*Cuando en momentos de crisis hay confusión, se facilita que la fuerza del poder logre el agrupamiento, y poco se pueden resistir presiones mayores que provocan inseguridad, desprotección, lo que lleva a buscar ciertos acomodamientos en la búsqueda de la seguridad, aunque eso signifique sacrificar el compromiso que el intelectual tiene con la libertad y con la democracia (Daniel Ortega)
Gregorio Ortega Molina
Leer las declaraciones de Daniel Ortega de hace 27 años y escucharlo ahora tienen su efecto. Palabras y conceptos se modifican para aclararnos las ideas, entender el presente, buscar la mejor manera de poner cimientos al futuro. ¿Lo hace?
-¿Cuál debe ser la relación de los intelectuales con el poder?, es la pregunta cuya respuesta espera conclusiones.
Ahora es diferente, pero yo diría que ya no los atraemos porque se combina el efecto de la derrota electoral con el cambió que provocó en el mundo la caída de Europa del este, lo que ha significado una crisis de las fuerzas progresistas y revolucionarias de la izquierda, que también se traduce en una crisis de intelectuales que estaban comprometidos con este proyecto. Unos no se han mantenido en la defensa de las utopías, y otros renunciaron a ellas cayendo en el pragmatismo, porque consideran que no hay otro camino más que aceptar el reinado del capitalismo renovado, ya que en el neoliberalismo nada más se puede aceptar la hegemonía del imperialismo.
Considero normal que se den estos procesos, pues cuando en momentos de crisis hay confusión, se facilita que la fuerza del poder logre el agrupamiento, y poco se pueden resistir presiones mayores que provocan inseguridad, desprotección, lo que lleva a buscar ciertos acomodamientos en la búsqueda de la seguridad, aunque eso signifique sacrificar el compromiso que el intelectual tiene con la libertad y con la democracia. Sin embargo, en medio de estas fuerzas económicas omnipresentes, siempre hay intelectuales comprometidos, y tienen el valor de hacer presente su opinión.
-¿A qué atribuye haber perdido las elecciones de 1990?
Considero que un factor fundamental fue el agotamiento que provocó en la sociedad nicaragüense la guerra que nos impuso el presidente Ronald Reagan; esto significó un desgaste social en cuanto a pérdidas en vidas humanas y mutilados, más el desgaste que él nos impuso en el orden económico. Sí, el elemento determinante a la hora que la gente fue a emitir su voto, tuvo que ver con la pérdida de vidas humanas que provocó la guerra, de tal manera que mucha gente que es simpatizante sandinista, pero con familiares en el servicio militar, o muchachos que estaban en la edad para entrar al servicio, decidieron votar en contra del Frente.
Tuvimos que defender el servicio militar en esa campaña electoral; es decir, no tuvimos otro recurso que hacerlo, a pesar de que un mes antes de las elecciones consideramos la eventualidad de levantarlo, pero la perspectiva no era muy buena, porque implicaba dislocar la fuerza que teníamos en el campo y en las montañas, que eran la fuerza de contención a la Contra. No podíamos prometerlo en las elecciones, porque la Contra estaría en condiciones de penetrar en las ciudades. Acordamos ir a la contienda electoral defendiéndolo.
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