Ciudad de México.- En un Movistar Arena repleto y con un ambiente cargado de nostalgia, Joaquín Sabina ofreció un concierto que quedará grabado como una despedida histórica. A sus 76 años, el cantautor nacido en Úbeda expresó “un adiós enormemente agradecido” por haber visto “crecer sus canciones”, que “de un modo misterioso” se instalaron “en la memoria sentimental de varias generaciones”.
Durante más de dos horas, Sabina recorrió distintas etapas de su vida musical, sin ocultar las lágrimas que también compartieron sus músicos y gran parte del público. Las ovaciones se extendieron incluso después del último acorde, evidenciando una conexión que se ha forjado a lo largo de casi cinco décadas de trayectoria.
Canciones que revisitan décadas de su historia artística y personal
El repertorio abarcó piezas de sus diecisiete álbumes, desde sus inicios en los años setenta hasta temas que acompañaron generaciones enteras. Entre ‘Yo me bajo en Atocha’ y la emblemática ‘Princesa’, la interpretación final de la noche, Sabina ofreció 23 canciones, cuatro de ellas interpretadas por integrantes de su banda.
La tan coreada ‘Calle Melancolía’ tuvo un peso especial. El artista recordó que fue la segunda composición de su vida, escrita hace cuatro décadas, y que decidió incluirla en esta gira tras “mirar en el baúl de las canciones antiguas, oxidadas y semiolvidadas”. Ese gesto de volver a sus raíces resumió el espíritu de una velada que mezcló nostalgia, gratitud y reposada honestidad.
Relatos íntimos que conectaron al público con su proceso creativo
Uno de los momentos más celebrados llegó cuando Sabina compartió el origen de ‘Bulevar de los sueños rotos’. Recordó cómo Chavela Vargas le contó que vivía en ese “bulevar” y cómo él lo interpretó como un regalo poético que merecía convertirse en canción.
“Me puse a escribirla en el cuadernillo que siempre llevo encima, y antes que a nadie tuve el honor de cantársela a Chavela Vargas los dos solos, mirándole a los ojos”, relató antes de iniciar el tema con el público de pie. La anécdota reforzó su faceta más íntima, aquella que siempre ha estado ligada a experiencias compartidas y a amistades profundas.
Un cierre escénico que abre un nuevo capítulo fuera de los escenarios
Aunque Sabina se despidió de los escenarios, no pretende abandonar la creación artística. En 2024 anunció su intención de dejar los grandes recintos, y el público agotó más de 200 mil entradas en menos de 24 horas solo para su gira en España.
Este retiro llega después de enfrentar diversos problemas de salud, incluidos episodios graves como el accidente de 2020 en el entonces Wizink Center. Ahora, Sabina opta por un punto y aparte, alejándose de los escenarios pero sin renunciar a la música que lo ha acompañado toda su vida.
Su concierto final no solo cerró una gira, sino una etapa completa. Y, como quedó claro en cada aplauso, su obra seguirá resonando mucho más allá de esta última noche.
AM.MX/CV
