jueves, abril 25, 2024

LA CATEDRAL DE NOTRE DAME DE PARIS

CIUDAD DE MÉXICO, 16 de abril (AlmomentoMX).- La catedral de Notre Dame o Nuestra Señora de París, representa al estilo gótico francés en todo su esplendor. Comenzó a construirse en el año 1163, y desde entonces, es una referencia fundamental de la cultura occidental. Por ello, esta catedral forma parte del catálogo de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

Tras más de 850 años de existencia, Notre Dame de París persiste como un espacio vivo. Sus funciones espirituales permanecen intactas, y al mismo tiempo recibe cada año un promedio de 20 millones de visitantes.

Aunque la mayoría de los turistas se conforma con la foto de rigor, siempre hay quien se detiene a descubrir qué se esconde detrás de aquella “señora de piedra”, como muchos la llaman. ¿Quiénes la hicieron posible y dónde encontraron el aliento para una obra así? ¿Qué la caracteriza? ¿Cuál es su significado?

 

Características de la catedral de Notre Dame

 

De acuerdo con Andrea Imaginario, Licenciada en Artes y magíster en Literatura Comparada, la catedral de Notre Dame de París se construyó en medio de calles estrechas y muchas viviendas, nada que ver con el espacio abierto que hoy la rodea. Cualquier mortal que se asomara a la puerta de su casa antes del siglo XIX, sentiría de inmediato la incontestable grandiosidad de aquella masa llena de símbolos, leyendas e historias.

En su artículo publicado en el protal Cultura genial, señala que por ende, la primera característica resaltante de esta obra es su monumentalidad y su poder simbólico, pero en honor a la verdad, así solía ser el arte gótico. Con una visión de mundo teocéntrica, cada espacio de un edificio gótico era diligentemente cuidado y, aunque no tuviera una función, recibía la detallista atención de artesanos que creían que Dios los observaba.

No es de extrañar la profusión de detalles singulares en cada tramo, incluso aquellos inaccesibles o sin propósito definido. A aquella generación no le importaba que el ojo humano viera los detalles del esfuerzo, apenas le importaba que lo viera el Eterno. La mentalidad de sus constructores fue esta: darle toda dignidad a la obra como ofrenda a Dios. Por eso, el arte gótico es una oración de piedra.

La oración comienza desde que se dedica la catedral a la Virgen María o Notre Dame (Nuestra Señora, en francés). El culto mariano alcanzaba por aquellos años su punto más álgido. María, la madre de Dios, encontraba resonancia en una sociedad en que la mujer, cada vez más sola a causa de las cruzadas, se involucraba en la espiritualidad de un modo diferente.

Esto coincidía con el nacimiento del humanismo teológico, que abría paso a la percepción de un Dios más próximo y a la reivindicación del mundo sensible (la creación) como expresión de la luz divina.

La oración se expresa tanto en los nuevos recursos arquitectónicos que buscaban luz y altura como en las artes plásticas integradas al edificio. Bóvedas de crucería, contrafuertes, arbotantes (creados justamente para Notre Dame), vitrales y rosetones se unieron al poder de un arte cada vez más naturalista, que hizo posible expresar la fe renovada del pueblo hacia su Dios.

 

 

 

Izquierda: Planta de Notre Dame. Derecha: Elementos arquitectónicos exteriores.

 

La planta de la catedral Notre Dame tiene forma de cruz latina. La nave principal tiene de un total 127 metros de largo y 48 de ancho. El transepto, particularmente corto, tiene 14 metros de ancho y 48 metros de longitud, es decir, la misma medida del ancho de la nave. Se distingue una nave principal y 4 laterales, para un total de 5 naves con doble deambulatorio. A su vez, la edificación alcanza en la aguja una altura máxima de 96 metros y una superficie total de 5500 m².

 

Fachada principal

Base de la fachada occidental. De izquierda a derecha: Pórtico de Santa Ana, pórtico del Juicio Final y pórtico de la Virgen María.

La fachada occidental de Notre Dame se compone básicamente de tres secciones horizontales. En su base, tres pórticos preparan la entrada de los fieles a un espacio interior absolutamente subyugante. Los tres pórticos, aunque semejantes, difieren en los procesos de creación, las dimensiones y los temas, tal como se expresa en los tímpanos respectivos.

