*El éxito del proyecto de la Revolución -desde el punto de vista del desarrollo humano y social de la sociedad- fue el inicio de su propio fracaso. Demasiados demandantes para un PIB que se empequeñeció ante las manos extendidas y los requerimientos de una vida digna, conocidos por la educación y la cultura que se extendió a la población, salvo entre quienes fueron nuestro origen; lo que los habitantes originarios de México nos legaron está en nuestros genes, cultura, actitud ante la vida; lo que nosotros les retribuimos es la segregación. Por eso se debilita la patria y la República se disminuye
Gregorio Ortega Molina
El ser del mexicano está confrontado con él mismo. Su sentido de pertenencia, su idea de patria, su reloj del tiempo, su necesidad de durar, le convierten en un genio para el arte en la pintura, la música, la arquitectura, las letras…; por el contrario, es casi absolutamente gregario, carente de la habilidad para sumar y sumarse, sin la capacidad que requiere la organización política y social para dar consistencia y durabilidad a la República, a la nación.
La democracia, la exigencia de compartir propósitos y fines para hacer de las libertades un compromiso que nos facilite convivir en el respeto mutuo de los intereses que dan aliento a la Constitución, la legalidad.
Es una contradicción, porque si para superar la etapa de la lucha armada, para congregarnos en una comunidad de intereses, se recurrió a la formación y sostenimiento de organizaciones campesinas y obreras, primero, de profesionales y agrupaciones políticas después, para consolidar lo conocido como dictadura perfecta que duró mientras se respetó la rotación de los participantes, los mexicanos en general quedamos curados porque hubo una imposición vertical, directa, considerando que el que no está, tampoco participa de los beneficios y prestaciones.
El problema no fue la repartición de lo que hay, sino que la población creció más y más rápido que la economía, lo que abrió la puerta a la corrupción y la impunidad, y favoreció la actitud perversa: me llevo lo que puedo, porque después quién sabe si logre regresar.
El éxito del proyecto de la Revolución -desde el punto de vista del desarrollo humano y social de la sociedad- fue el inicio de su propio fracaso. Demasiados demandantes para un PIB que se empequeñeció ante las manos extendidas y los requerimientos de una vida digna, conocidos por la educación y la cultura que se extendió a la población, salvo entre quienes fueron nuestro origen.
El fracaso grave fue no incorporar a la vida social activa, a la educación, la cultura y la salud, al empleo, a la vivienda, a los pobladores originarios. Nos convino creer en su autocomplacencia de los usos y costumbres. Preterir a un grupo social equivale a proceder con cierto grado de perversidad, pues se le segrega y se la facilita creer que así lo decidieron sus integrantes.
Lo que los habitantes originarios de México nos legaron está en nuestros genes, cultura, actitud ante la vida; lo que nosotros les retribuimos es la segregación. Por eso se debilita la patria y la República se disminuye.
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