*Total, que estamos ante el peor de los tiempos, cuando debiera ser a la inversa. Lo cierto es que el eco de las botas militares agobia, lo mismo que lastiman las chispas que sacan al pavimento. No es en el México bueno y sabio que López Obrador monta su futuro, sino en la oficialidad culta, ambiciosa e inteligente que desea establecer su Maximato recargado
Gregorio Ortega Molina
Durante el desarrollo de las campañas presidenciales descubriremos que el futuro no nos pertenece, se adueñaron de él los grupos de poder -económico, político, social y crimen organizado-, con el propósito de que todo continúe igual, sin transición, sin reforma del Estado, porque es este presidencialismo imperial que cargamos sobre las espaldas y la economía, motor de la corrupción y garantía de impunidad.
El señuelo de la alternancia dejó de engañarnos. ¿Qué vio o qué hicieron sentir a Vicente Fox, que debió olvidarse de la transición, y nos dejó como paliativo el INAI? Ahora constatamos que ese modelo de gobierno le siente bien a Andrés Manuel López Obrador, pues el Tren Maya será el detonador de desarrollo de “La Chingada”, cuyo valor se irá a las nubes y se convertirá en punto de encuentro de esos muy pocos que deseen discutir sobre qué sí y qué no puede hacerse durante el sexenio que culmina en 2030.
La presidenta Sheinbaum (pues seguramente Claudia ocupará la silla del águila) empieza a darse cuenta que pusieron el falócrata bastón de mando -que no es cayado y mucho menos báculo- en sus manos, precisamente para que no pudiera moverse y mucho menos tener ideas propias. Aunque tiene un arma secreta, la incontinencia verbal de Andrés Manuel López Obrador. Plutarco Elías Calles fue puesto en Los Ángeles, California, por abrir la boca cuando debió quedarse callado.
En cuanto a Xóchitl Gálvez, que es rehén político de sus promotores y víctima propiciatoria de la bajeza presidencial, que tolera, si no es que promueva todas las campañas de difamación y calumnia en su contra, tras las cuales no hay una sola demanda judicial que intente probar las acusaciones, si va por la reforma del Estado y el cambio de modelo político, le puede costar la vida, como pagan aquellos que se adelantan a su tiempo y nada pueden reprocharles.
Total, que estamos ante el peor de los tiempos, cuando debiera ser a la inversa. Lo cierto es que el eco de las botas militares agobia, lo mismo que lastiman las chispas que sacan al pavimento. No es en el México bueno y sabio que López Obrador monta su futuro, sino en la oficialidad culta, ambiciosa e inteligente que desea establecer su Maximato recargado.
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