio duerme tranquilo a pesar de las cifras récord de muertes y de que cada día aumentan la impunidad y la corrupción”.

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Desatados con el foro publicitario del CELAC y la visita de Miguel Díaz-Canel, así como la aparición de Nicolás Maduro, se dan por vencedores y se niegan a escuchar la razón.

     El 21 de agosto último, la doctora Gabriela Vargas-Cetina <gabriela.vargas@correo.uady.mx> escribió:

     “Queridas y queridos colegas, desde mi disciplina, que es la antropología, las cosas se ven así, en este momento:

La 4T es en realidad un movimiento que se inscribe en una tendencia mundial de lo que Nicos Poulantzas llamó “populismo autoritario” que surge cuando se dan las siguientes condiciones: (1) un periodo de amplio malestar por la desigualdad extrema, (2) un sentimiento de desesperación y rabia de las clases medias que perdieron posibilidades de realizar sus sueños y reproducir su educación en sus hijos/as, (3) la desesperación de las y los pobres por no poder alcanzar los beneficios prometidos por la sociedad, y (4) el surgimiento de un/a líder carismático que pueda movilizar el descontento, generalmente usando lenguaje de odio que identifica a el pueblo en contra de enemigos claros (los migrantes’, los intelectuales, los científicos, los neoliberales, los imperialistas, los blancos, los negros, los indígenas, las instancias internacionales o cualquier otro grupo). Aquí les invito a leer el libro en el que participan varios/as colegas de Prociencia, Las izquierdas mexicanas hoy: Las vertientes de la izquierda y el extraordinario libro de una académica de la UNAM, Populismo: Historia y geografía de un concepto, de Guadalupe Salmorán Villar (UNAM  2021).

     “Tanto en la izquierda como en la derecha y en el centro, estos movimientos se basan en lo que la filósofa Wendy Brown (In the Ruins of Neoliberalism, 2019) ha identificado como los malestares y efectos del neoliberalismo: la promesa de que el mercado iba a disminuir las carencias y desigualdades, mientras las hizo más extremas, junto con el desmantelamiento del Estado del Bienestar. Esto provocó un gran descontento que en el siglo XXI fue amplificado y creció por medio de Internet”.

     La lectura de lo anterior nos permite intuir para qué servirá la reunión de CELAC.

     Neoliberalismo no resolvió nada… pospuso el conflicto; el populismo lo trae a la mesa, y habremos de deglutirlo.

www.gregorioortega.blog                                           @OrtegaGregorio

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