 

TÍMPANO DE SANTA ANA

Pórtico de Santa Ana. Detalle del tímpano.

 

El primer tímpano (izquierda) está consagrado a Santa Ana, madre de María. Gran parte del tímpano no es original, sino que fue recuperado de otra iglesia y reutilizado. Eso explica el hieratismo de la sección alta del tímpano, propio del estilo tardorrománico. Así, la Virgen María, dispuesta como la theotokos, luce rígida en su trono con el niño.

En la franja del medio se observa la representación de la vida de María y, en la inferior, la representación de Santa Ana y San Joaquín. Las historias de Santa Ana y San Joaquín, al igual que la infancia de María, se documentaban entonces a la luz de los evangelios apócrifos.

 

TÍMPANO DEL JUICIO FINAL

Pórtico del Juicio Final.

El pórtico central está dedicado al Juicio Final. Cristo como juez preside el tímpano en la franja superior, flanqueado por dos ángeles a cada lado, y al lado de estos, San Juan (derecha) y la Virgen María (izquierda). En la franja del medio se puede ver a los elegidos que llevan una corona. Al lado contrario, los condenados. En el centro de la franja, el arcángel San Miguel porta la balanza de la justicia, mientras un demonio intenta inclinarla a su favor.

La franja inferior representa la resurrección de los muertos en el final de los tiempos y fue reconstruida por el arquitecto Eugène Viollet-Le-Duc en el siglo XIX. Cada personaje se encuentra ataviado con los atributos de su ocupación u oficio. En el parteluz vemos a Cristo bendiciendo. En las jambas de los lados, los apóstoles completan el grupo. Debajo de cada uno de ellos, se representan los signos zodiacales.

Entre tanto, las arquivoltas del tímpano redundan en elementos alegóricos del cielo y el infierno. Podemos ver los demonios torturando a las almas en el lado derecho, a la altura de la franja inferior del tímpano. En el lado izquierdo vemos la representación de los bienaventurados como niños. En el resto de las arquivoltas, ángeles, patriarcas y santos.

 

TÍMPANO DE NUESTRA SEÑORA

 

Pórtico de Nuestra Señora.

Esta sección sufrió importantes mutilaciones durante la Revolución Francesa, y tuvo que ser restaurada en el siglo XIX.  La puerta está dedicada a la Virgen María. Es presidida por la escena de la coronación de la Virgen en la franja superior.

En la franja del medio, se representa la dormición de la María, quien yace en una cama acompañada por los apóstoles, mientras los ángeles elevan su alma al cielo. En la franja inferior, los patriarcas que sostienen o custodian un baldaquino con el arca de la alianza y las tablas de la ley.

En el parteluz, aparece la Virgen María con el Santo Niño en brazos. En las jambas, varios personajes como reyes o patriarcas. Destaca a la izquierda la representación de San Denís, quien sostiene su cabeza en sus manos, en alusión a su martirio.

 

GALERÍA DE LOS REYES Y GALERÍA DE LAS QUIMERAS (GÁRGOLAS)

 

Galería de los reyes

 

La galería de los reyes, situada en la sección media de la fachada occidental, fue elaborada en la Edad Media, y representa un grupo escultórico de 28 figuras reales de Judea e Israel. La galería de los reyes, al igual que parte de los pórticos, sufrió importantes destrucciones en tiempos de la Revolución Francesa, ya que los revolucionarios pensaban que los personajes eran los reyes de Francia.

El arquitecto  Eugène Viollet-leDuc, quien como hemos visto recibió el encargo de restaurar la catedral, no se limitó a una restauración. También creó y recreó elementos nuevos. Por un lado, Viollet-le-Duc incorporó su rostro en alguno de los retratos de los reyes. Por otro lado, valiéndose de la imaginación y con base en la fantasía romanticista del siglo XIX, el arquitecto adaptó los restos de la galería de las gárgolas a figuras monstruosas y fantásticas.

