viernes, abril 19, 2024

LA COSTUMBRE DEL PODER: ¡Ay Renato Sales!

Gregorio Ortega Molina

* Una es la situación de violencia y otra la incidencia delictiva. Una es la percepción del delito y otra el ilícito; antes la palabra levantón en algunos municipios era parte de lo cotidiano, ahora sí se dan casos, pero no es diario, como en 2011

 

Si 2017 cerró con signos ominosos, 2018 se anuncia para peor, sobre todo si los funcionarios públicos se empeñan en tergiversar la idea y ensuciar las palabras, además de olvidar su mandato constitucional. Querer distorsionar el significado del discurso equivale a empeñarse en transformar una realidad que fue, es y será. Las muertes, la sangre y el hambre son las mismas e imborrables.

Ahora resulta que Renato Sales, comisionado Nacional de Seguridad, se descubre cualidades de lingüista y afirma que, aunque la cifra de homicidios dolosos en 2017 puede superar la de 2011, la violencia es diferente a la de ese año.

Me pregunto: ¿si México está en una guerra declarada por Felipe Calderón Hinojosa como presidente de la República y jefe máximo de las FFAA, en qué es distinta, diferente la violencia de hace seis años con la de hoy? El color de la sangre no modifica la raya del tigre. Las fosas clandestinas no difieren en nada, porque los allí ocultados son igualados por la tierra y la manera de fallecer: fueron ejecutados, de una u otra manera.

Si Renato Sales hubiese equiparado la Cristiada con lo que hoy sucede, sí es distinta la violencia. Pero la propiciada por las políticas de seguridad del panista Calderón y las del priista Peña Nieto, son espejo fiel de ellas mismas, equiparables en su totalidad.

     Pero para el filólogo Renato Sales no, sus palabras textuales son: “Estamos con más homicidios dolosos, pero habrá que ver si estamos en la situación de violencia en la que nos encontrábamos en esos años [2010-2011]. Probablemente el número sea superior o igual, pero el contexto no”. A mi juicio el único aspecto diferente es que antes el responsable del Poder Ejecutivo hacia pública su manifestación religiosa y de fe, y con toda certeza se blindó en la misericordia de Dios para eludir todo remordimiento de conciencia, pero eso no lo hace menos responsable.

     Aspirar a ocultarse en el perdón divino equivale a querer que la sociedad por ellos gobernada acepte su distorsión de la realidad. En entrevista concedida a los medios, el pulcro abogado Renato Sales da su debida importancia a las estadísticas, para después contra argumentarse: “Una es la situación de violencia y otra la incidencia delictiva. Una es la percepción del delito y otra el ilícito; antes la palabra levantón en algunos municipios era parte de lo cotidiano, ahora sí se dan casos, pero no es diario, como en 2011”.

Me doy, ¿quién comprende? ¿Cuál es la diferencia entre un levantón en 2011 y otro de ayer, o una fosa clandestina cavada hace siete años, y otra estrenada hoy? Sólo Renato Sales sabe la diferencia en la percepción que le facilita su prodigiosa inteligencia.

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