viernes, abril 19, 2024

LA COSTUMBRE DE PODER: Covid-19 oportunas consecuencias I/V

*A nadie le caerán como anillo al dedo las consecuencias de la pandemia, porque todas, sí, absolutamente todas tendrán incidencias graves en nuestra manera de ser, modificarán la percepción del mundo impuesta por la cultura judeo-cristiana

Gregorio Ortega Molina

Lo primero que debemos cambiar es nuestra percepción del tiempo, al menos durante la maduración y, al final, la remisión de la pandemia. Vivimos en un dilatado presente. Imposible agendar el mañana cuando debimos borrar lo que quisimos hacer hoy, pero no pudimos; el confinamiento y la tácita amenaza de muerte disminuyen o nulifican esa pretensión de conocer y controlar el futuro inmediato.

     Necesitamos de escritora o escritor equivalente a la sabiduría, la imaginación y la pluma de Jorge Luis Borges, para bordar sobre las oportunidades y consecuencias que motivan desprendimientos y pretensiones humanas. El día de mañana está en constante aplazamiento hasta que podamos, otra vez, llenar las aceras, encender los automóviles, salir de compras y creer, como si nada hubiera pasado, que controlamos nuestro destino y el girar del mundo.

     En términos bíblicos debiéramos referirnos a la recuperación -en nuestra manera de vivir y convivir- de la mansedumbre, pero en términos actuales dejémoslo en humildad. ¿Podremos aspirar a serlo o, al pretenderlo, los voraces barones del capital querrán aprovechar esa “debilidad” para resarcirse de sus pérdidas, que ya las tienen y, día a día, sumarán?

     Quizá el lenguaje sufrirá una de sus más profundas modificaciones, por la necesidad de comunicar, de saber en tiempo real cuáles son nuestras oportunidades de salir indemnes de lo que ya es una catástrofe. Estamos en el momento de la consolidación de la Revolución Cibernética, con todas sus consecuencias y ventajas. Pienso en Barbarella y en esa escena en la que Jane Fonda y su pareja desean mantener y sostener una intensa relación sexual, y para ello basta con poner en contacto las palmas de las manos. Las relaciones afectivas quedarán profundamente transformadas, quizá no para las generaciones que vivimos este desafío, pero tengo la certeza de que los menores de 10 años lo entienden, ya, de otra manera.

     Pero volvamos al lenguaje, porque como dejó anotado John Connolly en Música nocturna, “Quiero decir que todos hemos sufrido en la misma guerra, y ahora todos tenemos vacíos en nuestras vidas que antes llenaban las personas a las que queríamos, pero ninguno de nosotros lo experimenta exactamente igual -explicó mirando a lo lejos-. Cuando hablamos de este asunto, si es que lo hacemos, nadie entiende del todo lo que estamos diciendo, aunque hablemos con alguien que ha sufrido una pérdida similar a la nuestra. Es como si utilizáramos versiones distintas de la misma lengua, pero las palabras más importantes tuvieran significados ligeramente distintos para cada uno de nosotros. Todo ha cambiado, ¿no crees? Es tal y como usted ha dicho: el mundo ya no puede ser como era antes”.

     A nadie le caerán como anillo al dedo las consecuencias de la pandemia, porque todas, sí, absolutamente todas tendrán incidencias graves en nuestra manera de ser, modificarán la percepción del mundo impuesta por la cultura judeo-cristiana -ya de por si transformadas por el tiempo real-, para tentarnos con la oferta, posible, de regresar a la mansedumbre y reconstruir, así, los valores morales y éticos que hace mucho dejamos ir por el retrete.

De Alberto Ortega

Impensable no rescatar las opiniones valiosas. Va la de Alberto Ortega.

El descubrimiento del Coronavirus (COVID-19) en México

En una crisis de la magnitud que ha generado el Coronavirus, en prácticamente todo el mundo, de la cual nuestro País no está a salvo, es imprescindible y urgente contar con información de calidad, pertinente, veraz y oportuna, “con base en una metodología científicamente sustentada ”, como lo establece la “Ley del Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica”, ley reglamentaria del Apartado B del Artículo 26 Constitucional, que dio vigencia al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) como órgano del estado, con autonomía constitucional para producir información estadística oficial.

Es evidente que para conocer, con certeza, el fenómeno del Coronavirus como problema público, de gran dimensión, el INEGI debe generar, con carácter de urgente, un proyecto estadístico para contar con datos duros sobre los efectos de esta pandemia, a lo largo y a lo ancho del país, con el fin de implementar políticas públicas asertivas con fundamento en la realidad para orientar o reorientar cursos de acción que modifiquen la realidad observada en materia de salud pública y de la economía del país en su conjunto, ante la crisis que estamos viviendo.

El peor escenario es que se tomen decisiones con base en información que no responda a los principios de accesibilidad, transparencia, objetividad y oportunidad, de acuerdo con lo establecido en los Principios y Buenas Prácticas para las Actividades Estadísticas y Geográficas del Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica (SNIEG). Habida cuenta que una Metodología Científicamente Sustentada es aquella que responde a la aplicación del método científico que busca establecer la explicación de un fenómeno, de la que resulte una definición congruente con los datos de la observación. También se incluye en esta categoría a las mejores prácticas y recomendaciones internacionales en la materia.

El INEGI es una institución del estado mexicano de talla internacional que forma parte de la Comisión de Estadística de la ONU y es participante activo y muy apreciado en la Comisión de los Estadísticos europeos (UNECE) de la misma ONU y de la OCDE. Es verdaderamente de llamar la atención que el Gobierno Federal, hasta donde se sabe, no haya requerido al INEGI para que encabece la generación de datos que hoy más que nunca requiere nuestro país ante la desastrosa realidad de la pandemia que, verazmente identificada y documentada, lleve a que se apliquen las políticas públicas que correspondan a este inesperado fenómeno.

Como dato interesante, el Instituto Nacional de Estadística de España (INE) ya está desarrollando un proyecto estadístico para generar datos confiables de la evolución y de los efectos de la pandemia.

www.gregorioortega.blog                                               @OrtegaGregorio

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