jueves, abril 25, 2024

ISEGORÍA: Una tensión inútil

Sergio Gómez Montero*
Un sastre especialista en púrpura
había encerrado a tres santas mujeres
F. García Lorca: “Crucifixión”

Tenso, caliente; el hervor de la olla no cesa: todos, pareciera, quieren sacar raja en esta hora de conflictos sociales que no se logran explicar y cuyo sobrepeso social parece ser ficticio. Como sea, pero el trompo no cesa de girar, a pesar de que la cuerda es corta, como si ese fuera el objetivo central de la vida diaria: vivir en una tensión continua con la finalidad aviesa de hacer tronar a un gobierno que busca ser diferente a los que le han precedido, particularmente los últimos 36 años de capitalismo salvaje o de neoliberalismo. Enfrentar menor tiempo a mayor peso social de los problemas para así crear tensiones reales o ficticias pareciera ser hoy la estrategia de los críticos del régimen (que se siguen cobijando bajo el amparo de los medios o haciéndose los encobijados, que es lo mismo) para ver si, en una de esas, como es su finalidad, hacen tronar al sistema, bien sea gracias a las presiones que está generando tanto dentro como fuera del país un capitalismo al que cada vez le cuesta más trabajo salir adelante.
Frente a esta embestida política que parece ser una ola continua, uno se pregunta: : ¿tiene caso seguir con la misma política de comunicación social –informar cotidianamente para así contrarrestar esos embates de la ola continua de ataques– que tanto expone a la figura presidencial a ser continuamente hostigada sin necesidad aparente de estar así en el aparador? Sin duda, son maneras diferentes de dimensionar a la comunicación social en un momento de alta tensión social, y desde luego ambas son válidas y lo que está en cuestión es cuál de ellas pareciera ser, en este momento, la más adecuada para disminuir el hervor de la olla a presión en que pareciera estar convertido el país.
En efecto, si Maquiavelo no mentía, las similitudes y paralelismos entre guerra y política son muchos, lo que origina el que se entremezclen más de una vez las lecciones de ambas, y así, por ejemplo –esto lo aprendí en la Universidad Autónoma de Sinaloa, de parte de un maestro a quien mucho estimaba–, el arte de la evasión es una táctica que, en cuestiones de política, es, de manera eventual, totalmente válida (lo repito con Lenin: un paso adelante y dos pasos atrás) y nada tiene de vergonzoso si se ejecuta en tiempo y forma, lo cual nos hace ver, así, las complejidades de la acción política, sobre todo si, como hoy en el país, ella busca, por parte de los enemigos de AMLO, destruir a éste tanto a través del caso de Lozoya, o feminicidios, o Fátima o lo que sea, pero todo pareciera tener ese objetivo, bien sea echándoles el carro encima a Monreal, Ebrard o Sheinbaum o directamente a él; la cosa es mantener viva la inquietud para así demostrar que supuestamente no se sabe gobernar. Es decir, maquiavélicamente hablando, en política todo se hace con doble intención.
En términos de gobierno, saber de política, maquiavélica o no. es una cosa esencial y necesaria…, creo, ¿no?

*Profesor jubilado de la UP
gomeboka@yahoo.com.mx

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