En la fachada norte, orientada hacia la rue du Cloitre, vemos una de las puertas del transepto. El pórtico está enmcarado en un gablete, un tipo de remate triangula y peraltado, que suele usarse para decorar los vanos y ventanas de las iglesias góticas. En este caso, cada fachada tiene un conjunto de tres gabletes, debidamente jerarquizados.

En el pórtico, se representa a la Virgen con el Niño en el parteluz, pero la escultura está incompleta. El tímpano está dedicado al monje Teófilo de Adana, cuya historia representa en las franjas superior y media.

Cuenta la historia que Teófilo de Adana era un monje que había recibido el encargo de convertirse en abad, pero prefirió seguir siendo arcediano. El nuevo abad lo retiró de su cargo y Teófilo, desesperado, pactó con el diablo con la ayuda de un judío, a fin de imponerse sobre el abad. Visto el daño que había hecho, Teófilo se arrepintió y se liberó por el auxilio de la Virgen María.

En el registro o franja inferior, se representa la infancia de Jesús: su nacimiento, la presentación en el templo de Jerusalén, la matanza de los inocentes y la huida a Egipto.

Fachada Norte

Al igual que la fachada norte, el pórtico de la fachada sur, el otro extremo del transepto, está coronado por un gablete. El pórtico dedicado a San Esteban y, al igual que todos los anteriores, está conformado por tres registros. En el registro superior, puede verse a Jesús junto a sus ángeles contemplando el martirio de San Esteban. Los registros inferiores relatan la vida y martirio de San Esteban.

 

La puerta roja

La puerta roja es una puerta usada en Notre Dame para facilitar el paso de los religiosos del claustro hacia la iglesia y, particularmente, hacia el área del coro, a fin de celebrar los “maitines” en horas de la madrugada. Fue construida en el siglo XIII y está coronada por un complejo de gabletes. Ya que su uso es “interno”, la puerta es más pequeña que las demás y el tímpano más simple.

Atribuido al maestro Pierre de Montreuil, el tímpano está dedicado a la coronación de la Virgen María. A cada extremo del tímpano aparecen los donantes que lo financiaron: el rey San Luis y la reina Margarita de Provenza, su esposa.

Alrededor del tímpano se ve una única arquivolta en honor a San Marcelo (Saint Marcel), obispo de París hacia el siglo IV, cuyo relicario estuvo resguardado en la catedral hasta la Revolución Francesa. Su vida está representada en diferentes escenas que inician con el bautismo por inmersión, e incluyen algunas leyendas populares, como aquella según la cual Marcel habría derrotado a un dragón que devoraba mujeres de mala reputación, apenas con su báculo de obispo.

El techo de Notre Dame se encuentra sostenido por una armazón de madera que recibe el nombre de “el bosque de Notre Dame”. La razón de este nombre se halla no solo en lo numeroso de las vigas, sino en que cada una de ellas fue un árbol de roble entero, muchos de ellos con cientos de años de antigüedad.

Sobre el techo de la catedral de Notre Dame destaca la aguja. Esta aguja fue añadida en el siglo XIX por Viollet-le-Duc, en sustitución de una antigua aguja tipo campanario, que había sido colocada hacia el año 1250 pero fue desmantelada a finales del siglo XVIII.

Viollet-le-Duc reprodujo una serie de estatuas en bronce de los doce apóstoles, quienes vigilan la ciudad desde lo alto. Uno de ellos, Santo Tomás, sería el mismo Viollet-le-Duc quien, de espaldas a París, vigila la aguja. De esta manera, Viollet-le-Duc se convirtió a sí mismo en un custodio inmortal del edificio sagrado.

En el interior de la catedral, se despliega un techo resuelto con bóvedas de crucería, que se forman al cruzar dos arcos apuntados. Las nervaduras de estas bóvedas distribuyen el peso hacia los pilares. Gracias a esta técnica arquitectónica, lograron eliminarse los muros pesados y abrirse vanos en ellos para crear ventanas para un efecto celestial. En la fotografía anterior pueden notarse los tres niveles de alzado de la catedral.

No es difícil imaginar el impacto emocional de aquellas luces coloridas provenientes de los vitrales, en una época en que la única fuente de iluminación interior provenía del fuego. Uno de los elementos característicos de Notre Dame son sus hermosos rosetones, presentes en la fachada occidental, en la fachada norte y sur. El del norte estaría dedicado a la Virgen María y el del sur estaría dedicado a Jesucristo.

