Sergio Gómez Montero*
Estoy esperando que la hija de un mártir valiente
Se ponga de pie y grite
Toma tu patria
M. Al-Hayyat: “Introspectiva”
No hay, cuando hay poder (legal o ilegalmente constituido), poder absoluto. Siempre, por un pequeño resquicio (que a veces se convierte en un hoyanco), asoma una pizca (que se puede volver en montón) de oposición, para así darle sabor al caldo. El poder, cuando es un poder sin sentido, trata siempre de pasar por alto a la oposición: no la toma en cuenta, pues considera que no tiene estatura para enfrentarse con él, por eso escabulle el bulto y guarda un silencio despectivo (a veces alimentado, contradictoriamente, con el oro de los chayotes y cochupos) que él considera lo más sabio al respecto.
Pero hoy no sucede así, sino que el poder baja a la calle y trata de discutir de tú a tú con sus críticos, tratando sobre todo de que la crítica, provenga de donde provenga (y sea o no una táctica preconcebida, como hoy), se sustente en ideas y juicios razonados y sustentados y no en mentiras e inventos que poco ayudan a que la opinión pública no se desoriente ni mareada por lo juicios del poder ni soliviantada tampoco por los inventos de la oposición. Eso es lo nuevo hoy entre nosotros: tenemos la oportunidad de elegir entre los juicios del poder (las poco ceremoniosas “mañaneras”) y los juicios de quienes se oponen a él. Nuevo, también, el que todos tienen libertad para dar a conocer sus puntos de vista y todos tenemos oportunidad de elegir, conformándose cada vez con mayor claridad las posiciones de combate de quienes se oponen al poder y de quienes combatimos junto a él. Nadie se llama a engaño. Creo. Nuevos tiempos y nuevas formas de combatir con las ideas, ya no con las armas en la mano, como cuando hubo miles de muertos y desaparecidos en este país por la guerra sucia que sufrimos.
¿Qué tanto es sano que hoy, poder y oposición, combatan así? Difícil precisarlo, porque, por decir algo, se pueden perder amigos (¿o no AMLO y Aristegui?) que no vale la pena hacerlo, pues, aquí se piensa, hubiera valido la pena que esa amistad siguiera, pero si de por medio va la verdad, ni modo, más vale guardar las distancias y que cada quien sustente sus posiciones con todas las razones que se tengan al alcance, pues en términos de lucha ideológica la finalidad es siempre derrotar, con todo, al enemigo. Otra es la lucha de ideas, en donde la finalidad es sólo dilucidar quién tiene la razón. Pero eso, no es momento aquí de discutirlo. Lo importante aquí es reconocer como hoy, entre nosotros, nuevas son las formas de dialogar con el poder, porque éste, en su nueva posición, insisto, no es un poder pasivo sino dialogante, que se coloca al mismo nivel de sus opositores, tratando siempre de que el tercero en discordia (la opinión pública), trate de establecer de parte de quién está la razón, para así saber hacia dónde inclinarse. El método, hasta hoy, ha favorecido al poder, quien aún ahora, cuando la oposición puede expresarse sin cortapisas, mantiene un nivel de aprobación muy alto.
En fin, nuevos tiempos y nuevas formas de dialogar entre nosotros, mientras América Latina también sigue cambiando: en Honduras, Xiomara Castro va adelante en el conteo electoral, mientras en Chile los sondeos previos a las elecciones se inclinan cada vez más por el joven Gabriel Boric, una tendencia que ojalá y se consolide en el próximo proceso de votaciones.
*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
gomeboka@yahoo.com.mx