La Costumbre del Poder: ¿De veras el pueblo manda?

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*Ni manera de saber si tenemos la suficiente organización para obligar a nuestros representantes políticos y jurisdiccionales a defendernos de los abusos de poder, o están prestos a someterse a la voz del Ejecutivo. ¿Qué opinan?

Gregorio Ortega Molina

Imposible permitir que nos sigan mangoneando con ese cuento de que el pasado neoliberal fue vomitivo y hoy, con la transformación moral y ética que nos obsequia la 4T, marchamos hacia la libertad e igualdad que jamás hemos gozado.

     Los resultados están a la vista. El saldo no puede negarse, lo que sucede hoy fue expresado por Simone Weil. Les comparto: “Si se quiere considerar el poder como un fenómeno concebible, hay que pensar que puede ampliar las bases sobre las que descansa sólo hasta un cierto punto, detrás del cual choca como con un muro infranqueable. Sin embargo, no le está permitido detenerse; el aguijón de la rivalidad lo obliga a ir cada vez más lejos, es decir, a sobrepasar los límites dentro de los que puede, efectivamente, ejercerse. Se extiende más allá de lo que puede controlar; domina más allá de lo que puede imponer; gasta más de lo que son sus propios recursos…”.

     Queda descrito el ámbito del quehacer político y social en que se mueve este gobierno que, en su desesperación -no es lo mismo que desesperanza-, destruye más que edifica, con el agravante de que al parecer nada ni nadie puede contenerlo, salvo esa misma sociedad que, desorientada por la propaganda y sus propias necesidades, decidió encaramarlo en la silla del águila a pesar de que, a todas luces, lo que se anunciaba desde 2006 y con la ocupación del Paseo de la Reforma, era el avasallamiento de a voluntad popular, asumida por una única conciencia, determinación y voz, la del líder ineludible que todo lo sabe y anticipa. Equivale al regreso del cesarismo, o de los humanos hijos de las divinidades olímpicas.

     ¿Podemos o debemos permitirlo? Otra vez recurro a mi lectura de Simone Weil: “… la sociedad menos mala es aquella en la que, con más frecuencia, el común de los hombres se encuentra en la obligación de pensar al actuar, tiene las mayores posibilidades de control del conjunto de su vida colectiva y posee una mayor independencia (porque) en nuestros días, la lucha por el poder, mientras conserva, en cierta medida y aparentemente las mismas formas, ha cambiado completamente de naturaleza”.

     Ni manera de saber si tenemos la suficiente organización para obligar a nuestros representantes políticos y jurisdiccionales a defendernos de los abusos de poder, o están prestos a someterse a la voz del Ejecutivo. ¿Qué opinan?

www.gregorioortega.blog                                              @OrtegaGregorio

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