 

ARTE LITÚRGICO Y DECORATIVO

 

Tablas policromadas de la juba de Notre Dame, adyacente al coro.

En el arte gótico, escultura y pintura están al servicio de la arquitectura, y aunque carezcan de una función litúrgica, siempre tienen una función educativa y propagandística. Dentro del conjunto de Notre Dame, destaca una jube, es decir, una especie de muro que rodea el coro y lo enmarca dentro de la planta. La jube está decorada con tallas de madera policromadas, que relatan diferentes ciclos de la vida de Jesús. Estos fueron pintados a lo largo del siglo XIV.

La sección norte fue supervisada por Pierre de Chelles y aborda la vida de Jesús desde la infancia hasta su pasión y muerte. Fue elaborada entre 1300 y 1318. La sección sur fue supervisada por Jean Ravy y, a su muerte, por su sobrino Jean le Boutellier. En ella se representan las escenas posteriores a la resurrección, un tema menos desarrollado en la iconografía de aquella época que los anteriores. Fue elaborada entre 1344 y 1351.

Asimismo, como parte de la interpretación de la estética de la luz, la catedral está dotada de una colección de arte litúrgico en piedras y metales preciosos, cargados de color y brillo. Ninguno de ellos ha quedado en desuso, ya que se considera fundamental mantener viva la razón de su existencia.

Historia de la catedral de Notre Dame

La catedral de Notre Dame comenzó a construirse en el año 1163 y finalizó en el año 1345. Hablamos de casi dos siglos de trabajo infatigable, generaciones enteras que vivieron al servicio de esta magnífica obra, sin mayor interés que dejar el testimonio de su fe inscrito en la piedra. De eso se trata justamente el arte gótico: una ofrenda literalmente elevada al cielo.

La Isla de la Cité de París, emplazamiento de la catedral, es una pequeña isla situada en el medio del río Sena, que siglos atrás había sido un lugar de culto celta y romano. Incluso en ella había un templo dedicado a Júpiter.

Tras la cristianización de Europa, se construyó también una iglesia románica conocida como Saint Etienne, pero con el cambio cultural que hizo posible la formación de ciudades, pronto apareció el interés por construir una iglesia acorde a los nuevos tiempos. Esta sería la catedral gótica de Notre Dame.

El proyecto fue impulsado por el obispo Maurice de Sully durante el reinado de Luis VII. Contó con el apoyo del rey y la participación económica de todas las clases sociales de París, gracias a lo cual el trabajo no sufrió interrupciones. Se inspiró, como era propio en la época, en el modelo de la abadía de Saint Denis, donde el abad Suger había aplicado por primera vez la llamada “estética de la luz”, corazón del arte gótico.

 

Etapas de construcción, transformaciones y restauraciones de Notre Dame

1163: Inicio de la construcción.

1182: la catedral comienza a prestar servicios religiosos al concluir área del coro.

1182-1200 aprox.: culminación de la nave principal.

Inicios del siglo XIII: construcción de fachadas y torres.

1250-1267: culminación del transepto (trabajo de Jean de Chelles y Pierre de Montreuil).

1250: instalación de la primera aguja.

1345: fin de la construcción.

1400: instalación de la campana en la torre sur.

Siglo XVII, reinado de Luis XIV: destrucción de los vitrales para sustituirlos por decoración barroca.

1630-1707: elaboración de un total de 77 pinturas de las que solo se han recuperado 12.

Siglo XVIII, Revolución Francesa: saqueo y destrucción parcial de la catedral por parte de los revolucionarios. Deterioro causado por su uso como almacén de alimentos. Extracción de las campanas para hacer cañones con el hierro fundido.

Siglo XIX: proyectos de restauración a cargo de Eugène Viollet-le-Duc y Jean-Baptiste-Antoine Lassus.

1831, dato curioso: Víctor Hugo publica la novela Nuestra Señora de París.

1856: instalación de 4 campanas nuevas en la torre norte.

AM.MX/fm

Artículos relacionados