*¿Saben, los que anhelan una dictadura, las consecuencias de lo que piden? Piensen en el costo de la narcoviolencia multiplicado por mil o en el precio que los mexicanos pagan por el bienestar social mientras desaparece de manera callada y con muertes en las entradas de los hospitales, un sector salud cuya extinción inició con el empeño de borrar el seguro popular. Tan parecida la dictadura al humanismo mexicano
Gregorio Ortega Molina
Desconozco qué traen en la cabeza o a qué temen quienes repiten sin cesar a los que les prestan atención: en México necesitamos mano dura. Me pregunto a qué le temen y qué esperan solucionar en sus vidas con una dictadura.
Por lo pronto deben saber que el modelo dictatorial no es uno. José Stalin y Adolfo Hitler en el siglo anterior, son paradigma de ferocidad y muerte. ¿Hay diferencia entre el Gulag y los campos de exterminio nazis? Los extremos se convierten en espejos, uno del otro.
En América Latina, en el vórtice de lo calificado como subdesarrollo, Fidel Castro, Nicolás Maduro, Daniel Ortega y su inseparable Rosario Murillo, o Evo Morales en nada son diferentes de Anastasio Somoza, Fulgencio Batista, Juan Vicente Gómez, la Junta Militar brasileña o Augusto Pinochet, y no recurrimos a la imagen de lo que sucede en África, ahogada en la sangre de sus habitantes.
Al meditar en el tema descubro, quizá, el razonamiento de Mario Vargas Llosa para calificar al priato de dictadura perfecta: mismo modelo de gobierno durante 70 años, con rostro responsable renovado cada sexenio. El sistema se convirtió en autofágico, como el impuesto por los césares.
Ni Acción Nacional ni el humanismo mexicano de Morena lo aprendieron. Vicente Fox y Andrés Manuel López Obrador debieron seguir el camino andado por Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría. La responsabilidad de que así suceda no es de ellos, sino de los sucesores. La pintura de Francisco de Goya lo muestra con claridad, con Saturno y los restos de su hijo escurriendo de la boca, con la mirada perdida y un rostro que lo muestra insaciable.
La interrogante de Julio César muestra lo que sucede cuando se olvidan de observar el rito y descuidan su propio ceremonia de despedida: ¿Tú también, Bruto? Y sí, la traición nace del vientre de las madres que dan a luz a los seres humanos del poder. Llegan al mundo con una torta bajo el brazo, la del engaño que se niegan a ver el instante en que se convierten en el “todo” de sus naciones, sus patrias, sus familias.
¿Saben, los que anhelan una dictadura, las consecuencias de lo que piden? Piensen en el costo de la narcoviolencia multiplicado por mil o en el precio que los mexicanos pagan por el bienestar social mientras desaparece de manera callada y con muertes en las entradas de los hospitales, un sector salud cuya extinción inició con el empeño de borrar el seguro popular. Tan parecida la dictadura al humanismo mexicano.
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