*De estar atentos a la historia, a los orígenes y desarrollo de la Guerra del Opio, a la manera en que los militares de Estados Unidos se adueñaron de los plantíos de Laos y Camboya, o intervinieron en Afganistán, hubiésemos previsto que lo del rancho El Búfalo fue sólo el inicio en América de lo que hoy es un poder económico que gravita y opera sobre las legitimidades constitucionales
Gregorio Ortega Molina
Tres sucesos absolutamente dispares, tan ajenos uno de otro como la sal y el azúcar, nos deben abrir los ojos a lo que realmente es hoy el poder de los barones de la droga. El narcotráfico y el tamaño de su economía, lo convierten en un poder supranacional del cual los gobiernos, supuestamente legítimos, quieren participar.
Imposible determinar con certidumbre que efectivamente fue la mano del cártel de Sinaloa la que ejecutó a Fernando Villavicencio, candidato presidencial en Ecuador. Se dieron nombres, y el supuesto autor intelectual está en una cárcel de ese país.
Nicolás Petro colocó a su padre y presidente de Colombia, en un predicamento. Gustavo, el ex guerrillero y político, procedió con tiento político, quizá mordiéndose uno y la mitad del otro, y dejará que la justicia determine qué es lo que efectivamente hizo el hijo.
Picado por la curiosidad, mi esposa y yo vimos Agente Stone, película en la que Gal Gadot únicamente muestra que es mediana actriz, y ni de cerca se comparan con las películas de Misión imposible. El hallazgo fue mayor y sorpresivo.
La agente Stone no es encubierta de la CIA, ni del FBI o de Seguridad Nacional, mucho menos de las policías de Rusia o China, sino que es integrante de un grupo conformado por personas con problemas de carácter, de conducta, de relación con la autoridad, pero creado para salvar al mundo. Esta agrupación es conocida como El Cártel.
La relación es subliminal e inmediata, o al menos a mí me llegó en el instante que lo escuché. Pensé entonces, y pienso hoy, que los publirrelacionistas de los cárteles, que lavan imágenes tanto como dólares, se mueven ya en el mundo de la cinematografía y, quién lo sabe, en el de los juegos cibernéticos, en los que los participantes lo mismo asimilan que se dejan asimilar.
De estar atentos a la historia, a los orígenes y desarrollo de la Guerra del Opio, a la manera en que los militares de Estados Unidos se adueñaron de los plantíos de Laos y Camboya, o intervinieron en Afganistán, hubiésemos previsto que lo del rancho El Búfalo fue sólo el inicio en América de lo que hoy es un poder económico que gravita y opera sobre las legitimidades constitucionales.
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