*Quienes mandan y han gobernado, ven en los dólares negros una “ayudadita” para lograr la realización de sus ofertas de campaña y los programas de desarrollo social, además de su propio beneficio
Gregorio Ortega Molina
Lo de Aguililla muestra el verdadero rostro que nos negamos a ver, a pesar de acompañarnos al menos desde el homicidio del cardenal Posadas Ocampo. Si la prensa fue conocida como el cuarto Poder, el quinto lo son los narcotraficantes.
El “error” de Ovidio Guzmán fue menos complicado que lo sucedido en la Nunciatura Apostólica. Retomo nota de El Universal.
“No es la primera vez que el gobierno mexicano omite la detención de un narcotraficante; en 1993, Jorge Carpizo McGregor, entonces titular de la Procuraduría General de la República (PGR), no detuvo a Ramón y Benjamín Arellano Félix, líderes del Cártel de Tijuana, pese a tenerlos ubicados en la Nunciatura Apostólica de la Ciudad de México.
“Fue durante una reunión celebrada el 13 de diciembre de 1993 en la Nunciatura Apostólica de la Ciudad de México, entre el primer nuncio apostólico de México, Girolamo Prigione, y los hermanos Arellano Félix, para aclarar el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, ocurrido meses antes en el aeropuerto Internacional de Guadalajara”.
Franco Coppola no acudió a Aguililla a evangelizar y confortar a los fieles que, en esa población de Michoacán -como en muchas otras de la república- viven con el Jesús en la boca. Fue a escuchar… quizá portador de un mensaje previo, o sólo a ser receptor de lo que el gobierno federal debe saber. Lo que el nuncio apostólico supo y comunicó sólo lo saben las partes interesadas; mucho se especulará si, más pronto que tarde, cambian las condiciones sociopolíticas en esa zona michoacana. Recuerden que a esa entidad federativa fueron a aventar los restos de Alfredo Zavala y “Kiki” Camarena, en El Mareño.
Las políticas económicas, sociales y de seguridad de México están jaqueadas desde esa época. La influencia de los distintos barones de la droga crece al ritmo de su diversificación, que incluso se extiende a territorio estadounidense, como lo señala Don Winslow en sus novelas. El narcotráfico entre Estados Unidos y esta nación no nada más se basa en convenios entre narcotraficantes, también se mueven los intereses políticos y económicos de los grupos de poder.
Para complicar más el problema, los narcos mexicanos están especializados en la producción de drogas sintéticas, muy solicitadas por los consumidores de ese veneno, en Estados Unidos, América Latina, Europa y Asia. De esa misma manera se han extendido los cárteles de esta nación, como crecen los compromisos entre ellos y las diferentes fuentes de poder político y económico. Lavar dinero rinde frutos.
En este punto es necesario meditar en las consideraciones políticas, porque quienes mandan y han gobernado ven en los dólares negros una “ayudadita” para lograr la realización de sus ofertas de campaña y los programas de desarrollo social. Naturalmente piensan en la necesidad de usarlos, en lugar de dar paso a los decomisos, inmovilización e incineración de grandes cantidades de billetes. Es el verdadero poder.
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Pasadas las angustias por el Covid-19, entraremos de lleno a la realidad del mercado, pues “Juan de Villafranca, director ejecutivo de la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos, rechazó las acusaciones del presidente AMLO en el sentido de haber provocado desabasto de medicinas por un sabotaje.
“En entrevista con José Cárdenas aseguró que el cambio en el modelo de compras públicas fue una de las razones de que se desatara un mercado desordenado y desequilibrado”.
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@OrtegaGregorio