lunes, junio 9, 2025

ISEGORÍA: Redefinir el presente

Sergio Gómez Montero*
La tarea de escribir periodismo de opinión, creo, es una tarea compleja y complicada, si se trata de ejercer con rigor pero con compromiso, es decir con la creencia de que la verdad está de lado de lo que creemos y por eso defendemos, En otras palabras no hay verdad en abstracto ni tampoco ningún valor humano se basa en la neutralidad, de allí, por ejemplo, la creencia, en la Grecia clásica, de que la justicia es ciega es una falsedad enorme, pues los jueces son personas de carne y hueso que actúan siempre con los ojos abiertos y siempre lo hacen a favor o en contra de aquello en lo que creen. Es inútil pensar en una justicia ciega y sin valores o intereses.
¿Cómo entender entonces el pleito actual entre el expresidente y la actual presidenta de la SCJN, enfrascados en una pugna de justicia nada ciega, sino todo lo contrario: contaminada por visibles intereses políticos? Por principio, pues, eso implica que el aparato de justicia del país, lo que menos es, es neutro, ciego. Que todo lo contrario, él se encuentra atravesado por un cúmulo de intereses (políticos económicos, factuales), que hacen hoy del Poder Judicial un poder que requiere una revisión profunda si es que se quiere funcione con base a los cambios que hoy registra la República y que ubican a la SCJN lejos, muy lejos de lo que sucede en el resto del país y por eso hacen del Poder Judicial un poder así enfrentado al resto del país, como ya se afirmó, y que es lo que hoy enfrenta al exministro Saldívar
–identificado con los cambios sociales actuales– en contra de la ministra Piña –quien se inclina por defender abiertamente, como le he dicho otras veces, los intereses de quienes defienden abiertamente el neoliberalismo–, y ese pleito, hoy, nos da una idea clara y precisa de qué Poder Judicial queremos para la República: uno que defienda los intereses del neoliberalismo o uno que se identifique con los intereses del pueblo, como lo está intentando hacer la 4T.
Pero no sólo allí, hoy, se queda el pleito de ver o no. También tiene que ver el Legislativo, que electoralmente en las elecciones próximas estará en juego (con otros puestos de elección popular) y el cual, sólo con la mayoría calificada, logrará que la ley comience a cambiar de fondo para que, el quehacer público (incluida allí la Justicia) opere más favorablemente hacia los intereses del pueblo, sin violentar de manera excesiva el status quo que le da marco al país. Si eso se llegara a lograr el presente tenderá a modificarse no de manera radical, sino sólo para que la realidad se vuelva como aquella realidad por la cual en 1968 en Tlatelolco y 1971 en Santo Tomás (y otros varios años de aquel entonces en varias partes del país) nos tocó salir a la calle a luchar, al tiempo que estudiábamos o éramos maestros en la universidad.
Es decir, aquel presente por el cual luchamos, apenas hoy se comienza a hacer realidad.
*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada


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