miércoles, abril 24, 2024

ISEGORÍA: Un país burbujeante

Sergio Gómez Montero*
Hemos ido acumulando corazones en nuestro corazón,
palabras en nuestra voz quebrantada por azadones.
Hemos dejado huellas por todos los caminos
J. Vian: “Nada permanece tanto como el llanto”

Hay de burbujas a burbujas. Hay de champán y de agua hirviendo. Las primeras corresponden a una fiesta de lujo; las segundas a un país desconcertado, indeciso, que no sabe realmente hacia dónde jalan las corrientes de un mar embravecido. ¿Qué tipo de burbujas son las que hoy se vislumbran en el panorama de la nación? Desde luego, de fiesta no son si tomamos en cuenta que si bien el país no arde, el país ardido por flamas diversas manifiesta inquietud, comenzando desde un avión que nadie sabe para qué se rifa, hasta una cena de amistad –tamales y champurrado de por medio– con los dueños del dinero del país, quienes ya compraron la mitad de los boletos de la rifa de un avión, que según información disponible, Banobras hasta hoy aún no termina de pagar. De allí entonces, ¿luego de pagar la deuda, cuánto quedará de dinero disponible para quien gane la rifa?
Como sea, pero el país, como varios países del área, no está en calma y eso lleva a pensar a uno, como analista político que es, a qué puede suceder en la región –Argentina, Bolivia, Guatemala, Venezuela y… México– si las cosas siguen como están: ardiendo a fuego lento y los países del área burbujeando. Así, hasta hace poco (piénsese precisamente en Bolivia) en el asalto al poder que, al margen de la ley, realizaron las fuerzas armadas, con un pretexto que antes, ni ahora ni nunca ha sido ni será válido: imponer el orden, cuando en realidad lo que impera de allí en adelante es el desorden, por actuarse precisamente al margen de la ley, como desde años atrás lo describió David Viñas en su libro Hombres de a caballo..
De ahí el problema de mantener a un país burbujeante porque el agua está a la lumbre y se pasó de hervir. ¿Para qué entonces abrir la opción de que los ejércitos intervengan? ¿No se podrá ahora abrir la opción de tranquilito te ves más bonito? Desde luego, no es sólo culpa de los gobiernos de transición la inquietud que prevalece en esos países. Hay fuerzas que, con las acciones de esos gobiernos, ven amenazados sus intereses (la detención de Lozoya, por ejemplo) y comienzan a mover todo lo que está a su alcance para evitar que se socave más el status quo que garantiza su impunidad y por eso la inquietud de las fuerzas armadas, que también verían, en parte, amenazados sus intereses, lo cual no les parecería correcto. De ahí, otra vez la vigencia de las lecciones de Gramsci y su concepto de bloque histórico que nos conduce de manera natural a otro concepto igualmente trascendente, el de “poder”, que se expresa sobre todo a partir de las formas en que se concretan las relaciones sociales y en donde la alteridad (el otro) es altamente significativo.
El poder, pues, en última instancia es lo que está en juego en esta etapa tan ardua y compleja por la que actualmente atraviesa América Latina y en la cual lo que se está expresando en última instancia es una lucha sin cuartes _pero con muchos cuarteles de por medio– entre quienes tradicionalmente han tenido el poder (los militares desde fines del XIX) y quienes hoy lo están disputando: los antineoliberales quienes apenas, con dificultades a principios de siglo XXI están arduamente disputándoselos. La lucha no ha sido para nada sencilla, pues hay que tomar en consideración que con los militares, hoy, militan también dos intereses muy poderosos y relevantes: la fuerza de las burguesía nacionales y los intereses espurios del gobierno estadounidense, quien se niega a toda costa a sacar sus garras de nuestros territorios y de allí su interés por estar siempre aliado a sectores de fuerza latinoamericanos.
No es sencilla pues la situación actual en nuestros terruños. Nunca lo ha sido, pues desde siempre nos ha pesado la vecindad estadounidense. Comenzar a caminar de manera independiente será siempre una tarea, insisto,, muy ardua y muy compleja. Puede, en efecto, que sea mejor cocinar con agua tibia que con agua burbujeante, ¿verdad Arturo Romo?

*Profesor jubilado de la UPN
gomeboa@yahoo.com.mx

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