Sergio Gómez Montero*
los delicados dedos de las mujeres
siguen la danza
de las agujas
R. Vélcheva: “En el filo de la aguja”
Mucho, sin duda, hay que comentar hoy de cuestiones políticas en el país, que lo mismo tienen que ver con la violencia criminal con que actúan los cuerpos policiales del país (y no sólo los de Tulum), que con la impericia del actual presidente del Instituto Nacional Electoral, quien obviamente mal asesorado (¿por Ciro Murayama, por Edmundo Jacobo?) está exponiendo a la institución a su cargo a la desaparición, vía fast trak, toda vez que constitucionalmente se opte por otra que arbitre más neutral y objetivamente los comicios que se celebran en el país.
Pero, no sólo eso preocupa, claro. El ambiente político da para eso y mucho más, toda vez que se viven de nuevo, como sabemos, tiempos electorales y, por ende, tiempos álgidos en las cuestiones políticas que se registran de manera cotidiana en el país, las que, luego de dos años, siguen girando en torno a la personalidad de AMLO, quien desde hace más de 18 años es la principal atracción de todo lo que sucede en cuestiones políticas de la Nación. El peso de su personalidad es tanto, que de hecho borra a todo lo que sucede a su alrededor…, incluyendo en esa borradura, hoy, a su propio partido político, del que sólo se sabe cuando aparece vinculado a la figura del tlatoani de Palacio.
Es decir, hasta hoy no se sabe nada de Morena si no se le vincula a la figura mencionada: AMLO es quien da vida a ese ente amorfo y sin sentido que es hoy el partido mayoritario del país por obra y gracia no de lo que hace, sino por la identificación que el votante hace de Morena con AMLO y que es lo que explica la mayoría cameral de ese Movimiento en el Legislativo, lo cual lleva a preguntar si no es ya tiempo de que Morena comience a caminar por sí mismo, pues el 2024, cuando ya no esté López Obrador, puede ser un año fatídico electoralmente para él, toda vez que el partido, ya desde hoy, no ha sido capaz de frenar a corruptos y vandálicos como Bonilla Valdez en Baja California, quien, con la mano en la cintura (manipulando a su antojo lo que Julio Hernández denomina dedencuestas) impuso con toda libertad desde la candidata a gobernadora que lo va a suceder (es un decir, pues él la seguirá manipulando y manipulando así, corruptamente, al estado), hasta las listas de presidentes municipales y diputados y diputadas a contender y ganar desde ya en el estado. Es decir, Morena no parece hoy capaz de tomar la estafeta política tan pesada que implica, dualmente, por un lado continuar la política de cambio social iniciada por el régimen de la 4T y por el otro lado, sobre todo, ganar limpiamente los comicios electorales del año mencionado.
Esa inexistencia de partido político que imponga reglas claras y honestas en un campo tan disputado y álgido como el de las contiendas políticas, es hoy uno de los graves baches que afectan a la vida política del país, la que se caracteriza por su suciedad y podredumbre, pues ella, alimentada hoy por una mercantilización brutal (en cuánto te vendes: eso es lo que vales) ha perdido su sentido de ser garante del orden público que debiera prevalecer en todas las sociedades humanas.
Lejos, cada vez más lejos estamos de que la política se ejerza con honradez y pensando en el bien público.
*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
gomeboka@yahoo.com.mx