Sergio Gómez Montero*
Podría medir el mundo, acunarlo, transportar
su misterio, sus campanarios de agua de una orilla
a la otra
J. Boccanera: “Cuchara”
Explicar el presente político es relativamente sencillo porque las fuerzas que disputan allí están y están también sus quehaceres. Ver a futuro es más complicado, porque en la conformación de ese futuro converge tanto lo hecho en el pasado así como lo que hoy se hace. No sólo la consulta telefónica es suficiente para hacer la encuesta y dar un resultado para, así, prever lo que pasará a futuro. No es tan sencillo el juego.
Pero mientras sean peras o sean manzanas, el futuro político a corto plazo del país, véasele como se le vea, desde ahora, otra vez, como en el 2018, ya está claro y es previsible: creo que el triunfo de AMLO para este 2021(venciendo todas las triquiñuelas que pueda poner en práctica el INE) es previsible y contundente, por una serie de razones muy sencillas de explicar. Primero, porque AMLO es la figura política más contundente del país, luego de un poco más de 18 años de campaña política y de dos años de un hacer de gobierno magnificado a través de la crítica de los opositores. Segundo, por ser él, AMLO, quien maneja, como considera más conveniente, el aparato político hoy más poderoso del país: Morena y sus adláteres (PT, Verde y PES), lo que hace, hoy, que esa coalición, y alguno de los nuevos partidos, domine con facilidad el panorama político del país (al grado tal de que, por ejemplo en Baja California hoy, se puede dar el lujo de que pierda la candidata de Morena, Marina del Pilar Ávila, a fin de que gane el candidato del PES, ¡Jorge Hank Rhon!) Tercero, porque la oposición carece de propuestas políticas válidas y suficientes como para enfrentar electoralmente al enemigo (muy poderoso) que tiene que enfrentar.
Dado lo anterior, el triunfo de AMLO para este 2021 desde ahorita es muy previsible.
¿Bueno o malo ello para el país? No es sencillo calificarlo. Bueno, sí, porque ello va a garantizar la continuidad del proyecto populista revisionista que enarbola el régimen de transición que conduce a tirones y empujones López Obrador y sus amigos de la 4T, cuya claridad política, de esos amigos, es escasa y por eso se someten sin problemas a la política de eres cuate o te vas, sin vislumbrar y concretar que la crítica fortalece al proyecto y, eventualmente, le hace corregir el rumbo.
De lo esbozado en el párrafo anterior, se desprende la necesidad de seguir construyendo el camino alterno al hoy dominante políticamente. Un camino que vislumbre con verdadera claridad el futuro social a construir, que permita, más allá de los subsidios a la pobreza, atacar de fondo la raíz del problema social del país: resolver la contradicción capital-trabajo para, entre otras cosas, eliminar la injusta polarización de la riqueza que hoy sigue enfrentando la nación. ¿A quién le toca asumir esa responsabilidad? Sin duda. A un partido político que no existe y que es necesario construir desde abajo y a la izquierda.
Sin duda, las elecciones del 2021 nos deben hacer pensar.
*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
gomeboka@yahoo.com.mx