jueves, diciembre 12, 2024

ISEGORÍA: Malestares que duelen

Sergio Gómez Montero*
La vejez en los pueblos.
El corazón sin dueño.
El amor sin objeto
M. Hernández: “Poema”

, Los días pasan de manera diferente. Para nosotros pasan cargados de dudas e incertidumbres (como pasan también para el INEGI), mientras que para otros, quienes habitan o trabajan en Palacio Nacional, el clima es de placidez y calma chicha, al margen de que por enfrente de sus banquetas pasen chirriando llantas los narcotraficantes recién evadidos del reclusorio sur de la capital o como gimientes almas en pena, los jubilados no sepamos qué hacer ni a quién acudir para que se paguen correctamente (en base a salarios mínimos como dicen la Constitución y la Corte que debe ser) nuestras pensiones y con ello podamos hacerle frente a la ola de aumentos que se vinieron encima en enero. El país, pues, está que arde…, pero tranquilo, dicen quienes gobiernan.
En términos de seguridad y economía, por donde se le vea, el país está pasando aceite y hasta hoy no se ve claro ni qué se quiere hacer ni tampoco cuáles son las metas que se busca alcanzar a corto y mediano plaza. ¿En dónde está el plan o documento que lo diga? ¿O se navega así, al ahí se va, esperando sólo que los vientos no nos peguen más en contra, hasta escorar de manera incontrolable la embarcación? Es decir se navega con mucha incertidumbre, haciendo añorar en diversos sectores de la población los viejos tiempos pasados, pues para esos sectores –una pequeña burguesía que anhela sus consumos– está agotado el tiempo de esperar las promesas de que estos, tiempos del fin del neoliberalismo, iban a traer mejoras para ellos. Y no se ve claro, si se comparan los indicadores que dio a conocer el INEGI respecto al crecimiento de la economía (PIB) el año pasado, que virtualmente registró un retroceso del 0.1%, o lo que es lo mismo: recesión y estancamiento, pues el subejercicio del gasto público, gracias a la austeridad, fue de 15,600.3 millones de pesos, dinero faltante que, obvio, afectó al crecimiento del país. ¿En dónde se dijo eso, en qué documento de los archivos de Arturo Romo o Arturo Herrera está guardado ese documento que así lo planificó?
Navegar de tal forma, a la deriva, es grave, pues si eso pasa actualmente en las áreas económicas y hacendarias, la situación, desde luego, no está mejor ni en educación, ni en economía (T-MEC), ni en relaciones exteriores (migración), ni asuntos laborales (outsourcing). Más o menos el barco boga en las cámaras del Congreso y a duras penas en otras áreas del gobierno, pero los malestares cotidianos no cesan y lo más preocupante, si lo de hoy es el mañana nadie queremos pensar ello. Pensar el futuro en momentos de pesimismo nunca es bueno, mucho menos tomar decisiones en momentos de crisis. Si, todo, como cree el capitán, tornará a la calma por más que se agite la UNAM y otras áreas del país. A nadie, en este momento, nos convienen los conflictos.
Bogar en paz, mientras la mar vuelve a ser calma y tersa.
*Profesor jubilado de la UPN
gomeboka@yahoo.com.mx

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