Cada 24 de septiembre se conmemora el Día Mundial de los Gorilas, una fecha para reconocer las grandes habilidades estos primates originarios de África, que siguen siendo perseguidos por la caza furtiva.
Muestra de ello es Koko, la famosa gorila del Zoológico de San Francisco que fue reconocida a nivel mundial por su habilidad para comunicarse en lenguaje de señas. Te presentamos a continuación de historia.
Koko, una gran alumna
Hanabi-ko (niña de los fuegos artificiales) en japonés, más conocida como Koko, nació el 4 de julio de 1971 en el zoológico de San Francisco, presagiando una vida llena de sorpresas.
Sería en 1972, cuando la investigadora y estudiante de psicóloga Francine “Penny” Patterson, se interesó en Koko para enseñarle el lenguaje de señas americano y verificar si era posible realizar este experimento en gorilas.
El entrenamiento, que comenzó al año del nacimiento de Koko, consistía en enseñarle gestos y palabras simples a la gorila que pudiera ejecutar con sus manos. Posteriormente, Patterson y su colaborador, Ronald Cohn, fundaron la organización The Gorilla Foundation en 1976, para realizar estudios de comunicación entre especies.
El aprendizaje de Koko avanzó rápidamente. A sus 3 años, había expandido su vocabulario con más de 200 señas nuevas. Posteriormente, al cumplir 8 años, Koko se mudó a los Montes Santa Cruz, California , con Patterson y Cohn, siendo una sensación en ese estado por sus grandes avances.
Aparición en National Geographic
A lo largo del transcurso de su vida, las habilidades de Koko para comunicarse fueron mejorando, llegando a adquirir un vocabulario mayor a 1000 señas y la habilidad de entender 2000 palabras en inglés.
Ante esto, su popularidad fue innevitable, llegando a aparecer en la portada de la revista de National Geographic en dos ocasiones: la primera de ellas, en 1978, con una fotografía que se tomó a sí misma frente a un espejo; y la segunda vez en 1985, donde aparece Koko con un gato que cuidaba como su mascota.

Koko se convirtió en el miembro más impactante de su especie, logrando con ello que el interés por proteger a los gorilas frente a la caza furtiva creciera en el mundo, siendo además nombrada embajadora de estos animales:
“Koko tocó la vida de millones como embajadora de los gorilas, y como ícono para la comunicación entre especies e ícono de la empatía”, señaló The gorilla foundation, en un comunicado.
Koko, la sensibilidad de un gorila
Siete años más tarde, cuando su gatito All Ball, murió atropellado, los gestos y actitud de Koko ante esta pérdida fueron evidentes. De acuerdo con Cohn, el primate ignoraba la noticia cuando se la comunicaron, intentando evadir la realidad.
Asimismo, comenzó a emitir un lamento gutural, mismo que había hecho cuando era una cría y estaba sola en una jaula, evidenciando con ello su tristeza por la pérdida de su mascota.
Después de ello, Koko tuvo a otros gatos que cuidaba con ternura, mientras los llamaba bebés o gatos suaves en lengua de signos. Esta actitud de Koko y su amor por los animales, mostró su sensibilidad extrema.
Un legado sobre la importancia del cuidado de los gorilas
La investigación y el trabajo con Koko, y otros gorilas, reveló que los grandes simios poseen habilidades lingüísticas similares a los niños pequeños.
De igual manera, su comportamiento no solo reveló similitudes con los humanos en relación al lenguaje, sino también en lo emocional.