Adrián García Aguirre / Cdmx
*El recinto alberga las exposiciones más importantes del país.
* ”Es un cuerpo, una entidad viva”: Héctor Meza.
*El sitio cultural de mayor relevancia en México.
*Se trata de un edificio con más de un siglo de existencia.
*La exposición de Claude Monet, su más exitosa muestra.
La Plaza Manuel Tolsá de la Ciudad de México es diariamente transitada por centenares de personas, como eje de una serie de sitios culturales tan populares como importantes para un país que tiene una historia tanto o más rica que cualquiera otra en el mundo.
En ese punto -a una calle del Palacio de Bellas Artes- están el Museo Nacional de Arte (MUNAL) y el Palacio de Minería, además de estar ubicados algunos restaurantes emblemáticos de la capital de la nación como Los Girasoles y El Cardenal de Roberto y Marcela Briz.
Uno de sus más grandes éxitos desde que existe, fue la exposición de Claude Monet, Luces del Impresionismo, que reunió a miles de personas que durante varios fines de semana, pacientes, hicieron fila frente a la fachada del museo.
Tanta fue la cantidad de personas que se presentaron al primer día de esa muestra, que rodearon el recinto en espera de poder ver a las obras del artista francés.
Para que el sinfín de espectadores pudieran pasear tranquilos en los pasillos del edificio, que tiene más de un siglo de haberse construido y que es una obra de arte en sí misma, hay un equipo que hace malabares todos los días.
Los trabajadores se esmeran para arreglar goteras, humedades, dejar todo en óptimas condiciones y así permitir mostrar la magnificencia del edificio, así como a las piezas provenientes de todas partes del mundo.
Porque, a pesar de ser una obra excepcional respecto a diseño, ingeniería y materiales usados, el tiempo no pasa en vano y sus más de cien años en pie se perciben en sus muros.
La importancia del lugar es tanta como las obras que alberga, pues el Museo Nacional no sería lo que es, si no fuera por el palacio que resguarda las obras, en un edificio que es motivo de visita de muchas personas que deciden entrar en él y explorar sus imponentes escaleras o las pinturas que hay en los techos.
“El Museo Nacional es una obra de arte en sí misma” dice Héctor Meza, ex curador del sitio, y añade que “lo mismo tenemos que atender la envergadura de una exposición que tenga una buena museografía, que sea accesible y dinámica, pero también debemos cuidar el inmueble, pues sin él no somos museo, sino un resguardo de obras”.
Todos los días hay labores que ocupan y misiones a resolver, y la actual es, por ejemplo, que se vuelva a habilitar el Patio de los Leones, en el corazón del edificio, para poder tener eventos culturales que permitan obtener fondos para mantener el recinto.
“El edificio es un cuerpo, una entidad viva, orgánica, que está hecha de piedra, de madera, de vidrio. Todos los materiales reaccionan. Como nosotros tenemos que ponernos crema, ir al médico, con el edificio pasa igual, pero ¿qué sucede? Que es carísimo”, cuenta Meza.
Y sobre todo, en un edificio como el museo, todo es detalle y lujo, un palacio en todo el sentido de la palabra, establece el especialista en historia del arte.
Desde la fachada llama la atención: la vista de la entrada es interrumpida y adornada por la estatua ecuestre de Carlos IV, popularmente conocida como El Caballito, también convertida en un referente del centro capitalino.
En el interior del Museo Nacional de Arte (MUNAL), los elementos decorativos son tantos que no se alcanzan a descubrir, e incluso curadores experimentados como Héctor Meza cuentan que, a pesar de haber recorrido el inmueble por años, aún tiene descubrimientos por hacer.
Sobre todo por las obras que complementan el museo: pinturas en el techo y en los muros, capiteles de pilastras en donde abundan los símbolos que refieren a los transportes por haber albergado a la Secretaría de Comunicaciones, y a la masonería.
Además existen las firmas de autores italianos, franceses, alemanes, mexicanos y de otras nacionalidades, hasta picaportes con figuras también que hacen referencia a México como nación desde tiempo históricos, anteriores a la Independencia en 1821.